Sexy Brutale.[✓] Namjin‽ ¡TERMINADA!

Carne Virgen [Fin de Temporada]

Jung Hoseok.

Mis manos empiezan a mover las riendas mirando a cada una de las personas en el pueblo estar en un estado demasiado deprimente, odiándose por su ignorancia. No tomar los medicamentos que les obsequió de afuera por el solo hecho de provenir de afuera, aceptando la muerte como si se tratara de un castigo divino de su dios.

Jalo de las riendas deteniendo mi caballo enfrente de esa pequeña instalación, bajo del caballo dejando una caricia mientras amarro la cuerda en la pequeña barra, entro al pequeño edifico de mercado escuchando el tintinear de una campana anunciando mi entrada, miro alrededor mirando al chico de la caja estar leyendo una revista mientras degusta de una maleta, al levantar ligeramente su vista se detiene frente a mí.

-Oficial Jung. Me alegra verlo aquí. –Menciona el chico pelirrojo con una dulce sonrisa.

Asiento con una sonrisa acercándome en el mostrador sacando del pequeño refrigerador varias botellas de agua, él se pone de pie de su lugar para pasar las botellas sobre la barra de precios.

-¿Cómo sigue el pueblo? –Pregunta el mientras lleva las botellas en las bolsas.

-Enfermo, me temo que haya más personas falleciendo... -Comento con un tono triste sacando mi billetera sacando un billete a lo que el cajero lo toma.- Las personas no aceptan el medicamento que surten de afuera.

-Le creo. –Menciona el volviendo a su asiento cruzando los brazos molesto.- Aunque no podemos hacer nada en respecto si siguen con aquel ideal extraño, ya viste como me dejaron al entrada del establecimiento.

Lo miro señalar en las vitrinas de las ventanas cubiertas de sangre, la mayoría de los ciudadanos en sacrificio que llenar de sangre la puerta de sus hogares con la idea que espantaran el demonio que para ellos maldice sus tierras.

-Ya no tengo ni idea de que poder hacer Han. –Le soy sincero mirando al chico pelirrojo.- Esas personas, todas ellas están tan apegadas a sus tradiciones que un día de estos terminaran con el pueblo.

-¿Crees que las muertes se deban a los rituales que hacen? –Pregunta el sacando el caramelo de su boca observándolo como si se trata de lo más importante en su vida.- Como ese en el que salen fuera del pueblo. Por un momento si pensé que era una maldición hasta que usted me lo explico.

Los rituales que hacen es al cumplir la mayoría de edad, en Sacrificio tienen la tradición de enviar a un grupo de chicos a sobrevivir en las afueras, si resisten veinticuatro horas por su cuenta se etiquetan como buenos cristianos y dignos para Sacrificio. El año anterior me había encargado de saber que era lo que hacía morir a toda esa gente, no era la supuesta neblina que hacia palidecer a los demás, no.

Fuera del pueblo había una extensa variedad de flores, en donde la mayoría de las personas de sacrificios las usaban como medicamento o según ellos eran comestibles, pero no lo sabían hasta que empezaron a consumir en el último ritual. La mayoría de las personas en el pueblo habían tomado algunas de las flores que se encontraban afuera para sobrevivir, pero tomaron una flor con tono blanquecina, la cicuta había sido la causante de todas esas muerte y la razón por la que el pueblo empezó a temer, claro. Con la idea de que habían sido sus pecados que habían cometido todo esto.

-Después del último ritual la mayoría de las personas no salían del pueblo. –Menciono sacando de la bolsa la botella de agua observándola.- Lo que está matando ahora el pueblo es por cólera.

Miro a Han mirarme por sorpresa mirando como su caramelo cae de su boca por la gran sorpresa.

Las personas en Sacrificio consumían agua del lago que se encontraba un poco afuera del pueblo siendo su única fuente de agua para ellos. Él agua que todo el pueblo consumían parecía estar contaminada causándole esos malestares a todos, donde la mayoría de las personas buscaban el alivio no solamente entre rezos si no que recurrían de nuevo a la flor de cicuta, la cicuta era una flor venenosa que contiene un potente veneno, esa misma planta era conocida como la que mato Sócrates.