Una chica de los suburbios londinenses

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Toc, toc, toc.

-¡Voy!-Dije.

-Hija, Daniel te espera abajo.

-Ya salgo.

Me miré en el espejo y traté de apreciar mi imagen. Me veía bastante bien. No parecía una chica de oficina, sino una de ciudad.

Al fin y al cabo, me imaginaba que no sería lo más adecuado usar ropa de marca para visitar una galería de arte. Aunque a mis padres fuera a desagradarles mi atuendo.

Salí de mi habitación y mamá me miró con reprobación.

-Hija, estás muy... Urbana.-Murmuró.-¿Dónde vas vestida así?

-Salgo.

-¿Con Darren?

La miré con el ceño fruncido. Mi madre y mi padre creían a Darren el yerno perfecto. No podía comprender por qué, al fin y al cabo no era la gran cosa. Pero no me extrañaba tampoco. Tenía dinero. Su familia era conocida. Eso les bastaba.

-No. Con Dan. A propósito, guárdame esto. Probablemente se me pierda.-Dije quitándome el anillo de compromiso y dándoselo.

-¡Emma!-Protestó ella.-No puedes...

-Me voy, mamá. Te veo... Mejor no te veo. No sé a qué hora regreso. Adiós.

La dejé refunfuñando sola frente a mi puerta y bajé las escaleras. Mis padres eran conservadores, anticuados, ricos. Yo odiaba todo eso. En el fondo lo odiaba. Sólo que en ese momento me parecía que una boda arreglada con alguien como Darren para obtener un buen patrimonio era una buena opción.

Dan me esperaba abajo. Al verlo usando jeans, supe que había elegido bien mi vestuario: una falda blanca a la rodilla y una musculosa con detalles de encaje en la espalda abierta.

-Vaya.-Dijo al verme.-No creí que la señorita rica pudiera usar algo que no fuera Louis Vuitton.

Puse los ojos en blanco.

-Ahórrate el sarcasmo, gracias. Ya vámonos antes de que mi madre llame a Darren y le pida que nos acompañe.

Me colgué de su brazo y salimos de mi casa.

-¿Darren dónde está?

Hice una mueca.

-No lo quería viviendo con nosotros así que volvió con sus padres. Al menos hasta la boda.

Dan me miró con sorpresa.

-¿Y tus padres no se enfadaron?

-Un poco. Pero viene de visita y a cenar casi siempre. Además, creen que es mejor que me case siendo virgen.

Él soltó una carcajada.

-¿Les dijiste que deberían haberlo dicho cuando tenías dieciséis?

-No tiene caso. No quiero arruinar sus ilusiones.

Dan se encogió de hombros.

-Ya entonces Darren era un idiota.

Puse los ojos en blanco.

-No hablemos de él ahora, mañana lo veré. Vamos a la famosa muestra.

Él aceptó el cambio de tema y nos subimos al coche. Por supuesto que acabamos hablando sobre su novia, Bonnie.

Dan estaba realmente colado por ella. Yo la conocía, y éramos bastante amigas. Era una buena chica para él, lo merecía sin dudas.

-Quiere casarse conmigo.-Dijo Daniel con seriedad.

El pintor [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora