Nova

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Venimos de un planeta agonizante.

Queríamos vivir mejor, y sin darnos cuenta matamos nuestro único hogar.

Nos dimos cuenta muy tarde.

Nuestros científicos desarrollaron nuevas tecnologías, pero ya no había vuelta atrás.

Quisimos conocer nuestro planeta, lo que nos rodeaba. Vimos más allá y salimos al espacio.

El universo era más grande de lo que pensábamos.

Encontramos un nuevo planeta. Podíamos vivir allí.

No había nadie más avanzado que nosotros. Empezamos a vigilarlo, con un poco de esfuerzo sería habitable.

Estábamos desesperados.

El planeta era rico, tenía los recursos que nosotros ya habíamos agotado.

Comenzamos a extraerlos, ésta vez con más cuidado, pero era mucho trabajo.

Mientras observábamos como la vida iba creciendo y evolucionando sola, nos dimos cuenta de la fortaleza del planeta y sus habitantes.

Tuvimos una idea.

Elegimos a una de las especies, la más prometedora, y con nuestra tecnología logramos acelerar su evolución.

Hicimos grandes avances. Cometimos varios errores. Los eliminamos rápidamente e intentamos otra vez, hasta que por fin lo conseguimos: una nueva especie, perfecta para utilizar como mano de obra.

Regresamos a nuestro planeta, no podíamos rendirnos, este es nuestro hogar.

Seguíamos vigilando el planeta, extraíamos lo que necesitábamos y volvíamos a casa.

Ellos siguieron con su vida, aprendiendo y evolucionando. Eran más inteligentes de lo que creíamos. Debimos imaginarlo cuando los creamos a nuestra semejanza.

Cada vez que volvíamos eran más. Seguían produciéndose.

Nos tomaron por deidades.

Decidimos que lo mejor sería alejarnos un poco, observarlos desde lejos.

Avanzaban cada vez más, demostrando una inteligencia y fortaleza que superaba nuestras expectativas y los obstáculos que se les presentaban, adaptándose y avanzando; después de todo, ellos fueron creados para habitar ese planeta. Ellos también crearon tecnologías, aprendieron a aprovechar los recursos que disponían y poblaron las tierras que los rodeaban como si fueran suyas.

Estábamos tan orgullosos de ellos, pero debíamos tener cuidado para que no notaran nuestra intervención. Mantuvimos la distancia.

Encontraron los rastros que olvidamos, se interesaron por nuestras ciencias y crearon las suyas propias.

Mientras curábamos nuestro planeta no los perdíamos de vista. Tuvimos que intervenir varias veces, los ayudamos a progresar.

Eran demasiados.

Decidimos que lo mejor sería utilizar la naturaleza, no eran muy resistentes.

Reducimos su número.

Lo hicimos varias veces.

Lo mejor será que nos alejemos. No deberíamos entrometernos.

Continuaron produciéndose, expandiéndose, poblando, explotando, arrasando.

Están cometiendo nuestros errores.

Crecen cada vez más, se nos escapó de las manos.

Están matando el planeta y no se dan cuenta.

Ni siquiera es necesario que hagamos algo, el planeta los repele, no pertenecen a él.

Se destruyen entre ellos, crean masacres y se desquitan con el ambiente.

Son unos bárbaros. Monstruos.

Deberíamos acabar con ellos, empezar otra vez. Lo hemos hecho antes. No son diferentes de las bestias que los precedieron.

Ellos también avanzan en su tecnología, se vuelven cada vez mejores. La utilizan en su propia contra.

Están interesándose por el mundo y lo que los rodea. Están aprendiendo a crear vida. Toman conciencia.

Se aventuran en el espacio, salen de su hogar. Están buscando vida, están buscándonos.

Aún tienen una oportunidad. Hay esperanzas.

Aprenden a cuidar el planeta, hacen el intento de cuidarse entre ellos.

Están mejorando, dicen que el planeta es suyo, que es su hogar y deben cuidarlo.

Le tomaron cariño, hasta le pusieron nombre.

Lo llaman Tierra.

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