Capítulo 1: The Devil's eyes.

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ESTE DOCUMENTO CONTIENE CONTENIDO EXPLÍCITO, SE ABORDARAN TEMAS VIOLENTOS, SEXUALES, CON PROBLEMAS MENTALES Y ALIMENTICIOS.

Todo el público que es sensible a estos temas por favor evitar leer el contenido presente.
Esto es un pequeño vistazo a una historia que tiene poco y mucho que ver con la realidad.
Se recomienda discreción ;)

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Nunca pensó que se sentiría de esa manera. De esa manera que solo los adictos, incluso los maniáticos se sentían.
Era un fracción de lo que creía que ellos sentirían. Al menos eso creía. Esa sensación que no sabría como describir en simples palabras.
Nunca pensó que había placer en el dolor, específicamente en los recuerdos.
Sentía su piel hormiguear, sus latidos romper como olas violentas contra sus costillas. Su mente conjurando el recuerdo del suave tacto contra su piel.
Una y otra vez, como un disco rayado.
Y las palabras, palabras susurradas en su oído que hacía que pequeños momentos como esos, sintiera culpa.
Culpa por no ser lo suficientemente buena. Culpa por tener pequeños arrebatos de arrepentimiento antes de que cambie de parecer y deseche ese sentimiento a un recóndito espacio en su mente.

Totalmente hipócrita consigo misma.

Basta. Se había regañado. Estas siendo ridícula.

Tener una imaginación activa era tan glorioso como destructivo cuando lo dejabas fluir a las dos de la madrugada, donde nadie escuchaba, miraba ni oía.

El olor a perfume agrio de canela y clavo que emanaba Evan era, de alguna manera, reconfortante.
Ponía a raya sus impulsos y la obligaba a mantener la compostura.

Estaba enredado en sus sábanas, con el pecho subiendo y bajando a un ritmo regular. Claramente estaba profundamente dormido, es por eso que cuando ella se levantó bruscamente a detener el zumbido de su celular, él ni se inmutó.

Tenía tres llamadas perdidas y un mensaje que ignoró deliberadamente y eliminó antes de siquiera chequearlos.

No era momento para enredar su vida ahora. Se recordó mientras probaba el sabor metálico que la sangre manaba de un pequeño corte que se había hecho en el labio.

Sin embargo, esas llamadas y mensaje fueron suficientes para eliminar su sueño de golpe.

Y la imaginación, que rara vez dejaba fluir fuera de ella, la consumió como el humo del cigarrillo que se había impregnado en su cabello horas antes de encontrarse con Evan.

Miró con abierta culpa a su novio de siempre, Evan. Admiró lo guapo que era y lo inocente también que se veía durmiendo.
La tenue luz de la luna bañaba la habitación y sus dedos cosquilleaban por inclinarse a recoger su cartera, rebuscar en su interior y sacar el paquete de cigarrillos con el encendedor que escondía en sus profundidades.
Ansiaba fumar y admirar tranquilamente la respiración de Evan, aspirar la nicotina sabor naranja y relajar el escozor de su cuerpo.

Pero no podía.
Debía sobrevivir a ese pequeño lapso de ansiedad.
A Evan no le gustaría despertar con toda la habitación cargada de humo.

Y no podía fastidiar las cosas cuando ese día la llevaría a conocer a sus amigos de la universidad tan remilgada a la que asistía.

Inteligente, bueno y honesto siempre había sido Evan. Desde el colegio de donde lo conocía y se habían hecho novios.

Qué fácil. Pensó pasándose una mano entre las hebras de su cabello. Qué fácil era todo en el colegio. En especial el amor.

Odiaba esos pequeños arrebatos de reflexión en la madrugada. Donde todo y nada se le ocurría. Donde todo y nada pasaría.
Se sentía tonta, como una chiquilla que lo único que tenía en su cabeza eran estupideces sin sentido y filosofaba sobre ellas como si supiera algo de la vida.

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2019 ⏰

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