Problemas. Bang Chan sabía todo acerca de ellos, y uno de los más grandes siempre irrumpía en el café en el que trabajaba todos los días
Chan daba todo de sí, intentando actuar normal frente a él. Intentaba tratarlo al igual que como trataba al resto de los clientes que atravesaban la puerta del café, pero era difícil. Era muy difícil.De acuerdo con su mejor amigo y compañero, Lee MinHo, el estado natural de Chan era "callado y agradable". Él no era muy amistoso o hablador, pero hacia a los clientes sentirse cómodos y bienvenidos mientras conversaba con ellos haciendo su café. MinHo hablaba mucha mierda pero probablemente estaba en lo cierto con eso de "callado y agradable". Chan era así siempre amable, gentil y bueno... Agradable. Así era, excepto cuando tenía que lidiar con este grande problema.
Siempre que Chan tenía que servirle a él, era más "callado", y el calor en sus mejillas era una indicación, de que estaba sonrojado. Se sentía todo muy extraño, quería que su crush se disolviera de la misma manera que el latte art que el dejaba sobre los vasos de sus clientes desaparecía mientras eran consumidos. Si solo los problemas pudieran desaparecer tan fácil como los tulipanes, las rosas y los corazones que él dejaba en la espuma del latte.
Pero si solo...
Problema o no, Chan no podía parar de admirar los anchos hombros de ese hombre, sus largas piernas, su apuesto rostro y sus lindas orejas y su perfecta boca y su tersa piel y... y tenía que parar, antes de que se lastimara a sí mismo. Johnny ni siquiera era ASÍ de sexy, se decía a sí mismo.
Johnny, ese era su nombre. Chan lo sabía porque cada vez que debía hacer el café para él, veía el nombre escrito en un lado del papel del grande para llevar en la letra torcida de MinHo. Johnny lucía como si estuviera en la mitad de sus 20's así que probablemente sería uno o dos años mayor que Chan. El siempre usaba un traje y corbata, y aunque Chan no supiese mucho de trajes y corbatas, esos lucían realmente caros en él. Y se veía perfecto; y esa era la razón por la que Chan siempre lo llamaba Mr. Perfecto en su cabeza. Mr. Perfecto con su perfecta y besable boca y sus increíbles hombros y... DETENTE, ¡PARA! ¿Qué se estaba haciendo a sí mismo? Johnny ni siquiera había entrado por la puerta principal y Chan ya estaba hecho un manojo de nervios.
Estaba tentado a esconderse tras el mostrador y desaparecer de ahí pero no podía porque: A) Él no era así de melodramático y B) Habían muchos clientes para atender a su alrededor y no quería poner la pérdida de su trabajo en su lista de problemas. Tragando un suspiro de derrota, Chan se preparó para atender a su próximo cliente.
― Buenas tardes ¿Qué le gustaría ordenar? ―dijo Chan, una automática sonrisa se plantó en su rostro (aún sabiendo que se sentía todo menos agradable en ese momento). Cuando sus ojos se posaron sobre su cliente, la sonrisa desapareció de sus labios.
― Hola. ―Johnny le sonrió. No era nada nuevo pero, cada vez que Johnny le sonreía, Chan sentía unas mariposas en su estómago, algunas veces eran cincuenta, otras veces más. Pero hoy, eran miles y se sentían más agitadas de lo usual. Había algo diferente en Johnny; Chan no podía darse cuenta que era, y fue ahí cuando se fijó en su apariencia. Su traje y corbata habían desaparecido. Johnny siempre vestía colores oscuros, así que, ¿por qué no los estaba luciendo hoy? Chan podía ver el contorno de su pecho y hombros claramente, como el algodón blanco arrugado se ceñía un poco a su cuerpo. Incluso llevaba una pajarita azul atada a su cuello, dándole ese toque elegante de siempre.
― Hola... Digo, Buenos días. ―Respondió Chan, intentando no morirse ahí mismo. ¿Dónde Diablos estaba MinHo? Se suponía que era él el encargado de tomar las órdenes, no Chan. Justo el día en el que este había decidido ir a tomar el descanso más largo de la historia, Mr. Perfecto había decidido ir a pedir la orden.
