Capitulo XXX

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Bajo de sus piernas y le quito los pantalones de un tirón, dejándolo únicamente en unos suaves boxers negros. Sus ojos me miran expectantes mientras sonrió.

Boxers negros; no podía esperar otro color.

Se acomoda sentándose en el sillón y me subo nuevamente sobre el. Sus ahora oscuros ojos grises me devoran. Nos movemos rozándonos entre nosotros y siento electricidad en el fondo de mi estómago.

Sus manos viajan desde mis nalgas hasta mis caderas pactando el ritmo de mis movimientos, sus caderas se mueven ligeramente debajo de mi.

Tomo la mano cuyos dedos estuvieron en su boca segundos atrás y los introduzco a la mía. Saboreándome. Su lengua se desliza sensualmente por su labio inferior mientras me observa imitar su acción y clava los dedos que me sostienen por la cadera.

Quita la mano de mi boca y me agarra por la nuca atrayéndome hacia él. Puedo sentirme en su boca.

Compartimos saliva.

Respiraciones.

Una sensación de emociones violentas me golpea y mientras mi cabeza cae hacia atrás pierdo mi perspectiva.

Estaba caminando a lo largo del oscuro y frío pasillo del Departamento de Misterios, con pasos firmes y decididos, echando a correr de vez en cuando, decidida a alcanzar mi meta al fin.

Como de costumbre, la puerta negra se abrió de golpe, y ya estaba en el cuarto circular con sus innumerables puertas. Cruze directamente el suelo de piedra y atravesó la segunda puerta, los parches de luz bailaban sobre las paredes y el suelo y se escuchaba ese extraño chasquido mecánico, pero no tenía tiempo para investigar, debía apresurarse.

Corrí los escasos pies que le faltaban para llegar a la tercera puerta, que se abrió de golpe al igual que las demás. Otra vez estaba en esa habitación con tamaño de iglesia, llena de estantes y de esferas de cristal.

Intente salir de allí, intente agarrar los hombros de Draco quien segundos antes habia estado contra mi sudoroso cuerpo, pero mis brazos no reaccionaban, solo mi mente intentaba llegar mas allá de este momento.

Mi corazón latía aun mas rápido ahora... Queria volver con Draco pero esta vez quería conseguir entrar, lo necesitaba. Cuando alcanze la fila número noventa y siete gire a la izquierda y me apresuró por el pasillo que había entre dos filas.

¿A dónde voy? ¿Por qué tengo tanta necesidad de llegar?

Pero al final había una forma en el suelo, una forma negra retorciéndose como si fuera un animal herido.

Mi estómago se contrajo de miedo, de excitación. Una voz salió de su propia boca, una voz rotunda, fría, vacía de cualquier tipo de bondad humana. -Tómalo para mi, bájalo, ahora. Yo no puedo tocarlo... pero tú sí.

La forma negra del suelo se movió un poco. Vi que mi mano con dedos largos y blanquecinos alzaba una varita mágica al final de mi propio brazo. Oí la rotunda y fría voz decir: - ¡Crucio!

El hombre que estaba tendido en el suelo dejó escapar un grito de dolor, intentando levantarse, pero cayéndose de nuevo, retorciéndose. Me estaba riendo. Levante mi varita, deteniendo la maldición, y la figura gimió y permaneció inmóvil.

Muy despacio, sus brazos temblando, el hombre que estaba en el suelo irguió los hombros unas pocas pulgadas y levantó la cabeza. Su cara estaba manchada de sangre y descarnada, retorcida por el dolor, aunque rígida y desafiante.

- Tendrás que matarme. - susurró Sirius.

- Sin duda lo haré al final- afirmó la fría voz-. Pero primero tomarás eso para mí, Black... ¿Crees que has sentido dolor hasta ahora? Piensa de nuevo, tenemos muchas horas por delante y nadie que pueda oírte gritar.

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2022 ⏰

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