Capítulo 1

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Una pesadilla.

Sí, tenía que ser una pesadilla. No hay forma de que alguien le hiciera una broma tan pesada como ésta. Era cierto que habían muchas personas en la escuela que le molestaban por ser un "Dame", pero con el tiempo muchos se habían aburrido y ya sólo le quedaban unos cuantos abusones.

En su mente repasó la lista de las, aproximadamente, 20 personas, pero no encontró a quién culpar de su actual dilema. Entre ellos había quienes le habían golpeado, metido el pie, ocultado sus cosas, tirado su comida, robado su dinero, humillado públicamente, metido su cabeza en el inodoro, entre otras cosas; pero no podía visualizar a ninguno de ellos llegar hasta este extremo. Ni siquiera al tipo que le obligó a usar ropa de mujer y una peluca para sacarle fotos y usarlas como chantaje en el futuro.

-Ahora que lo pienso, ese día empezó a sangrar mucho por la nariz.- Murmuró para sí preocupado.- Luego estuvo internado por dos semanas en el hospital y, al final, jamás intentó chantajearme con las fotos porque se transfirió a otra escuela.- Inclinó la cabeza con gesto pensativo, pero entonces volvió a mirar los afiches puestos en la entrada principal de la escuela y el pánico le invadió de nuevo.- ¡Agh, no es momento para esto!- Con desesperación revolvió sus castaños cabellos.- ¿Quién pudo hacerme esto? ¡¿Quién podría ser lo suficientemente cruel y retorcido?!

Tan metido estaba en su pequeño ataque de pánico que no notaba a los demás estudiantes que pasaban a su alrededor para entrar a la escuela. Algunos no le ponían atención, era Dame-Tsuna haciendo otro escándalo, nada fuera de lo habitual. Sin embargo, otros se tomaban unos segundos para mirarle con confusión o diversión; y entonces, al notar el afiche causante de la actitud del castaño, sus ojos se llenaban de entendimiento, simpatía y lástima. Hubo unas cuántos que se detuvieron un par de minutos para rezar por el alma de Dame-Tsuna. Nadie merecía un destino como ese, ni siquiera un inútil.

-¡Juudaime!- Gritó muy animado un chico de cabello plateado mientras corría al lado del mencionado.- ¡Muy buenos días Juudaime, espero que haya descansado!- Sus ojos verdes resplandecían de gusto por ver a su amigo.

-Jajaja, Gokudera tiene mucha energía desde temprano.- Rió un chico de cabello negro que no venía muy alejado del otro.- ¡Buenos Días Tsuna!

-¡Cállate Friki del Béisbol, nadie pidió tu opinión!- Replicó con el ceño fruncido, para inmediatamente convertirla en una sonrisa al dirigirse al otro chico presente.- ¿Qué hacía aquí afuera Juudaime? ¿Acaso me estaba esperando?

Pasaron unos cuantos segundos en completo silencio así que, confundidos, ambos recién llegados miraron más atentamente al castaño. Tsuna parecía no haber registrado siquiera su presencia. Estaba sentado en el suelo, con el rostro escondido entre sus piernas flexionadas mientras sostenía su cabeza con ambas manos. Parpadearon una, dos, tres veces. ¿Qué le había pasado a su amigo? ¿Por qué se veía como si estuviera al borde de un ataque de pánico? E igualmente importante. ¿De dónde habían salido todas esas flores que estaban puestas alrededor del castaño formando un círculo casi perfecto?

Una chica se acercó a Tsuna, colocó una margarita blanca en el círculo y, arrodillada, rezó un poco; terminando con la frase "Que su alma descanse en paz" la chica se levantó y entró a la escuela. Bien, una pregunta respondida. Pero ahora había más que antes. ¡¿Qué rayos estaba pasando?!

Repentinamente la expresión confusa de Gokudera se transformó en entendimiento, para enseguida fruncir el ceño con aire retador.

-Oh, ahora todo está claro...- Se acercó más a Tsuna y apuntó con el dedo a otro chico que estaba acercándose con otra flor.- ¡Lo que quieren es quitarme mi puesto como la mano derecha de Juudaime!- Arrebató el lirio azul que traía, lo arrojó al suelo y lo pisoteó viciosamente.- ¡No me ganarán con estos trucos baratos!

Presidente = ¡¿MASCOTA!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora