Decidir nuestro destino| One-Shots HoO

Aquella primera borrachera...

Charlie se maldecía a si misma por haber aceptado. Ella solo quería colar a sus amigas en una fiesta de los Rodriguez y como pusieron de condición que ella fuese, acepto ir. Supuso que con ir con sus amigas, meterlas y marcharse una vez hubiesen entrado bastaría. 

Pero Zöe acababa de informarle de que Tris, Chris y Silena tenían la intención de hacerla famosa y popular de una subiéndola a la tarima y presentándola como el cuarto miembro de su grupo. Cosa que a la rubia no le hacía ni pizca de gracia.

Les conocía de hacía tres semanas y ya estaban así. No se quería imaginar como estarían cuando ya se hubieran conocido mejor. Ni siquiera se atrevía a pensar en su cumpleaños para el que apenas quedaba semana y media. Le daba miedo estar cerca de esos tres que montaban una fiesta hasta por al cumpleaños del gato del vecino del primo del borracho de dos casas más allá.

Lo peor era que de verdad había un borracho dos casas más allá y que Silena y Chris se habían criado con ese hombre ahí al lado.

En ese momento, Esperanza (quien se había acostumbrado rápido a rondar por la casa constantemente) se asomó por la puerta con una enorme sonrisa. Detrás suyo apareció Zöe con otra sonrisa (que aparecía constantemente desde hacía unas semanas) y después Bianca quien tenía la mueca de asco que parecía estar implantada en su cara sin posibilidad de revertirse en ningún momento.  

-Hola, Jackson rubia mayor.- le saludó Esperanza.- Venimos a ver que te vas a poner para la fieestaaa.- La chica parecía realmente feliz por ir de fiesta.

Las tres entraron en su habitación y Charllie pudo distinguir a ropa del trío. Esperanza llevaba unos pantalones vaqueros y una chaqueta blanca con una camiseta del mismo color debajo. Zöe llevaba unos pantalones cortos negros que hacían más largas sus piernas de lo que ya lo eran y una chaqueta gris abierta sobre una blusa blanca. Bianca llevaba el pelo suelto de manera que le cubría gran parte de la cara, unos vaqueros negros largos con rotos en las rodillas y una sudadera negra con capucha. Ninguna llevaba nada especial. 

-¿Vas a ir así?- le preguntó su melliza con una sonrisa sarcástica y una deja elevada.

-Voy normal.- contestó la rubia mirándose. Llevaba unos vaqueros azules y una camiseta blanca.- Vosotras no vais muy diferentes.

Las tres chicas se miraron con sonrisas y empezaron a reírse fuertemente como si Charlie hubiese contado el mejor chiste del mundo. La chica no lo entendió. ¿Qué había dicho para que su hermana y sus amigas empezaran a reírse tan fuertemente?

Esperanza se sentó a su lado y le pasó un brazo por los hombros una vez estuvo más calmada. Extendió el brazo e hizo un gesto con la mano hacia las otras dos chicas que parecieron entenderla a la perfección y abrieron el armario.

-Mi querida Charlie,- le habló la castaña como quién le explicaba algo a un niño pequeño.- esta, no es nuestra ropa para la fiesta. Como comprenderás, nuestros queridos padres hay cosas con las que no nos dejarían salir de casa.- mientras la chica hablaba, Zöe y Bianca buscaban por todo su armario.- En vez de discutir, lo metemos todo en una mochila y salimos de nuestros hogares con vestimenta de niñas buenas. Luego, nos cambiamos en el coche y todo listo.

-¿Y por qué no puedo ir como voy?- preguntó la rubia con desconcierto.

-Dioses, va ha ser verdad lo que ha dicho Zöe de que no has ido a una fiesta que no sea del colegio en tu vida.- soltó exasperada mientras se levantaba de la cama y se ponía a buscar por su armario junto a las otras dos.

-Gracias por dudar de mi palabra, Valdez.- dijo con molestia Zöe.

-No es que dude. Solo me parecía raro que una chica que está a punto de cumplir diecisiete años no haya ido a una fiesta en su vida.