IX

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Del otro lado de la ciudad, en el piso 42 del edificio de Bradley & Taylor, Nayeon también estaba sentada en su oficina, pero no estaba sola. Estaba luchando por mantener su mente en lo que se estaba discutiendo con las tres personas sentadas alrededor de la mesa de conferencias. Nayeon siempre se enfocaba cuando estaba trabajando, pero su mente seguía derivando a la impresionante mujer de esmoquin que había conocido dos noches atrás. Algo sobre Myoui Mina había colonizado sus pensamientos y no estaba durmiendo bien a causa de ella. Pero lo que le preocupaba a Nayeon, aún más que el cansancio y la pérdida de concentración, era su comportamiento inusual de esta mañana, cuando recogió el teléfono y llamó a Mina. Nayeon nunca hacía nada sin pensarlo hasta el cansancio, y por cierto, nunca perdía el tiempo con alguien tan voluble como Mina.

Nayeon había visto su ciclo a través de la ira, la grosería, la frustración, la humildad y el encanto siempre presente e, inexplicablemente, había encontrado a cada una más apasionante que su precursora. El día anterior había pasado horas en Internet buscando información acerca de la intrigante mujer. Afortunadamente para Nayeon, había abundante material, y algunos artículos incluso se referían abiertamente a Mina como lesbiana. Otros se hacían eco de lo que le había arrancado a Mingyu y proporcionan unos cuantos chismes jugosos adicionales.

Cuanto más leía sobre Mina, más quería saber, hasta que finalmente arrastró sus ojos legañosos a la cama bien pasada la medianoche. Se quedó totalmente atónita cuando se encontró hablando con la asistente de Mina a primera hora de esta mañana. ¿No era suficiente haber investigado a la CEO de Foster McKenzie, como si de ello pudiera salir una demanda legal? 

— Lo siento, ¿qué dijo usted?— Nayeon se sintió avergonzada de haber perdido el rastro de la conversación. Enfócate Nayeon. Desterrótodos los pensamientos de Mina de su mente cuando le repitieron la pregunta dirigida a ella por tercera vez.

— Él debería irse.

— No puedes hablar en serio.— Nayeon no sabía si reírse o golpear a Yoon Jeonghan en la cabeza con un ladrillo. Él acababa de preguntarle si podía despedir a un empleado porque era raro, como lo expreso él. Jeonghan era el CFO y empleado de veintitrés años de antigüedad en Bradley & Foster.

— ¿Por qué no lo haría? No puedo tener ese tipo de alteración en mi organización.

Desde su primera reunión, Nayeon supo que este tipo era un pedante que no reconocería un pensamiento progresista ni aunque le mordiera el culo. Estaba tan lejos a la derecha que pronto se iba a caer de la faz de la tierra. Este hombre y su actitud necesitan extinguirse. Reprimió una sonrisa. Nayeon conocía a Jackson Wang, el empleado en cuestión, y admitió para sí que era polémico, pero nunca había oído ninguna queja sobre él. Por el contrario, parecía tener una buena relación de trabajo con sus compañeros y muchas veces lo había visto en la cafetería,
sentado a una mesa llena de sus compañeros de trabajo. Ladeó la cabeza. 

— ¿Y exactamente qué tipo de alteraciones están sucediendo?

— Es tan obvio,— dijo Merison como si eso fuera la respuesta a todo.

— ¿Y?

Jeonghan no era bueno para ocultar sus emociones. — ¿A qué te refieres? Él da cabriolas alrededor de la oficina todo como Nelly con su muñeca quebrada y sus caderas ondulantes. Siempre charlando y riendo. Y esas ropas.— Una imagen de Merison vestido con un peluche de Victoria's Secret destelló en la mente de Lauren. Tomó un largo trago de su café para borrar ese pensamiento aterrador. 

— ¿Has recibido alguna queja sobre su trabajo?

— No, pero eso no quiere decir que no esté causando una alteración. La gente probablemente tiene miedo de decir algo. 

— ¿Y por qué sería eso?

Jeonghan miró a Nayeon como si fuera estúpida. — Tienen miedo de que el comenzaría rumores y diría que son maricas también. 

No puedo creer que realmente estoy teniendo esta conversación. Este tipo es un idiota. 

Jeonghan continuó con su justificación. — Tengo que responder al  gobierno federal. Esta compañía tiene una reputación impecable y tengo la intención de que siga siendo así. Dirijo un negocio sólido y no soporto ninguna disensión en mis filas. 

Hasta ahora, el tercer miembro de la mesa, su CEO Im Jae Bum, no había pronunciado una palabra en este tópico de conversación. Nayeon lo miró, invitándolo a opinar, pero él permaneció en silencio, por lo que dijo, — Por lo que me has dicho, no puedes despedirlo Jeonghan. 

— ¿Qué más necesitas?

Mantén la calma. Recuerda que este tipo es un idiota. — En primer lugar, Jeonghan, el término es gay. En segundo lugar, es contra la ley  despedirlo únicamente en base de sospechas acerca de con quién sale en su tiempo libre. En tercer lugar, esta empresa y tú personalmente, pueden ser demandados por el simple hecho de pronunciar la palabra raro en este contexto.— Nayeon se aseguró de hacer hincapié en el tú personalmente en su último comentario. — En cuarto lugar, nadie se ha quejado, ya sea oficialmente o extraoficialmente. Y finalmente, tu no tienes motivos para despedirlo."

— ¿Qué quieres decir con ningún motivo?— Yoon de nuevo se había endurecido, y Nayeon pudo ver apretarse el nudo Windsor en su corbata. 

— Me refiero a que no me has mostrado nada de lo que haya hecho que justifique la terminación. Su actuación es ejemplar. Tu mismo lo has dicho en sus últimas tres revisiones de desempeño.— Nayeon le indicó el expediente frente a ella. — Nadie se ha quejado y él no ha violado ninguna política de la empresa. No ha hecho nada malo,— dijo con racionalidad.

Yoon dirigió una mirada suplicante hacia el consejero delegado, quien finalmente habló. — Ahora, Nayeon, seguramente hay algo que podemos hacer aquí — Ella no se perdió la inflexión en su pregunta, ni la expectativa que él tenía en que ella apoyaría la posición de Yoon. Nayeon sabía que su siguiente comentario sería un punto que definiría su carrera en Bradley & Taylor. 

— No, JaeBum, no hay nada que podamos hacer. No podemos despedirlo por el simple hecho de ser gay. No voy a apoyar una posición que no es ética, por no hablar de moralmente equivocada.— Ella observó cómo los dos hombres tensaron sus ojos ante su último comentario como si la vieran por vez, y ella supo que acababa de entrar en un campo minado.

— Nayeon.

— Es obvio que no es la respuesta que están buscando, pero no obstante, es mi decisión.— En su opinión, no había nada más que decir al respecto.

Los dos hombres se levantaron de su mesa. Jeonghan habló con los labios ajustados. — Muy bien, acepto eso por ahora, pero puedo garantizar que el Sr. Vernon será un problema. Puedes tomar nota de mis palabras sobre eso. 

Antes de que él se apartara de la mesa, Nayeon se levantó y clavó sus ojos en él. 

— Jeonghan, mi consejo hacia ti como consejero en jefe es que dejes de utilizar términos inadecuados y dejes de hacer comentarios despectivos acerca de un empleado de esta empresa. 

Nayeon se derrumbó en el pequeño sofá pequeño en su oficina.  —Santo Cristo. Creo que estoy de mierda hasta el cuello ahora mismo. No había nadie en la sala a su confirmar su observación.

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⏰ Última actualización: Feb 06, 2019 ⏰

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