Lo que más me asustaba de su paralizado cuerpo, eran sus congelados ojos azules. Eran tan fríos que ni podía mirar hacia ellos. Mi respiración y mi pulso también parecieron paralizarse en aquel instante. ¿Qué había sucedido? Estaba en esas situaciones en las que no eres consciente de lo que ocurre en la realidad hasta pasados varios minutos, e incluso horas. No paraba de pensar en que hace tan solo diez minutos charlábamos sobre las mejores películas en blanco y negro mientras picoteábamos su fruto seco favorito.
Justo había ocurrido en el momento que fue a comerse un pistacho, y lo más tétrico era que aún lo conservaba en su inmóvil mano. Llevaba toda la vida besándole, acariciándole y abrazándole, y nunca había pasado esto. Repito, no era consciente de nada de lo que ocurría, solo de aquel pistacho que nunca llegó a comer. Esta es la primera fase al enfrentarse a un problema. Solamente le acaricié la rodilla entre risas cuando sus músculos se paralizaron, no se movía ni un milímetro. Su pecho no aumentaba ni encogía por la respiración, sus ojos no se abrían ni se cerraban. Estaba totalmente paralizado.
Al principio pensé que bromeaba, luego llegué a pensar que su organismo podría haberse paralizado por alguna sustancia. Pero asustada, tras tocar varias cosas como el agua del grifo o el vaso cayendo al suelo, comprobé que varias cosas que sufrían el mismo extraño fenómeno. Quedaban suspendidos y paralizados en el aire. Después, llegó la fase de locura y llantos, en la que ya me percaté de lo que ocurría de verdad, y no podía parar de llorar y lamentarme, acurrucada sobre mi misma en una esquina. Tras un largo tiempo, llega la fase de buscar una solución al problema, y en la que siempre suelen salir más problemas aún.
Esas son las tres fases que surgen en situaciones que nunca imaginas que pueden llegar a pasar, solo que esto era extremadamente inverosímil.
Las dos primeras fases las he pasado durante mucho tiempo. Y llevo casi año y medio enfrentándome a la tercera. Buscando una solución para dejar de paralizar todo lo que toco. Ni siquiera he conseguido una explicación de cómo puede pasarle esto a un ser humano. Nunca he querido contárselo a nadie, pero una vez lo desvelé a un gran neurólogo noruego en el que gasté casi todo mi dinero en ir a ver. Este al principio me tomó por loca, pero me creyó al demostrárselo yo misma. Y fue la peor decisión que pude tomar al contárselo, ya que realizó experimentos y horribles pruebas con mi ADN hasta agotar mis fuerzas y de perder mi pelo e incluso uñas.
Así que ya me doy por perdida. He decidido encerrarme en mi casa, sin tener contacto humano o animal alguno. Cada día me enfrento a la más extrema soledad. Nunca he vuelto a sentir el calor de un amigo o familiar, ni tan siquiera de un perro o un gato. Al principio ni sabía cómo beber o comer, o ducharme. Tampoco sé qué paso con mi marido, la primera familia en la que manifesté esta indeseable maldición. No sé si conseguiría volver a moverse, o si le darían por muerto. No sé nada de mi familia ni todas las personas a las que conocía. No sé nada de nadie ni de nada. Tuve que aislarme de todos porque estar con ellos, por mucho cuidado que guardase, acabaría congenlándolos. Y ni puedo imaginarme volver a sentir la sensación de haber matado a alguien a quién amaba. He investigaba y buscando información noches y días enteros, sin obtener nada para esta mierda.
Hace un par de meses, leí que una de las mejores para aliviar un problema, era escribir y manifestar tus sentimientos con un lápiz y una hoja. Esta idea me pareció la más absurda de todaa, e incluso ofensiva. Pero ya lo doy todo por perdido, no quiero Seguir más en este cuerpo. Mañana me suicidaré. Mañana es el primer día de primavera, y frente a mi ventana hay un precioso almendro, que ha sido el único curso de vida que he visto durante todo este tiempo. Me pasé tardes otoñales enteras llegando al extremo de anotar las hojas que se le caían. Tengo unas flores, unas preciosas camelias. Hace tiempo las toqué y ya no crecen ni se marchitan. Supongo que se podría considerar una ventaja. Bueno, por esta razón decido suicidarme en primavera, porque ese árbol ha sido mi única compañía este tiempo. Respecto a lo de escribir para desahogarme, pensé que como último recurso, escribiría mi historia. No me ha servido de nada. Quizás en un futuro alguien lea esto... y le dé una idea para escribir una novela...
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Mis razones para suicidarme en primavera.
Short StoryNo es una infección zombie a nivel mundial, ni un virus pandémico, nada que se parezca. Mucho menos es un don. Solamente Ana parece esta maldición, la de no poder rozar con los dedos cualquier objeto o ser vivo. Esta prohibida la copia total o parci...