Escritos recurrentes

1. Abuela.

Entré a ese cuarto, ese que una vez estuvo lleno, ahí donde de pequeña llegaba corriendo con una sonrisa en la boca, con el cabello hecho un desastre y la ropa sucia. Ella me abrazaba y me decía siempre lo mismo; "Deja de correr muchacha necia" pero no era un regaño, no se sentía como uno. Esas palabras eran tan cálidas que mi corazón podía experimentar la misma calidez de sus brazos que me rodeaban, protegiéndome del mundo que aún no conocía, haciéndome sentir especial sin saberlo.

Ella siempre tomaba un cepillo e intentaba peinarme, yo me negaba, pero aún así ella insistía. Me cargaba en sus piernas y me contaba aquellas historias de cuando era pequeña, era mi parte favorita del día, amaba la forma en la que sus ojos brillaban como si pudiera trasportarse a sus años llenos de vitalidad, amaba como el tiempo parecía detenerse con cada palabra que salia de sus labios y como, sin haber estado ahí, creía vivir con ella todas sus cotidianidades. Cuando terminaba le pedía más, y así una tras otra, escuchaba con la misma emoción sin importar cuantas veces repitiera sus historias.

Cuando entré de nuevo a ese cuarto, aquel que antes me parecía tan reconfortante, tan hermoso, tan lleno de vida, ese lugar donde refugiarme de todo y desahogar mis insignificantes penas. Esta vez no lo hice con una sonrisa, no con emoción o entusiasmo, solo sin ningún tipo de expresión. Viendo cada pared, cada esquina, cada detalle, como si quisiera guardarlo en mi memoria, sin intención de volver. Con dolor inmenso en mi corazón y un adiós que nunca dije, ningún ultimo "te amo", un "volveré" que no se cumplió, una espera que se volvió eterna y el final que nunca vio.

Pero a pesar de todo lo que dejé de hacer, a pesar de todo lo que jamás dije, ella siempre sonreía cuando me veía entrar por la puerta de aquel cuarto, siempre con emoción, como si aún pudiera ver en mí aquella niña que se perdió en el tiempo. Siempre esperando a quien llamaba su niña, porque no importaba cuando creciera, me recibía en sus brazos de la misma forma, día tras día, año tras año desde aquellos días de mi infancia.