Riku's POV:
Mi vida siempre se había desarrollado en el mar, desde muy pequeño me había criado entre muelles y cubiertas de hermosos y fascinantes barcos. Tal era mi amor por el océano que no identificaba la pequeña ciudad portuaria en la que vivía como mi hogar, sino simplemente como un sitio de paso, ya que el puesto de hogar lo ocupaban el mar y los barcos.
El día en el que cumplí mi mayoría de edad fue el más feliz de mi vida, ya que mis padres, con toda la pena del mundo, me dejaron zarpar solo en busca de nuevas aventuras. Durante dos años el mar fue mi refugio mientras que las olas fueron mis mejores amigas.
Mi madre, al verme después de dos largos años, me estrechó fuertemente entre sus brazos mientras lloraba. Por otra parte, mi padre se unió al familiar abrazo, preguntándome qué había visto y hasta dónde había llegado.
Les conté todo, desde el color del mar de cada puerto hasta la amabilidad y hospitalidad de los habitantes de las distintas ciudades que visité. Además, les di todo aquello que había comprado como recuerdo a modo de recompensa por haberme permitido zarpar solo.
Mas, a pesar de todo el cariño que notaba que mis padres me tenían, me sentía solo y a la deriva. Sentía que faltaba algo en mi vida, pero no sabía el qué. Fue entonces que pensé en el amor. Había conocido a muchas mujeres hermosas y amables durante mi travesía, pero ninguna nunca me hizo sentir de esa manera que las novelas decían.
Al recordar aquello me sentí confuso, quizá era simplemente porque ninguna logró en ningún momento llegar a calar del todo en mi corazón. Negando con la cabeza, alejé ese pensamiento de mi mente y salí de casa en dirección al bar que solía frecuentar con mi padre cuando era pequeño, necesitaba despejarme un poco.
Pedí como siempre un cubalibre y, tras terminar este, otro más, y así sucesivamente hasta que terminé acalorado y mareado. Por loco que parezca, ahogar las penas en alcohol ayuda bastante.
Tambaleándome como un niño pequeño que está dando sus primeros pasos me dirijo a los muelles con la vista fija en la luna llena que corona el hermoso cielo nocturno. Con un suspiro me siento en el borde de uno de los muelles con las piernas colgando, todavía con la vista fija en la luna.
Es entonces que un chapoteo en la lejanía llama mi atención, así que, de la mejor manera que puedo, fijo mi vista allí, viendo una figura mitad hombre mitad pez salir del agua para adentrarse en ella de nuevo.
Incrédulo y echándole la culpa al alcohol que ahora mismo tengo en sangre rasco mis ojos, mas la figura no vuelve a aparecer, dejándome realmente desconcertado y confuso. Es imposible que haya visto un tritón, se supone que no existen, ¿no?
—¡Oye! ¡Te he visto! ¡Ahora no te escondas! —Vocifero dando un paso al frente.
Es entonces que, antes incluso de que pueda plantar el pie, un mareo a causa de la borrachera asalta mi cuerpo, haciéndome perder el equilibrio. Sin poder hacer mucho caigo de espaldas dándome un golpe en la cabeza que nubla mi vista.
Lo último que siento antes de caer inconsciente es el mar envolviendo mi cuerpo en un gélido y húmedo abrazo.
Sora's POV:
Mis diecinueve años de vida han sido siempre igual, ya que no hay mucho que hacer cuando se vive bajo el agua más que ir de aquí para allá hablando con la gente aparte de ir a clase. Y sí, he dicho cuando se vive bajo el agua. Quizá os suene extraño, pero soy una de esas "leyendas" del mundo humano: un tritón. Existimos, no somos un mero cuento de hadas o leyendas que los marineros relatan.
Para escapar de la rutina visito de vez en cuando la superficie ya que me fascina, tanto el mundo de fuera como las criaturas que viven en él. Lo malo es que tengo que hacerlo a escondidas de todos, ya que no está muy permitido subir debido a que los humanos son crueles con los de nuestra especie. Al menos eso es lo que me han dicho desde que era pequeño.
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Drifting Boat {Soriku}
RomanceDISCLAIMER: Este One-Shot es de género Yaoi (romance chico x chico) y si no te gusta este género es muy sencillo: vete por donde has venido y no tires arena al trabajo de los demás, ¡gracias! Y ahora sí, comencemos con la introducción que suelo hace...