Prólogo.

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¿Alguna vez has sentido ese vacío en tu pecho? ¿Ese nudo en tu garganta? ¿El ardor de tus ojos al contener tantas lágrimas? Bueno, todo eso lo siento ahora mismo. Me da rabia y decepción saber que soy débil, pero no quiero aceptarlo. Los débiles mueren, y por eso mismo debo ser fuerte. Ya no se puede ser una niña encerrada en su mundo de fantasía, ahora solo debes tomar tu arma y salir a combatir contra la muerte, intentando sobrevivir día a día. Eso, sobrevivir.

Para sobrevivir necesitas un motivo, alguien o algo, y eso es lo que sucede, yo no tengo motivos. Quizá la única razón por la que aún no he jalado el gatillo es porque sigo esperando algo mejor, esperando que algo suceda.

No tiene lógica pero en sí mismo el mundo tampoco ya no tiene sentido. ¿Por qué nos esforzamos en sobrevivir si todos moriremos algún día? Sea por dientes o balas. Ni siquiera disfrutamos de la vida ahora, porque estamos concentrados en no morir, y mientras nosotros pensamos en eso el tiempo pasa volando y ¡paff! Si aún no has muerto, te haces viejo...y mueres.

La esperanza es lo último que se pierde, dijeron por ahí, pues miren, la perdí y no es lo último que perderé, seguramente.

Miedo da pensar que quizá sea la única humana en la tierra, pero no creo que los humanos sean tan estúpidos para dejarse morir así como así, yo soy un claro ejemplo. Alguien más debe haber, lo sé, pero lo que no sé es si ese alguien es bueno, o malo.

Pensar, gracias a eso seguimos aquí.

La mente es el arma más letal, muchos lo decían, y tenían razón.

Mi arma más letal, es mi mente. Puede ayudarme, o puede jugarme en contra.

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2019 ⏰

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