❀ ¿Te has portado bien?

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Las frías mañanas del otoño que moría con el paso de los días, acercándose cada vez más al invierno gélido y a las festividades de fin del año occidental, hacían que KyungSoo se despertara sintiéndose extraño, con un sabor agridulce en su boca. Agrio por el hecho de que en realidad no le gustaban las festividades.

No era algo en particular, simplemente era un hombre práctico que pensaba que perdía el tiempo arreglando el departamento, gastando dinero en adornos que quitaría en un mes y por supuesto, comprando comida más cara de lo demás para festejar una tradición que no era entera del país. KyungSoo siempre había sido así, en su casa le habían inculcado de esa manera, tampoco festejaban ㅡaunque sospechaba que era más bien por falta de recursosㅡ y él, había crecido como un buen hijo con la influencia de sus preciosos padres que le habían enseñado a festejar el año nuevo oriental.

Aún con ello, después de graduarse de la universidad con excelentes notas por tener una capacidad de retención impresionante, además de un buen razonamiento y percepción de las cosas, KyungSoo se mudó a un departamento en cuanto pudo costearlo y comenzó desde cero, hasta que conoció a Kim JongIn.

JongIn se había atravesado en su vida un día nevado, el muchacho había olvidado sus guantes y la bufanda, moría de frío, los dientes le castañeaban pero aún con ello, esperando en la parada del autobús, cuando sus ojos se encontraron por primera vez, el chico que era aparentemente un poco más alto y delgado que él, le sonrió no solo de manera cordial sino que hizo que algo en su interior se revolviera por completo.

KyungSoo no era una persona habladora, por el contrario, le gustaba escuchar a las personas y dar una opinión sobre la conversación de vez en cuando. Tenía amigos muy habladores y con eso bastaba, pero había sentido la necesidad de hablar, de presentarse, de obtener un nombre. Claro que tampoco era un hombre coqueto, a sus veinticinco años, KyungSoo era bastante soso y cada oportunidad que había tenido de ligar en alguna fiesta a la que sus amigos lo arrastraban, la arruinaba de alguna u otra manera.

Sin embargo, aunque ambos tomaron el mismo autobús esa fría mañana, no se hablaron en absoluto, KyungSoo había mantenido la mirada fija por unos instantes pero se había puesto tan nervioso que se había olvidado de sonreír o hacer algún gesto amable. JongDae siempre lo reprendía, diciéndole que por eso todos le rehuían, porque parecía un viejo amargado.

KyungSoo supo que su oportunidad se había ido cuando el muchacho pidió la parada y bajó sin mirar atrás y se había sentido extraño, un poco vacío, más torpe de lo normal por el resto del día.

Y no fue hasta una semana después de que volvió a verlo, con las manos sumergidas en un abrigo un poco delgado para la temporada y sin bufanda alguna, que JongIn volvió a sonreírle de aquella manera en la parada del autobús, esa vez era tarde, el atardecer estaba escondido bajo las gruesas nubes grises del invierno y KyungSoo sintió que su corazón palpitaba como loco, porque la vida le daba una segunda oportunidad con aquella sonrisa.

Así que lo hizo, estiró sus labios y le sonrió de regreso, con la calidez que consideró necesaria aunque el otro chico se giró repentinamente cuando el autobús llegó y comenzó a subir para ganar un lugar.

ㅡ Hey, noté que me mirabas ㅡ JongIn exclamó, con las mejillas sonrojadas.

Se había acercado al asiento del otro luego de pensarlo con detenimiento, luego de sentir su insistente mirada clavada sobre su nuca, porque él viajaba casi hasta el frente del transporte. El autobús comenzaba a llenarse y KyungSoo enrojeció, porque era culpable, había estado observándolo más de la cuenta porque le gustaba, le gustaba mucho y no sabía qué hacer con ello.

Christmas wish ❀ SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora