Capítulo 41

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Clarke estaba muy a lo ama de casa, ropa informal, pañuelo en la cabeza, quitando polvo a la vez que escuchaba el noticiero. Aunque la mayoría del tiempo estaba sumergida en sus pensamientos o tarareando alguna canción. Hasta que escuchó algo que le llamó la atención. Miró la televisión y subió el volumen. Estaban emitiendo desde la empresa de Lexa. Fue cuando le dio un vuelco el corazón.

.... Los terribles acontecimientos enfrente de la empresa Industrial Medical Woods, cuando un motorista arremetió disparando a la presidenta de la empresa Lexa Woods. Nos han informado que del tiroteo... la presentadora se llevó la mano al pinganillo... salió al menos un herido...

No quedó más tiempo escuchando. Rápida y fugaz apagó la televisión y fue en busca de su móvil, que estaba en la mesilla de la habitación. Tenía siete llamadas perdidas, dos de Raven, uno de Octavia otra de Luna y dos de Lexa. Ver las llamadas de Lexa era algo alentadoras, aunque no le quitaba del todo la angustia. Rápidamente le dio a devolver la llamada. Primeros tonos, no contestaba ¿por qué narices tardaba en contestar rápido? Agarró su bolso y de nuevo pillo la primera llave que pilló. Tenía que comprarse un coche más normalito y dejar de usar los de Lexa. Últimamente siempre había ido escoltada por Henry, obviamente no iba a esperar a que éste fuera a buscarle. De nuevo intentó llamar, cuando ya en el segundo intento Lexa contestó:

— ¡Lexa! Acabó de ver las noticias ¿estás bien?

Apretó el botón de abrir, para ver de cual era, del BMW:

— Sí, estoy bien— la voz de Lexa parecía inquieta también— estamos en Oregón State Hospital-Portland.

— Enseguida estoy ahí.

Dijo mientras montaba en el coche y lo ponía en marcha. Ajustó el asiento, los espejos y salió como alma que llevaba el diablo hasta el hospital. Era el mismo en el que estaba Octavia, razón por la que se enteraron las primeras. Clarke, no había conducido muchos coches lujosos y menos que fuesen rápidos. Pero tenía claro una cosa, los odiaba, con nada que pisaba el acelerador ya sobrepasaba los 110 km/h, una auténtica pesadilla, no entendía como a Lexa si le gustaba, ya, su afición por el peligro. Pero resultó beneficioso para llegar antes.

No habían pasado ni diez horas cuando salieron de urgencias cuando ya estaba de nuevo ahí, ahora entendía porque había tenido toda la mañana mal estar, su intuición no le había fallado, sabía que iba a ocurrir algo malo. Entró como una exhalación a la sala de espera. Raven y Octavia ya estaban presentes y Bellamy, un momento ¿Bellamy? Bueno, que más daba eso, Clarke corrió a abrazar a Lexa, que espantosamente estaba llena de sangre. La morena respondió a ese abrazo temblorosa:

— Estábamos en la puerta cuando comenzaron a disparar— comenzó a responder con un hilo de voz— yo estaba unos metros más atrás, intenté avisar que se pusiera a cubierto, pero fue demasiado tarde.

En esos casos cualquier agente tomaría declaración. Pero en cuanto supo de la noticia, Ontari se prestó para encargarse personalmente. Había vivido mucho con Lexa, en ocasiones le pareció de lo más irritante, pero quisiese o no, ya le había cogido mucho cariño. Aunque en un principio Niylah puso pegas:

— Tenemos que estar preparándonos, en unas horas salimos— dijo deteniéndola cuando estuvo a punto de montar al coche— no puedes estar en todo, Ontari.

— Yo no tengo el corazón de piedra Niylah— dijo plantándole cara— me gusta mi trabajo, sí y quiero ser la mejor, no antepongo el amor al trabajo, pero si mis amistades. Lexa es mi amiga.

Terminó de decir aquello, bordeó a Niylah y montó en el coche. La rubia gruñó con disconformidad, aun así acabó subiendo como copiloto. Ontari no dijo nada más, aunque con disimulo dibujó una sonrisa. Niylah, quería aparentar muchas cosas, pero la tensión estaba ahí, la morena ya dio el primer paso y aunque parecía reticente, esperaba que ella diera el siguiente.

Átame  (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora