Hay momentos que quedan para siempre en la memoria.
Momentos cuyo impacto fue tal, que no consiguen ser borrados.
Buenos o malos, no tiene importancia.
Sólo los ves, los vives, los respiras.
Y vuelves a ellos.Se hacía de noche. Se hacía saber gracias a que el sol se daba el lujo de esconderse de las bestias en el lejano horizonte. Una lluvia ligera se daba a relucir encharcando las calles y el césped del bosque no tan lejano de la ciudad hecha trizas. El ambiente era inquietante por el hecho de escucharse unas llamas dentro de algunos edificios que iban siendo devorados lentamente por las brasas que no lograrían ser extintas por la lluvia. Sumado por los ruidos de casas siendo demolidas, gritos de personas siendo la cena de alguna criatura, y sobre todo, los aullidos y llamados de sus enemigos.
Sin embargo no había que hacer ruido, de tantas presas que habían, nada les costaba al par de exploradores ser otro aperitivo más, y no tenían ganas de serlo; tenían que ser sigilosos y atravesar la pesadilla.Era un poco difícil teniendo en cuenta que cada centímetro del suelo estaba cubierto por una escasa pero notable manta de escombros, piedras, o incluso ramas que no dudarían en sonar si eran pisadas. Teniendo en cuenta la agudeza de los sentidos de las bestias que ahora Blake llamaba "Devoradores" era tanta que el crujir de unas piedras les sería suficiente para notar alguna presencia de carne viva, por lo tanto tenían que ser silenciosos hasta con su respirar.
─ Shh... Mira adonde pisas, no queremos alertar a nada ni a nadie. ─ Alertó su compañero el cual portaba consigo un subfusil con medio cargador disponible, antes de escuchar como tropas de bandidos salían corriendo después de matar a un devorador y ver cómo su cadáver se desplomaba al suelo, agujereado por todas partes, dejando que el agua se lleve la sangre que iba brotando de la bestia asesinada.─ ¿Cuantas balas te quedan, Blake?
Blake sacó su cargador de el fusil de asalto que tenía en brazos, tratando de enfocar bien la mirada para visualizar cuantas balas tenía puesto que era difícil siquiera verse el uno al otro en tanta oscuridad.
─ Dieciséis balas; la mitad del cargador. ─ Hizo saber Blake introduciendo nuevamente el cargador, con un aire de suspenso que sabía que también invadía a su compañero. Su pulso estaba acelerado, pero él estaba lo menos nervioso posible. Después de un año de lo sucedido sabía manejar un arma, su precisión había sido entrenada con uno que otro devorador, además de su habilidad para escabullirse en ciertas zonas. Se le daba mejor ser sigiloso, aunque en ciertas ocasiones optaba por la fuerza bruta.El par de supervivientes decidieron cruzar la ciudad pasando por las afueras de cada edificio para hacer el menor contacto posible con el centro de ésta para no llamar la atención de ninguna amenaza. No querían tomar ese riesgo a pesar de tener ropa oscura capaz de camuflarse con el ambiente que iba siendo absorbido por la inminente oscuridad de la noche, y la agonía de los que quieren salir vivos para el día siguiente.
La ciudad, a pesar de estar siendo poco a poco destruida por humanos y bestias, habían supervivientes, grupos de bandidos, auxiliados y otros quienes querían serlo, pues más de uno se hallaba escondido en los recintos esperando un alma bondadosa que los rescatase.
Blake y el otro no serían esas almas bondadosas, lastimosamente. El mundo como estaba en esa actualidad exigía maldad, al menos una poca por cada persona para ser lo suficientemente capaces para sobrevivir una o dos noches.
El tiempo se hacía notar cada vez menos, el ambiente era abrazado por la fría bienvenida de otra noche de locura y sufrimiento. De miedos y temores. Sin embargo no había tiempo para dejarse a merced de los diversos enemigos que afrontaban, da más miedo morir por cobardía que morir con al menos un poco de valentía en las venas. Un último respiro bien merecido sabiendo que luchaste con tus últimas fuerzas, y abandonar quien eras antes para adaptarte a la triste y abrumadora realidad, si no, eras otra presa más.
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Zona Zero
RandomLa historia post-apocalíptica se desenvuelve a través de la vida del adolescente de 17 años Blake, después de haber pasado tres años en medio del supuesto ''fin del mundo'', del cual se basaba de unas criaturas mutantes semi-humanas que buscaban ext...