Erase una noche oscura y fría en la ciudad de San Fransokyo, una pareja paseaba por las calles del lugar, Miguel Rivera y Hiro Hamada observaban con tranquilidad las diversas decoraciones de las tiendas por la víspera de navidad .
Sin saber que esa noche sería el comienzo de un cambio drástico en sus vidas.~~~~~~~~~~~~~~
Hiromi sentía que su corazón explotaría en cualquier momento, sabía que no le quedaba demasiado tiempo pero se negaba a rendirse, no podía hacerlo hasta que cumpliera su objetivo sosteniendo con fuerza al pequeño bulto entre sus brazos siguió corriendo en busca de aquella persona que sabía se haría cargo de su cosa más importante y que la cuidaría con todo su ser, la temperatura comenzó a bajar aún más y fue capaz de notar como pequeños copos de nieve comenzaban a caer lentamente desde el cielo oscuro, debía darse prisa en encontrarlo.
Corriendo por la calles y chocando con más de una persona, lo vio desde lejos.
Caminaba con una sonrisa junto con un muchacho que pudo reconocer de inmediato, cuando lo vio ahí sonriendo como lo recordaba sintió un tirón en el corazón, sin tan solo ella hubiera sido más rápida, él estaría a su lado todavía y serían una familia feliz...
Dejó de lado sus pensamientos; ya no había nada que pudiera hacer, culparse no le devolvería al amor de su vida y según su percepción faltaba poco para poder reunirse con él, pero antes debía asegurarse del bienestar de lo último que le quedaba de su difunto marido.
Tratando de calmar su respiración, alejó sus brazos de su pecho y deslizó hacia un lado una manta que cubría aquello que llevaba. Sintió como sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas y se preguntó si estaría bien lo que estaba apunto de hacer. Dirigió su mirada de nuevo a la pareja que estaba a una calle más adelante y solo pudo pensar que les tenía envidia.
Sonrió con melancolía antes de despegar su mirada de ellos para después posarla en la pequeña bebé que cargaba.
—Miguel seguramente hubiera dicho que te pareces a mi ¿sabes?— Murmuró ya con lágrimas corriendo por su rostro —tienes que ser una buena niña ¿entiendes? No te metas en problemas, no se que te gustará más, si la música o la ciencia. Tal vez una rara combinación de ambas jeje… de cualquier modo, nunca olvides que mamá te ama ¿de acuerdo? Esto es lo mejor para ti, ya no me queda mucho tiempo y no podía dejarte sola en ese lugar. Ten cuidado, ellos te cuidarán. De eso estoy segura.— Limpió sus lágrimas y le dió un beso en la frente a la niña que la veía con curiosidad.
Con decisión se dirigió hacia la pareja, dos jóvenes que veían un pastel por fuera de una tienda, ambos tomados de la mano.
Sacó la USB que explicaba el origen de la niña y el porqué de su presencia.
Y lo colocó junto la manta, sabía que él lograría descifrar el código que había creado para proteger la información.
Se acercó con rapidez pero antes de que siquiera pudiera abrir la boca y pronunciar una palabra lo sintió… Su tiempo se acababa, su pecho dolía, sentía como su corazón se estrujaba y cayó al suelo con rapidez, tratando de proteger a la niña del impacto; con la mirada borrosa vió como ambos se acercaban a ella.
El de tez morena le preguntó si estaba bien mientras quizo tratar de ayudarla a pararse, mientras que el de piel blanca llamaba por una ambulancia; tal parecía que él había notado lo que le ocurría, “vaya, por lo menos ahi tambien era un genio” pensó con cierta burla.
Y de un momento a otro, cayó inconsciente..
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.—¡Hiro! ¡Llama a una ambulancia!—dijo el mexicano mientras se encargaba de sostener a la bebé en brazos. Es cierto que se preocupó por sea quien sea la joven que se acababa de desplomarse en el suelo, sin embargo, debido al impacto, la bebé empezó a llorar.
—¡Ya lo hice! Solo queda esperar a que la ambulancia llegue.—Hiro se acercó lentamente hacia Miguel, quien cargaba a la bebé. Notó que un USB se hallaba en el suelo y lo recogió. Le dio una mirada de interés y después regreso su mirada hacia la joven inconsciente, sintiendo una presión extraña en su pecho. Presentía que debía revisar el contenido de alguna u otra manera. Lo guardó en su bolsillo de su chaqueta.
—Ella no se ve bien…—dijo el mexicano mientras miraba a la joven. Le gustaría ayudarla pero le enseñaron de que en casos así, era mejor no mover al herido, esté consciente o no.
Las personas empezaron a acumularse alrededor mientras una ambulancia empezaba a oírse a lo lejos. La ayuda estaba en camino.
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Tu llegada [Higuel]
FanfictionDurante una noche oscura, mientras Miguel y Hiro salían a pasear por vísperas de Navidad, ocurre unos sucesos extraños que involucran la llegada de una bebé y una madre preocupada. ¿De dónde vienen? Pues, sinceramente, pareciera algo fuera de éste m...