2018.12.29

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Todo sucedía de manera muy natural, como solía pasar siempre. Los tonos del lugar que me envolvía volvían a ser azules, algo que me percataba de que no sería un buen sueño; pero yo aún no sabía que estaba dentro de uno.


Mi casa, normalmente con únicamente mi madre como compañía, y con alguna que otra intermitente aparición de su marido, hoy, se llenaba de montones de rostros. Todos los asientos del salón aparecían ocupados, por lo que permanecí de pie, junto a la barra de la cocina, desde la cual observaba a todos los huéspedes. Mi madre yacía ocupada, cocinando, como de costumbre. "Nada fuera de lo normal", me dije a mí misma. "Tu prima se ha mojado con la lluvia, déjale algo de ropa", fue lo que me dijo alguien, supuse que mi madre. No me dio tiempo de ir a buscarle nada, cuando todas las personas que ahí había llevaban entre sus manos algo mío. Comencé a alterarme, de manera un tanto exagerada ahora que lo pienso, como si al quitarme las prendas me dejaran sin nada a lo que agarrarme.


Vi a mi prima, sentada en el sofá con los pies cruzados encima de éste, con una mirada fija hacia mí y una enorme sonrisa, como el león que divisa su presa, complacido y seguro de que aquel día iba a disfrutar de un delicioso manjar. "Va, traeme tu ropa, tengo el pantalón empapado y no queramos que yo enferme", aquel 'yo' sonó tan fuerte como una caída de once pisos, dejándome por los suelos, haciéndome ver que por mucho que crea que algo es mío, yo no decido sobre ello, y la gente puede jugar con eso cuanto quiera, porque al final ellos, y no yo, no yo... Ellos son la prioridad.


Fue un sueño sin aparente importancia. Sin especial duración. Pero la sola metáfora de lo que me atormentaba, reflejada esta noche, me ha destrozado un poco más si cabe.

Sueño En Tonos Azul Y Gris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora