*Hannes en Multimedia*
- No sé de que hablas -deje la bandeja sobre el mesón. Disimulando.
- Nadie recibe un Cubo de Oro -hizo una pausa, mirando el pequeño cubo que se alojaba en mi pizarra de recuerdos-, A menos que seas extra ricachona o hayas trabajado almenos un año con Paxon.
- ¿Cómo sabes de mí? -sonriente se sirvió te en un vaso alargado- ¿Trabajas para él?
- Todos los que trabajamos con Paxon sabemos de ti. Todas esas putas te tienen envidia, nadie ha podido surgir sola cuando abandonan a Paxon -bien, mi vecino salió gay y puto.
- No digas su nombre nuevamente -me senté a su lado- ¿Porque me conocen? yo no hablaba con nadie, solo hacia mi trabajo.
- Las cosas se pusieron mal luego de que te fuiste -dio un sorbo a su té- Varios clientes abandonaron los servicios de Diamond y prefirieron seguirte. Jamás había pasado en tal cantidad ¡10 clientes! -dijo mostrando las dos palmas de las manos- Hiciste enojar mucho a Paxon.
- No hice nada.
- Seguro, nena.
- Solo les informe mi retirada y ellos no quisieron tomarla. -mentira, solo en parte.
- Estuviste dos años en el Diamond. Nadie se escapa fácilmente ¿Qué le hiciste a Paxon que tanto le dolió?
- No digas su nombre -dio una sonrisa de lamento y dio un mordisco al mufin.
- ¿Qué hiciste luego de Diamond?
- Estudiar -mentira.
- ¿Qué estudiaste?
- Algo que se llama, no te incumbe.
- Muy buena carrera, gran campo laboral -termino el pastelito, tomo te y se acomodo la chaqueta- Eres muy mala mintiendo. Todos sabemos que seguiste en el negocio, arruinaste Diamond.
- ¿Todos lo saben?
- Eres leyenda entre las Putas.
- ¿Qué saben?
- Solo que estabas para las grandes billeteras políticas e industriales, pero nadie entregaba información, todos lo ocultaban.
- ¿Para que querrían volver a contactarme? La que sale de Diamond no vuelve a entrar.
- Lo sé. No es de mi interés saber.
Mil sentimientos llegaban a mi estomago y los recuerdos. Recuerdos. Recuerdos.
Trabaja duro, en silencio y deja que tu éxito hago todo el ruido. Hice demasiado ruido, demasiado como para llegar a los oídos de Paxon.
Paxon, mi ex jefe. El dueño de Diamond, el jefe de trata de blancas, el jefe de la prostitución, el jefe de las apuestas, el jefe de las drogas y el responsable de cada muerte en Manhattan.
El Diamond fue donde fui arrojada bruscamente a la realidad. Donde fui esclava dos putos años, donde me quebraron y armaron una nueva Abigail. Ya no recuerdo a la antigua.
La ira, la rabia, la tristeza, la impotencia llegaban como balas a mi pero luego recordaba mi vida actual y todo volvía a la calma. Conté hasta diez, respire profundamente con los ojos cerrados y abrí los ojos lentamente. Aquel chico ya se había devorado un segundo mufin, se limpiaba las comisuras de la boca.
- Tranquila, yo no diré nada. Seré solo tu vecino Hannes -al hablar era muy expresivo con las manos-. Encantado de conocer a la famosa Abigail.
De inmediato notó lo incomoda que me sentía. El no sufrió todo lo que yo sufri, el no soporto todo el dolor que yo, el no murió como yo. Comenzó hablar de unas tiendas de marcas importantes a mitad de precio. Zapatos de lady gaga, la cintura de Katy Perry y Jennifer Lawrence en los Juegos Del Hambre, me distrajeron bastante hasta me sentía cómoda, ya estaba con los pies sobre la silla, apoyando mis brazos en las rodillas, escuchándolo maravillada, entretenida y curiosa. Las dos horas se me pasaron larguísimas hablando también de mis viajes, claro que omití todo nombre de clientes y no clientes. No puedo confiar 100% en el. Bebimos lo último de té que nos quedaba y el cerrajero llamo a mi puerta. Agradecí su compañía y él la mía, además de la comida y la llamada. Sonriente y coqueto se encamino con el cerrajero hasta su departamento.
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I Can't Stop
RastgeleTuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad —Anne Frank Al comienzo, cuando todo terminó cada vez que leía está frase las lágrimas llegaban a mi, preguntándome ¿Por que yo? pero luego pensé ¿Por que no yo? Una chica de trece años, judí...