Hong Bin puso seguro a su puerta, la cerró muy bien que hasta candado le colocó, sus manos temblaban en el acto y cuando había finalizado su trabajo se alejó de la entrada, hizo lo mismo con las ventanas, cerró las cortinas y se aseguró que todo estuviera bien.
Bajó las escaleras hasta la primer planta de nuevo y enseguida el teléfono de base comenzó a sonar. Dio un salto y llevó ambas manos a su pecho, ¿De nuevo? ¿Era él?
Con pasos lentos se acercó a la mesita de noche y descolgo el aparato.HB- ¿Diga? - preguntó más para sí mismo que para la otra persona al otro lado de la línea.
Silencio
HB- ¿Quién es? - volvió a interrogar con el corazón a punto de salirse de su pecho.
El golpeto en la puerta provocó que Hong Bin soltara el teléfono, éste cayó al suelo y de nuevo hubo silencio. Su respiración era errática, sus ojos se llenaron de lágrimas y su mirada estaba perdida en la penumbra del corredor.
Las luces palpitaron un poco hasta que la claridad se fue por completo. De nuevo todo se ilumino y el silencio aparecio.- No vas a deshacerte de mi - la voz que provenía de la bocina del suelo parecía más una amenaza que una simple oración, Hong Bin estaba a punto de colapsar del miedo, asi qué volvió a tomar el teléfono en sus manos y freneticamente telefoneo a la policía.
- Buenas noches en que-
HB- Alguien, alguien está haciendo llamadas extrañas - interrumpió alterado. La chica que había contestado el teléfono apuntaba todo en una pequeña libreta e hizo señas a los oficiales.
- Deme su dirección - pidió ella pero cuando Hong Bin abrió la boca para decirle las luces se fueron de nuevo.
HB- ¡Por favor alguien...! - dijo mirando el teléfono en sus manos.
- Pobre de mi amor, nada voy hacerte - Hong Bin jadeo y miró hacia el corredor donde había provenido el susurro. Esa persona estaba con él, bajo el mismo techo.
Sus lágrimas cayeron y reprimió las ganas de gritar, el sudor ya estaba mojando por completo su frente, apretó los puños y comenzó a retroceder poco a poco.No podía creer que ese pequeño problema que creyó estúpido y sin nada de importancia llegaría hacer algo peor, esas llamadas extrañas donde solo había silencio y la palabra te amo se oía antes de que la llamada se acabara.
Ahora sabía que esa persona no estaba jugando.
Los pasos lentos que provenían del pasillo se acercaban cada vez más y Hong Bin odiaba ese sonido pues no veía absolutamente nada. Pero la luz lo cego de nuevo cuando prendieron y ahí estaba, un hombre alto, robusto, cabellos negros y una mirada penetrante. Entonces ese sujeto le sonrió.
Hong Bin sintió la adrenalina recorrer cada centímetro de su cuerpo así que subió las escaleras como pudo, escuchando tras de sí también aquellos pasos apresurados.- Ven aquí cielo - rió aquel hombre, estaba sintiendo una enorme satisfacción pues ver al amor de su vida asustado le agradaba.
Hong Bin empujó la puerta de su cuarto y la cerró justo cuando el contrario la golpeó con tanta fuerza que las ventanas retumbaron en el acto.
- ¡Abre! - ordenó
HB- ¡No! ¡No voy hacerlo! - jadeo, la desesperación ya lo había invadido por completo, ahora su mirada cayó en la ventana que daba al callejón, esa sería su última escapatoria.
Sostuvo por última vez el picaporte y lo soltó, corrió hacia la ventana dispuesto a lanzarse sin tener cuidado pero entonces a punto de asomarse un brazo envolvió su cintura y una mano tapó su boca llevándolo de nuevo hacia adentro. Forcejeo como pudo, lanzando patadas y moviendo su torso para obtener su liberación pero no logró ninguno de sus objetivos.