El olor a humedad se colaba a través de las paredes, mezclándose con el resto de los olores de la celda e inundando su nariz. Sus músculos estaban agarrotados debido a la incomodidad de su "alojamiento". Hizo un gesto de hastío cuando, en un intento por estirarse un poco, los grilletes abrieron las llagas en sus muñecas por enésima vez. Suspiró resignado.
Katsuki Bakugou se encontraba en ese momento en la celda más profunda de un castillo al norte de Europa, bajo el cargo de alta traición, por haber robado al rey. La única razón por la cual no había sido ejecutado aún era que no tenían pruebas en su contra, pero estaban seguros de que había sido él. Él sabía que era culpable, pero también sabía que jamás iban a encontrar pruebas, porque él nunca las dejaba. Todos lo sabían.
Había perdido la cuenta de cuantos días llevaba en esa prisión, pero habían sido los suficientes para que su condición física disminuyera, su piel se lacerara, y su ropa, hecha de piel de dragón, se desgastara. Sin embargo, su voluntad aún no había sido doblegada, y jamás lo sería.
Justo en ese momento, un fuerte estruendo sacudió el castillo entero. Katsuki sonrió.
Ignorando el dolor en las muñecas, se recostó contra la pared con los brazos atrás de su cabeza y se dispuso a esperar con los ojos cerrados mientras escuchaba los gritos de los guardias afuera de su celda. Al parecer trataban de poner orden entre ellos mismos y entre los demás presos mientras el castillo seguía sacudiéndose. Pedazos de roca caían del techo con cada sacudida, parecía como si la celda se fuera a desmoronar sobre su cabeza en cualquier momento. Y entonces sucedió: un potente rugido resonó sobre él, aún a cierta distancia, provocando que todo quedara en silencio durante unos segundos y luego estallara el caos, todos los guardias fueron llamados a los pisos superiores para defender el castillo — o lo que queda de él — pensó Katsuki, y el resto de los presos gritaban incoherencias, dificultando el avance de los guardias.
Las sacudidas eran cada vez más fuertes, así como los gritos que se escuchaban. Cada vez más piedras caían del techo. Y la sonrisa del joven preso se iba ensanchando cada vez más, hasta que un enorme boquete hizo desaparecer la mitad de su celda. Por un instante entró una gran cantidad de luz, pero esta fue inmediatamente tapada por una figura enorme. Una fuerte y agitada respiración se escuchaba justo frente a Katsuki, quien fingió despertarse de una siesta, bostezó y sonrió con suficiencia.
—Te tomaste tu maldito tiempo ¿eh?
La dragona de ojos escarlata frente a él bufó en señal de protesta, provocando una nube de humo que envolvió al joven.
—¡Bien! ¡Bien! ¡Gracias! ¡Libérame de una maldita vez y larguémonos de aquí!
Dicho esto, acercó sus muñecas y sus tobillos al hocico de la creatura, quien con una pequeña llamarada azul deshizo el metal. Al verse libre luego de meses, se levantó para por fin estirar sus agarrotados músculos, riendo escandalosamente, sin esperar que su gigantesca compañera soltara un rugido y una llamarada de furia al ver sus múltiples heridas.
—¡Wow! Tranquila Ignis. Estoy bien. —mientras hablaba, trepó sobre la montaña de piedras que ahora era su celda para llegar a la base del cuello de la dragona. —Espero que no hayas destruido todo el jodido castillo porque tengo recuperar mis cosas.
Como respuesta, la dragona sacó la cabeza de la celda y emprendió el vuelo. Desde el cielo, Katsuki pudo ver que toda el ala este del castillo estaba completamente destruida y que estaban reforzando las defensas del lado norte. Sabían que iría por sus cosas. Lo que no sabían era que el joven podía sentir dónde se encontraba su arma, y determinar que había sido cambiada de lugar. Cerró sus ojos y se concentró en sentir la energía proveniente de sus pertenencias, sobre todo de la piedra incrustada en su espada, hecha con una mezcla de su propia sangre y la de la dragona. El tiempo en cautiverio había debilitado su magia, pero la reunión con su compañera le había devuelto un poco de fuerza, por lo que no tardó mucho en determinar que debían ir a lo alto de la torre sur del castillo. Pese a que en apariencia se encontraba desprotegida, Katsuki sabia que no sería tan fácil. Examinó rápidamente el cuerpo de la dragona, y le alegró descubrir que sus heridas eran mínimas, hasta donde podía ver; de igual forma sabia que la dragona tampoco se iría hasta recuperar al menos la espada, así que rápidamente ideó un plan.
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Solsticio
FanfictionRegalo para Marissa Delgadillo de #amigosecreto por navidad. Espero te guste :D -Si te portas bien, en el solsticio de invierno Kacchan te va a traer regalos. Una frase muy común en el reino. ¿Es en serio? ¿Por qué? Disclaimer: los personajes no me...