El pintor [Grintson]

El aroma sofocante de los libros

Mientras aguardábamos a que estuviera listo el café para la sobremesa, Rupert me hizo una seña.

Se puso de pie y me invitó a ir detrás de él.

Cuidando que los demás no nos prestaran mucha atención, lo seguí hacia las escaleras.

-¿Dónde vamos?-Pregunté con curiosidad.

Rupert sonrió y tomó mi mano, tirando de ella para conducirme hacia arriba. Pasamos el primer piso sin detenernos y llegamos al segundo.

Él se metió detrás de una puerta y no me quedó más alternativa que seguirlo.

Sonreí al ver el lugar. Sin ninguna duda se trataba de su habitación.

-Vaya.-Dije.

Era un espacio amplio. Todas las paredes estaban cubiertas en todas partes por papeles: dibujos a mano, esquemas y garabatos. Era como la habitación que yo ya conocía, en su casa. Pero en aquel cuarto no tenía tantos papeles en las paredes, había más lienzos.

-Vaya.-Repetí.

Todo estaba en perfecto orden. Seguramente su madre mantenía así su habitación.

Estaba impecable.

La cama estaba hecha, y tenía un edredón blanco de plumas con manchas de pinturas por todas partes.

-Marcus se está quedando aquí ahora. Mientras sus padres y él esperan que acaben de construir su nueva casa.-Dijo Rupert señalándome un escritorio cubierto de libros y enciclopedias.-Es un verdadero genio. Tiene no sé cuánto coeficiente intelectual. Es espectacularmente listo.

Sonreí y me acerqué a una pared cubierta de dibujos.

-¿Tú hiciste todos?

-Todos. Y faltan más de la mitad. Mamá los desperdigó por el resto de la casa.-Se encogió de hombros.-Aunque nunca me perdonó que me convirtiera en artista, siempre le gustaron mis dibujos.

Sonreí y caminé hacia el fondo de la habitación, hacia una mesa de dibujo que estaba preparada para que alguien se sentara a hacer algún uso de su creatividad.

Miré la hoja en blanco y los lápices simétricamente ordenados (que con total seguridad él no había ordenado), y mi sonrisa se hizo más grande.

-Me gusta tu cuarto, Rupert. Se ve muy bien.

Él sonrió y miré a mi alrededor otra vez. Había bocetos incluso en el techo.

Y una biblioteca junto a la puerta.

Me acerqué con intriga.

-Esos son mis libros de la universidad.-Dijo él con orgullo.-Teorías artísticas y de dibujo... Cosas aburridas.

-¿Bromeas? Me encanta el arte. Suena muy interesante.

Me puse de puntillas para leer los títulos de los volúmenes que estaban más arriba.

Mientras intentaba bajar uno que me interesaba, sentí que su cuerpo me acorralaba contra los estantes.

-Joder, este vestido te queda precioso.-Susurró pegando su pecho a mi espalda, hablando directamente en mi oído.

-Rupert...-Murmuré notando que me apretaba un poco el trasero.-...Toda tu familia está abajo. Toda. Tus sobrinos, tus hermanos y tus padres. Ni siquiera pienses en...

-Tendremos que ser silenciosos, entonces.

Mordí mi labio inferior y traté de voltear. Logré girar mi cabeza para besarlo, pero sus manos me mantuvieron quieta, enfrentando a los estantes.