Cuando Subaru vio aparecer a Shu al otro lado de la verja sonrió. El le ayudaría a salir de aquí, le protegería como siempre lo había hecho. Pero esa esperanza desapareció cuando vio la expresión del rubio. Nunca antes lo había visto tan asustado, parecía estar apunto de desmayarse o salir corriendo. Pero en cambio, se quedo petrificado en el sitio como una estatua de piedra.
—¡SHU! —le llamo Subaru en un intento de hacerle reaccionar.
La expresión del alvino era de puro terror, no podía salir ni defenderse y dentro de unos minutos tampoco siguiera podría respirar. Suplico internamente que su hermano le ayudara, no quería morir, no ahora que tenia la oportunidad de ser feliz a su lado.
Apretó con fuerza los barrotes que lo separaba del rubio tratando por todo los medios de hacerlos ceder pero una fuerza invisible se lo impedía. Sabia que era Reiji pero aun así lo siguió intentando, por Shu.
—Subaru…yo…lo…siento..n.no…puedo..yo…el..fuego.
El menor sonrió conteniendo las lagrimas que amenazaban con salir.
Comprendió con resignación lo que le estaba ocurriendo al mayor. Le temía al fuego, tal vez fuera por el trauma que sufrió de niño cuando su unico amigo murio quemado junto a su pueblo.Dejo de intentar romper los barrotes, era inútil seguir intentándolo.
Agacho la cabeza asumiendo que iba a morir. Hace unos dias eso no le hubiera importado, de hecho, lo deseaba. Pero después de todo lo que había ocurrido con Shu le era doloroso morir y dejarlo completamente solo.
—Shu… ¡TE QUIERO! —grito con todas sus fuerzas sintiendo que tal vez esta fuera la única vez que pudiera decírselo al rubio.
Con los ojos brillosos de contener sus lagrimas, se alejó de la verja y desapareció dentro de la torre a punto de desmoronarse.
Subió los escalones mientras estos se desasían bajo sus pies. El humo le quemaba la garganta ralentizándolo mientras subía a lo alto de la torre por unas escaleras en llamas.
El humo hacia que le escocieran los ojos y lo viera todo borroso logrando que tropezara con el ultimo escalón. Cayo al suelo justo cuando otro tornado de fuego azotaba a la torre. Las llamas entraron por la pequeña ventana y envolvieron toda la sala.
Subaru chillo de dolor cuando el fuego le abraso la espalda.Se quedo unos instantes temblando en el suelo gimiendo del inmenso dolor que sentía. Su espalda ardía de dolor como mil infiernos.
Hizo un esfuerzo y se levanto tambaleante. Se apoyó en una de las paredes para no caer, le era difícil mantenerse en pie con semejante quemadura a la espalda haciendo que sintiera cada uno de sus movimientos como una tortura.
No lo lograría. No llegaría a escapar de la torre antes de que los trillizos la convirtieran en polvo.
—Subaru, mi pequeño puedes hacerlo—escucho el alvino en un leve susurro como si fuera murmullo del viento. Esa voz le era tan familiar como las cicatrices de sus manos causadas por su daga.
Hacia tanto tiempo que no escuchaba esa voz que por un momento creyó haberla olvidado.
—¿Mama?
Ante el se mostro la silueta fantasmal de su madre. Tan hermosa como la recordaba, con su pelo blanquecino recogido en un moño y su vestido blanco y negro pulcramente colocado sobre su fina figura transparente.
Tenia una expresión de profunda tristeza pero trataba de hacer que no se le notase.—Hijo, no te rindas, puedes hacerlo.
Los ojos de Subaru comenzaron a soltar lagrimas sin que su dueño pudiera retenerlas.—Mama—sollozo el alvino—perdóname… por destrozarte la vida.
El rostro de su madre se enterneció.—Perdóname tu a mi por culparte de todo. Nunca fue tu culpa sino de tu padre. Tú no eres el.
Subaru cayo de rodillas ante el fantasma de su madre. El había sido la razón de su locura y resulto que eso no era así. Todo lo que creyó cuando era niño era mentira.
Era realmente cierto que su madre se suicido para no tener que verlo mas o en realidad fue para escapar al fin de esta presión de roca.
—¿Duele morir? —pregunto sabiendo que moriría.
—No, duele cuando dejas asunto pendientes en este mundo. Yo deje a mi niño solo. —Alzo su mano traslucida y rozo sus fríos dedos con la mejilla de su hijo.
Subaru sintió su toque como una ligera brisa de invierno.
—Levántate, rompe ese muro y vive.
—Te he echado mucho de menos mama—dijo el alvino secándose los ojos. —¿Por qué me pediste que te matara? ¿Por qué me dijiste que luego me quitara la vida?
—Quería morir por la persona que mas amo—sonrió Christa— Te dije que te suicidaras para que estuvieras conmigo y pudieras librarte de tu padre. Pero cometí un error, no tenia que haberte hecho vivir eso cuando solo eras un niño. ¿Podrás perdonarme algun día?
Subaru asintió limpiándose con la manga de su camiseta las lagrimas.
Se levanto justo cuando el espectro de su madre desaparecía dejando a la vista un muro de roca medio carbonizada.Subaru la golpeó con codas sus fuerzas una y otra vez sin prestarle atención al dolor de su espalda quemada o a la sangre que se escapaba de sus nudillos malheridos. Le echo encima toda la rabia que almaceno desde que era niño.
¿Por qué a mi?¿Por qué me tenéis que joder todos?
Lo unico que quiero es vivir libre.Finalmente la pared cedió dejando un boquete lo suficientemente grande como para poder escapar de allí.
Sin pensarlo dos veces se precipito al vacío.Uso su poder y voló hasta el bosque permaneciendo oculto en todo momento por la misma torre de la vista de sus hermanos.
Aterrizo sobre la hierva mareado y tosiendo humo.
No resistió mas y se desmayó poco después de ver como la prisión de su madre se venia abajo.
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La Daga Blanca (Shu x Subaru)
FanficSubaru vive con sus cinco medio hermanos en la mansion de su familia junto con la humana Yui, quien es asesinada por Ayato y esto despierta la ira del alvino. Pero sus hermanos no piensan permitir que el menor sea feliz y para ello cada uno trata de...