El Norte
Fuerte TerrorLa rata chilló mientras la mordía, revolviéndose salvajemente en sus manos. La parte mas tierna era el vientre. Jadeó al notar la carne dulce, la sangre caliente corriéndole por los labios. Estaba tan buena que se le saltaron las lágrimas. Le sonaron las tripas y tragó. Al tercer mordisco, la rata había dejado de forcejear y él se sentía casi satisfecho.
Entonces oyó ruido de voces en el exterior del calabozo.Al instante se quedó quieto, con miedo incluso de masticar. Tenía la boca llena de sangre, pelo y carne, pero no se atrevía a tragar. Escuchó atemorizado el ruido de unas botas y el tintineo de las llaves de hierro.
«No», pensó, «por favor dioses, ahora no».
Le había llevado tanto tiempo capturar a la rata... «Si me atrapan con ella me la quitarán, y luego Lord Ramsay me hará daño».
Sabía que debía esconder la rata, pero tenía tanta hambre... Llevaba dos días sin comer, puede que hasta tres. Ahí abajo en la oscuridad era difícil saberlo.
Se agachó en una esquina de la celda, apretando el premio entre las manos. Sorbió la carne cruda y escupió el hueso de la pierna.
«Vete», suplicó, «vete, pasa de largo, por favor, por favor».
Pero el ruido de pasos se paró y las llaves repiquetearon justo ante su puerta. El ruido de la cerradura al girar fue lo peor. Cuando la luz le golpeó la cara, soltó un alarido.
—No es él —dijo la voz de un hombre— Miralo. Nos hemos equivocado de celda.
—La última celda de la derecha —contestó otro hombre— Esta es la última celda, ¿no?
—Sí —una pausa— ¿Qué dice?
—Creo que no le gusta la luz.
—¿Te gustaría a ti si tuvieras esa pinta? —el primer hombre carraspeo y escupió— Y además apesta, es como para ahogarse.
—Ha estado comiendo ratas —dijo el otro— Mira.
—Sí que lo ha hecho —se río el primero— Que gracioso.
«Tuve que hacerlo». Pensó. Las ratas lo mordían cuando dormía, royéndole los dedos de los pies y de las manos, incluso la cara, así que cuando cazó a una no lo dudó. Las únicas opciones eran comer o ser comido.
—Lo hice —masculló— Lo hice, lo hice, me las comí, ellas me hacían lo mismo, por favor...
—Habla —dijo uno de ellos, era el más delgado— Dime tu nombre.
«Mi nombre». Un grito E atascó en su garganta. Le habían enseñado su nombre, se lo habían enseñado, pero hacía tanto que lo había olvidado. «Si me equivoco se llevará otro dedo, o peor, él me...» No pensaría en eso, no podía pensar en eso. Había agujas en sus ojos, en su mandíbula. Su cabeza le dolía.
—Por favor —graznó con un hilillo de voz. Sonaba como si tuviese cien años. Tal vez los tenía.
«¿Cuánto tiempo llevo aquí?»
—Por favor —farfulló, a través de los dientes y dedos rotos— Pueden llevarse la rata, no me hagan daño.
—Hediondo —dijo el más alto de los hombres— Tu nombre es Hediondo, ¿lo recuerdas?
¿Hediondo? Las lágrimas le corrían por las mejillas.
—Lo recuerdo, sí, lo recuerdo —su boca se abría y cerraba— Mi nombre es Hediondo.
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Los Últimos Reyne II | Fanfic GOT
Фанфик«Pero ahora lluvias lloran en su salón, con nadie que las escuche. Sí, ahora las lluvias lloran en su salón. Y no hay ni un alma para oír». Después de la fallida rebelión de la Casa Reyne contra los poderosos Lannister de Roca Casterly; Tywin Lannis...