Jacintos en el pórtico

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Como todas las mañanas el joven se levantó, colocó una bata sobre su pijama y salió de su habitación, aún algo adormilado bajo las escaleras lentamente y se posicionó frente la puerta de entrada; justo antes de girar la perilla soltó un suspiro, sabiendo lo que encontraría al otro lado. En cuanto lo hizo se sorprendió por lo que vió, ésta vez no había un ramo o una maceta, ni siquiera habían 2, 3 o 4. Frente a él se encontraban al menos 30 macetas de Jacintos, todas colocadas en su pórtico.

William solace estaba más que acostumbrado a recibir las flores, cada mañana abría la puerta y las tomaba como quien recibe el periódico. No había día que no recibiera, aunque sea, un pequeño ramo.

Él aún recordaba la primera vez que recibió uno, al inicio creyó era una broma, una muy cruel para ser franco; los jacintos eran las flores favoritas de su difunta madre y también las de él por lo que anteriormente cada que era su cumpleaños recibía un arreglo por parte de su madre, el cual recibía en la puerta de su casa pero esa vez no era su cumpleaños ni una fecha especial, pensó que quizá alguien se había equivocado pero no había tarjeta y tras marcar a cada florería de la ciudad, descubrió que ninguna había hecho tal entrega.

Había dejado pasar el incidente pero dos días después volvió a ocurrir lo mismo, y los dos siguientes y los siguientes; Pensó que el recibir las flores era algo temporal pero después de 3 meses recibiendo flores sin parar ya no sabía que hacer, esto había llegado demasiado lejos. Su casa estaba repleta de flores e incluso su pequeño jardín ahora parecía un sembradío. Estaba seguro que podría poner su propia florería de jacintos pero por alguna extraña razón se negaba a regalarlos o venderlos, eran suyos, fuera quien fuese el originario; además cada semana tomaba algunas para llevarlas a la tumba de su madre y darle un poco de vida.

Will pasó ambas manos por su cara pensando en la cantidad de flores que ahora había frente a él. Tomó una a una las macetas y las llevó al interior de su casa donde más tarde se dedicaría a darles un lugar. Estaba por meter una más cuando notó a su vecino, Nico di Angelo, observarlo con una sonrisa en la cara, volvió a dejar la maceta en el suelo y caminó hacia él.

–¿Te gustan las flores?– Nico preguntó en cuanto la distancia entre ellos era considerable para ser escuchado

– ¿Disculpa?– Will estaba desconcertado por la manera tan brusca en que lo preguntó

– Tienes flores y quería saber si te gustan–

– ¡ah! eso es sólo una broma, creo. – Se quedó y un momento observando su casa mientras pensaba si de verdad podría ser una broma. – En fin venía a preguntar si tu sabías algo porque en serio se está volviendo un problema–

– No contestaste a mi pregunta– Will se sentía extraño con Di angelo enfrente de él. Era cierto que vivían a sólo unos pasos del otro pero no habían tenido realmente una relación de vecinos o amigos y a pesar de eso Will disfrutaba verlo a través de su ventana, especialmente cuando regresaba de correr por las mañanas con su perro; Nico era completamente apuesto a los ojos de Solace.  –pregunte ¿si te gustan las flores?–

–Me encantan esas flores, son mis favoritas pero ahora tengo demasiadas y necesito saber quien las manda porque ya no tengo espacio...–

–Fuí yo–

–Y en serio no entiendo el propósito de todo est… espera, ¿dijiste que fuiste tu?– Nico asintió –¿Por qué? No puedo creer que todo este tiempo he estado buscando al culpable y eras tú, me siento tan estúpido– frotó con sus dedos el puente de su nariz –¿puedes decirme por qué?–

–Me gustas, no sabía como acercarme, así que decidí darte flores y a decir verdad pensé que venías porque lo sabías. Además sé que te gusto–

–¿Cómo se supone que sepa que eras tu si nunca dejaste una nota? ni siquiera me hablas ¿y cómo estás seguro de eso?–

–¿de que te gusto? te veo todas las mañanas mientras me observas, no eres bueno para espiar, tu cabello brilla con el sol– La cara de Will estaba completamente roja y sus piernas sólo se preparaban para salir corriendo –pero eso me agrada, si aceptas una cita conmigo prometo no volver a dejar flores–

–Con una condición más, tienes que ayudarme a meter y acomodar las que faltan en mi casa–

–hecho–

ambos jóvenes fueron directo al pórtico de los Solace donde un montón de flores los esperaban.

Hola panquecitos, después de un largo tiempo sin publicar he vuelto.
Este one shot ya lo tenía escrito pero no me convencía del todo, además no tenía una portada para publicarlo.

Espero que pasen una bonita noche buena y Navidad 🎄🎅

Sus votos y comentarios son bienvenidos 🌟

Nos leemos pronto😉

~Muffinn~

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