Entra en mí con fuerza y clavo mis uñas cortas en su espalda. Jadeo y sus labios se ponen sobre los míos.
Era la segunda vez que lo hacíamos y lo había echado de menos. Su pesada respiración, su pelo revuelto, sus besos, su toque, la ropa tirada por mi pequeña habitación...
No tenía nada con él. Ninguna relación amorosa. No hablábamos todos los días. Mucho menos nos veíamos. Éramos amigos con derecho. Y nos respetábamos el uno al otro.
O por lo menos eso creía, claro.
— Estoy llegando —me informa—. Maldita sea, cariño, dime que llegas ya.
— Aún no.
Y bueno, no siempre los chicos hacían llegar primero a las chicas. Por primera vez desde que nos conocemos, me he atrevido a hacerle sexo oral. Había tenido que separarme porque "Lía, nena, como sigas así voy a correrme ya".
Él sale de mí, se pone de rodillas en la cama y se quita el preservativo. Empieza a tocarse y lo admiro.
Ni el actor más sexy de porno conseguía embelesarme de esa manera. Su cabeza está echada hacia atrás y puedo ver las venas en su cuello. Bajo por su musculoso pecho donde tiene algunos tatuajes y llego a su miembro, que está siendo movido rápidamente por su mano.
¿Lo que más me gustaba? Las venas que tenía en ella.
En su mano, no en su miembro. No seáis mal pensadas.
Gime y se corre encima de mi abdomen. También me gustaba escucharlo gemir. Eso significaba que disfrutaba de esto tanto como yo.
— Joder —murmura.
Echa la cabeza hacia delante y me mira. Sus dedos se acercan a mi boca y la abro. Mete dos dedos dentro y después baja hasta llegar a mi pecho.
Su mano se aleja de mí y alcanza las toallitas que están en la mesita de noche. Saca una y la pasa por mi abdomen para limpiarme.
Miro como lo hace, poniendo esmero en ello y sonrío, no puedo evitarlo.
— No he acabado contigo —dice tirando la toallita a la papelera que tengo allí.
— Es todo un detalle —murmuro.
— Querrás decir que soy todo un caballero —se pone de rodillas en el suelo y coge mis piernas, acercándome al borde de la cama.
— ¿Un caballero por hacer algo que debes hacer?
— Muchos chicos no lo hacen —besa el interior de mis muslos y me estremezco.
— Lo sé.
Su boca empieza a darme placer y pongo mis manos en su pelo. Estoy tan sensible que dudo mucho que tarde en llegar.
Nick era... Nick. Su sonrisa traviesa te hacía sonreír de la misma manera y te llevaba a unos orgasmos en los que podía tocar el cielo.
Ambos nos vestimos y me alegro que no haya venido vestido con el uniforme.
— Había olvidado que te sienta bien la ropa de calle —le digo poniéndome la camiseta.
— Pensé que te gustaba el uniforme —se levanta de mi cama después de abrocharse los zapatos.
— Y me gusta.
— Su brazo rodea mi cuerpo y me estrecha contra él.
— No sé si podré algún día colarte y hacerlo en un Hummer.
— Si hay más chicos allí me apunto —pongo mis manos en su pecho.
— Pero bueno, ¿Qué clase de pervertida eres?
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Goodnight and go (Disponible en Dreame)
Roman pour AdolescentsNunca lo entendí. No llegué a saber qué quería, cómo se sentía. Era un misterio. Ese chico alto y moreno de ojos azules y verdes, era un enigma. Su corazón lo era.