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"Luz blanca".

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Recuerdo lo hermosa que se veía Bella practicando en su primera clase de ballet, la felicidad que irradiava en su rostro no se podía comparar ni con el más bello atardecer. Sin duda alguna era una pequeña con una jovialidad a flote, ajena de toda la situación de su familia, ella llenaba el corazón de mi madre y el mio con su única sonrisa.

Cuando reía era todo un espectáculo ha escuchar, una risa tan contagiosa que las tres terminavamos por reírnos en un solo coro. Recuerdo perfectamente cuando Bella conoció a Luke, esa misma noche ella fue a mi habitación para que le hiciera dos trenzas para dormir, ahí fue cuando me dijo "Ese muchacho se ve que te quiere mucho, parece el tipo de amor de los cuentos que pasa tan rápido que los dos se enamoran en unos segundos" 

Y pensar que si no me hubiera familiarizado tanto con él, a lo mejor ella seguiría viva. Si no le hubiera prestado toda la atención que le dí, ella podría haberme regalado esa sonrisa llena de energía que siempre me daba. Pero lo escrito en tinta ya no puede ser borrado.

Ahora lo único que me molesta es ese sonido agudo y pausado que da martillazos de una manera torturadora a mi cerebro, una leve luz blanca pero tan resplandeciente es lo que mi mirada logra captar, un olor tan tranquilizante y a la vez MOLESTO pasa por mis fosas nasales.

Una vez logro abrir mis ojos por completo puedo ver con más claridad el panorama, la luz blanca era la bombilla que se encontraba en el techo, el techo y las paredes estaban pintadas de blanco, en mi mano izquierda habían dos o tres cables conectados y a mi derecha sentía una presión sobre ella. Dirigí mi vista a la presión que sentía dándome cuenta que era otra mano, una mucho más grande y de un color más oscuro que la mía, tenía pequeños bellos rubios que la hacían ver más intimidante. Lentamente, empece a seguir el camino del brazo, subiendo por el hombro hasta llegar al rostro del dueño. Tenía los ojos cerrados dejando ver sus pestañas rubias con un leve toque de café claro, una barba de cuatro o cinco días que lo hacían ver más maduro, unos labios rosados con un pequeño hueco en la parte derecha y lo que me dejo más sorprendida, una cabellera rubia llena de rulos y considerablemente larga.

Luke Hemmings se encontraba durmiendo apoyado en la camilla de hospital en la que me encontraba, sentado en un banquillo que obviamente le quedaba pequeño, por lo que tenía que estirar sus largas piernas por debajo de la camilla. Jamás lo había visto tan tranquilo, sin ninguna preocupación o secreto en su rostro que ocultar tras esa pupila azul. En eso, empezó a mover su nariz como la de un cachorro, al igual que empezó a escoger un poco sus ojos cerrados, un gran bostezo fue lo que lo obligo a levantarse de la camilla aun con los ojos cerrados para luego abrirlos y posar su mirada en la ventana que estaba al frente suyo, pasados unos tres segundos, decidió colocar su mirada en mis ojos, a lo que se quedo pasmado. Sin poder decir ni una sola palabra, solo se veía como se aguaban sus ojos poco a poco.

—Hola...—Le dije en un pequeño susurro con las pocas energías que tenía. Él sonrió y empezó a llorar, de igual forma que se lanzaba sobre mi para abrazarme.

—No sabes cuando lo siento, de verdad. Nunca quise que te pasara nada, ______. Te llegue a amar de una manera que no me dí cuenta sino hasta que era muy tarde. Sé que me debes odiar porque literalmente arruine tu vida, tu felicidad, una que ya estaba completa sin mi. No me alcanza la vida ni la voz para decirte cuanto lo siento—Decía en voz baja en mi oído mientras sus lagrimas seguían corriendo cayendo en mi hombro, sus palabras eran cortadas y pausadas a causa del sentimiento que lo recorría—. Simplemente te amo, y lo haré siempre así no me quieras a tu lado.

Se retiro de encima mio y se volvió a sentar en el banquillo de antes, retirando las lagrimas que habían dejado su camino, una vez volvió a mirarme aun con el dolor plasmado en sus ojos.

—Llamare al doctor.—Dijo levantándose y dirigiéndose a la puerta dispuesto a salir.

—Luke...—Trate de levantar un poco mi voz, lo que dio resultado ya que él freno su paso hacia la salida—. También te amo... ahora eres parte de mi felicidad

Él solo sonrió mostrando su hoyuelo y una pizca de felicidad en sus ojos para luego salir de la habitación.

(...)

—Bueno, parece que todo sigue bien y va para mejor. Si sigues a este ritmo calculo que en dos o tres semanas podrás regresar a casa—Dijo el medico mirándome con una sonrisa en su rostro—. Me alegra que hayas despertado, permiso.

Dicho esto ultimo, se retiro de la habitación cerrando la puerta, dejándome a solas con Luke, quien se encontraba de pie junto a la camilla.

—No puedo creer que haya estado un mes dormida—Dije riendo tratando de romper el silencio que se había habituado en el cuarto—. Como pasa el tiempo de rápido.

—Lo se, aunque fue un poco tortuoso sabiendo que no podía ver tus ojos otra vez—Dijo acercándose a mi lado sentándose nuevamente en el banquillo—. Ya avise a tu madre y a Michael que despertaste, casi me rompen el tímpano de tanto gritar.—Dijo riendo a lo que yo lo seguí.

—Ya me imagino...

Otro silencio volvió a visitarnos, ambos con la mirada fija en los ojos del otro, sin decir nada pero suplicando miles de sentimientos. Él se levanto del banquillo y se acerco a mi rostro, colocando sus dos manos a mis alrededores para evitar colocar su peso sobre mi, para luego juntar nuestros labios en un beso que solo había sucedido en medio del caos, que ahora se sentía tan placentero, como un sedante que necesitaba hace mucho tiempo, dándome la tranquilidad que tanto me faltaba.

Los dos jugábamos de una manera tan sincronizada con los labios del otro, como un niño con su oso de felpa que tanto lo ha amparado en las noches. Definitivamente los besos con él, parecían que fueran como el primer y ultimo beso, sus labios se sentían tan tatuados sobre los míos que parecía una ilusión.

Una vez nos separamos, solo nos miramos y nos sonreímos.

—Luke... ¿qué fue lo que paso después de la muerte de la señora Will?—Sabia que a lo mejor ese no era el tema preferido de él en estos momentos, pero necesitaba saberlo, no recordaba nada de lo sucedido después de eso. Mi pregunta obviamente lo tomo por sorpresa, ya que borro automáticamente tu sonrisa volviendo a su lugar anterior.

—¿Te parece si lo hablamos cuando llegue Michael?


















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