- Pude reconocerte desde lejos -dijo quedando frente a mí, me miraba de pies a cabeza, de manera descarada el ricachón Louis Roth-Aldridge- ¿Qué haces por aquí?
- Yo...
- Lo siento Señor Roths-Aldridge, estas son las personas que merodeaban por las cercanías. Ahora serán despachados, toda situación está bajo control.
- Luego los despachas, ella es una amiga y el... -por fin noto la presencia de Eloy.
- Eloy MacQuoid -dijo tendiendo la mano que tenia libre, Louis la estrecho con seguridad, como si él fuera el dueño del mundo. Puto arrogante.
- Puede retirarse -le dijo al hombre calvo- Deben estar sedientos.
No tomo en cuenta a Eloy que aun atrapaba mi mano en la suya. Llegamos a una especie de carpa, nos servimos agua, a pesar que nosotros traíamos. Tenían una especie de Gatsby pero gratis, solo para trabajadores. Eloy acepto la comida que le habían ofrecido, luego Louis le pidió unos minutos a solas conmigo.
Ay, Ay, Ay. Yo sé que hará en esos minutos a solas conmigo y no será caminar por el bosque.
Tal vez yo también quiero que no solo caminemos por el bosque.
¡Por dios! ¿Puedes controlar tu vagina?
No. nO. NO
- ¿Es tu novio?
- No. Es el hijo de Albert McQuoid, estaba sentado junto a Thomas en la cena.
- ¿Qué hacías con él aquí? -preguntaba muy calmado.
- Es aficionado a la fotografía. Su madre no quería que me quedara aburrida con su presencia y le pidió que me llevara a donde iría él. Aquí estoy, recorriendo el bosque, tomando fotografías -solo asentía mordiéndose el nudillo del índice- ¿Qué haces tú aquí?
- Mi trabajo -levante las cejas en señal de pregunta, sonrió de manera exquisita- Estudio Arquitectura.
- Dijiste que habías terminado con eso.
- Me especializo.
- Está sirviendo la especialización, porque la casa se ve esplendida -sonrió, ya habíamos entrado hace unos metros en el bosque.
- ¿Aun estas con Thomas? -quito la sonrisa y se volvió serio.
- Solo hasta mañana.
- ¿Qué harás mañana? -hizo un gesto con el dedo para indicarme que fuera en esa dirección.
- Comprar un departamento en Londres.
- Si quieres puedo ir con mi equipo y remodelarlo como tú quieras.
- No soy millonaria como tú. Lamento informártelo.
- Sera gratis. Como un pago.
- ¿Pago por? -sonrió pícaro, mordiéndose el labio inferior, me miro felino. Me apoye en el árbol más cercano.
- ¿Tienes frio, Abigail?
- No, de hecho aun estoy acalorada -dije poniendo con las dos manos en lugar los cabellos que se habían escapado de la coleta.
- Puedo notarlo -con rapidez me tomo por la cintura, no pude bajar mi brazo derecho, quedo sobre el de él. Subió la mano hasta llegar a mi seno izquierdo, le masajeo apretando mi pezón- Estas deliciosa, así, toda sudada.
Con mi boca entre abierta, dejando escapar algunos quejidos por sus caricias, quise tomar su boca, pero la esquivo, besándome las comisuras mientras apretaba mis costillas en sus manos. Tomo mi coleta y tiro de ella, dejando al descubierto mi cuello. Una de sus manos bajo esta mi pantalón de niño y lo desabrocho. Introdujo la mano bajo mis bragas por mi espalda para encontrar mi trasero. Soltó mi coleta y esa mano ayudo a la otra a masajear mi trasero bajo la ropa, de vez en cuando rozaba mi sexo. Volvió a subir las manos y a medida que subía la polera lo acompañaba hasta que me dejo sin esta y la coloco en su hombro. De inmediato ataco mis pechos con esa lengua venenosa. Me mataba con cada caricia. Me volteo rápido y sentí mi sonido favorito en el mundo, el cierre de un pantalón. Introdujo las manos por los costados de mis bragas y con fuerza bajo los pantalones junto con las bragas hasta mis tobillos. Desde estos fue subiendo mordiendo ligeramente mis piernas. No te estás manteniendo firme. Conténganme por favor. Llego a mi trasero y también lo mordió. A la mierda contenerse.
ESTÁS LEYENDO
I Can't Stop
De TodoTuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad —Anne Frank Al comienzo, cuando todo terminó cada vez que leía está frase las lágrimas llegaban a mi, preguntándome ¿Por que yo? pero luego pensé ¿Por que no yo? Una chica de trece años, judí...