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A dos metros de distancia se encontraba de aquella mesa rodeada de chicos. Su corazón latía con mucha fuerza y no sabía el motivo. Llegaba a pensar que estaba así de nervioso porque a la persona que se le acercaría era demasiado hermosa, y el sólo contaba con unas mejillas abultadas que en ocasiones sus familiares dicen que son muy obesas.

Con su paso apretado decide caminar y dejarse de rodeos. Llega a la mesa con mirada agachada, sintiéndo las penetrantes miradas encima de él.

— Mira como los que te gustan..— comenta un chico dirigiéndose hacia un castaño despistado.— delgado, nalgon y con fachada de chica.

Se sueltan a reír. Ese comentario hizo sentir de lo peor a Jimin, quien junto sus manitos y las pego a su pecho.

— Dejen de molestarlo ¿Que se te ofrece pequeñín?.— dice un pelirrosa con sonrisa en el rostro.

Jimin alza la mirada y hace contacto visual con el chico.

— B-bueno.. yo vengo a hablar con Jungkook..— suelta apenado.

Se escuchan murmullos en la mesa hasta que un golpe los sobresalta a todos. El pelirrojo había golpeado la mesa de metal con su puño cerrado, provocando que con eso cerrarán la boca los presentes.

Los pequeños ojos de Jimin se expanden y no evita soltar un brinco y hacerse dos pasos hacia atrás. Ese hombre si que daba miedo y más si lo observaba sin ninguna expresión en el rostro.

El rubio traga duro y vuelve a retroceder hasta sentirse tropezar y sostenerse con la mesa que se encuentra a sus espaldas. Ninguno de los presentes comenta nada, Jungkook comienza a caminar en dirección hacia el niño que ahora catalogaba como cretino y estúpido.

Los ojos de Jimin se aprietan y su corazón deja de latir al sentir que aquel chico hermoso ha cogido uno de sus mechones rubios, Jungkook se pierde por segundos en esas finas hebras, las más brillosas que nunca antes había visto, lo primero que se le vino a la mente era de que ese niñito tenía un muy buen estilista.

Antes de decir algo, el pelirrojo relame sus labios y desliza su mano hasta que está llega acariciar la mejilla contraria. Jimin se tensa al instante y recordando las palabras de advertencia que le dió su primo, se jala de inmediato, retrocediendo hasta que logra caer de espaldas al suelo.

Las salsas de tomate que se encontraban arriba de la mesa caen al suelo al igual que el dispensador de servilletas desechables, la mesa se había volteado y las sillas habían quedado un poco estropiadas al igual que el cuerpo pequeño de Jimin.

Ninguno evito reír, las carcajadas resonaban por toda la cafetería, comentarios con burla fueron directo al rubio que seguía tirado en el suelo, algunas palabras obscenas también lo acompañaron.

Jimin se había decidido por mantener sus ojos cerrados en ese momento tan apretado y vergonzoso de su vida, pero algo hace que los vuelva abrir, la misma voz de aquel chico que le permitió hablar hace unos segundos había aparecido en el lugar, causando que despegará sus ojos y alzará la mirada. Lo primero que encontró fue el rostro del pelirrojo, a este se le miraba con una pizca de burla.

—Ayuda a levantarlo Jeon, se caballeroso. —ordena el pelirrosa señalando con su barbilla a Jimin.

El mencionado rueda los ojos, lo que ocasiona que Jimin se sienta incomodo y haga la acción por si solo, sin esperar que alguien venga al rescate. Se pone de pie y sacude sus costados y en el acto deja a la vista el trasero más apetecible ante los ojos de Jungkook.

El pelirrojo había ensanchado un poco sus ojos y para no ser tan obvio retiró la mirada de la perfección de culo de ese chico.
Paso varias veces la lengua por sus labios y metió una de sus manos a la bolsa derecha de su pantalón para después recargarse en un solo pie y observar al niñato de arriba abajo. En esa posición se miraba apuesto, tan apuesto que Jimin se lo imagino como un príncipe de aquellas caricaturas que miraba de pequeño.

The Jeon Twins ➸2 JJK,1 PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora