C-Al abrir los ojos llego a ver una intensa luz, y justo en ese preciso momento descubrí... que soy un engendro no sé quién soy, ni donde estoy, llevo así varios años, no tengo nombre porque las aberraciones no llevan uno, todos me han dejado claro, y aun no entiendo porque sigo aquí.
X-Al abrir los ojos, no diviso nada, todo era oscuridad, pero ansiaba llegar a ver algo, abrí lo más posible mis ojos, ¡de pronto, llegue a ver una gran llama roja en medio de toda esa oscuridad!
Soy un Samaligī de mayor rango, clase-Z-un dragón, la clase más rara del planeta Gē, habiendo solo uno cada 100 años.
En este mundo los de mayor rango son los mandichi, que componen solo el 19% de la población, estos son los únicos que pueden ofrecer efectivamente la semilla de la vida pero no la pueden recibir, también están los shexal-30.5%, que pueden dar y recibir, y los últimos los phadichi-50.5%, que solo reciben la semilla,
Aun así todos y cada uno variamos en su totalidad de avatar, desde un insecto, hasta un dragón...
Y el tiempo pasó, muy pronto deberé elegir una pareja, tengo mucho de donde elegir... pero quiero el indicado, todos conocen quien soy y harán lo posible por estar a mi lado; no deseo elegir mal.
La presión de todos porque elija a alguien por su poder me tenía estresado ya era momento de largarme, saque mi espíritu y me fui tan lejos que no divisaba las grandes torres de la ciudad. Así que baje estruendosa mente digno de un Samaligī de mi rango.
C-¡ha!
X-¿Pero qué?-al mirar debajo de mí, veo a un joven tirado, sollozando por el dolor -¿estás bien?-pregunte, era un joven de apariencia descuidada, de cabellos marrones y ojos verdes que mantenían una mirada distante, me eche a un lado notando que todos veían al joven que yacía en el suelo, hediondo, con el ropaje desgarrado, y heridas sangrantes,
¡No puedo estar involucrado en un desastre!- pensé, así que le tome y lo lleve conmigo a casa, no dijo nada, parecía un pequeño muñeco que obedece sin refunfuñar, lo mande a atender por mis mejores sirvientas, él no se resistió.
Al terminar, se veía diferente, su piel era clara, cabello rubio, ¡estaba totalmente desnudo! Al descubierto marcas de heridas, moretones y magullones, pero seguía con la misma mirada.
-No te preocupes- le dije - libera tu avatar, tranquilo- pero con voz neutra y fría, aseguro no tener uno. Mis pelos se erizaron al llegar a entender que este "Samaligī" no poseía tal. Me quede en silencio, el seguía allí, sin moverse sin enunciar nada.
Y suavemente le abrace, al ver caer sus lágrimas.
-No llores, se lo estresante que es ser diferente, pero ser diferente tiene sus ventajas- y allí por primera vez desde que nos vimos, sentí como me miró, con esos bellos ojos verdes esperanzados... Y en respuesta sonreí, porque si, él es <<lo que tanto espere>>.
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Lo que tanto espere
RomanceEl estrés de ser el unico en este mundo el mas poderoso, me tiene al borde de la locura. Un corto de 500 palabras by liicri...