Único.

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~Dame-Santa y los ositos de peluche~

Tsunayoshi entró a la sala de estar y atrapó por reflejo la bomba que venía en su dirección, desactivándola antes de que explotara. Observó al dueño de dicho objeto, quien estaba tirando más explosivos hacia Hayato, y sintió pena por el jarrón azul que acabó totalmente destruido. Bueno, bastante había durado ya.

—¡Santa no te traerá regalos este año por ser malo con Lambo-sama!

El castaño volteó a ver al pequeño guardián que corría fuera de la habitación y dejó escapar un pequeño suspiro, haciendo que Hayato notara su presencia.

—¡Décimo! No lo había visto llegar —exclamó el guardián—. Disculpe el desastre, enseguida pediré que lo limpien.

Tsuna solo asintió y salió del lugar, tal y como había sospechado sería imposible relajarse allí. Decidió mejor salir a los jardines exteriores, que en esa época del año estaban completamente cubiertos por la blanca nieve, permitiendo ver un paisaje de lo más hermoso. Los recorrió con calma, aprovechando su tiempo libre.

A pesar de la calma que sentía, las palabras de Lambo resonaban en su cabeza... Santa no te traerá regalos este año.

Santa...

¿Santa?

¡Santa!

Tsunayoshi se detuvo de repente, regañándose mentalmente por haberlo olvidado. ¡Todavía no había preparado los regalos de navidad!

Cada año se encargaba de preparar un regalo especial para cada uno de sus guardianes. Era su manera de agradecerles por haberle acompañado un año más como parte de su familia, y este año lo había olvidado completamente. Reborn estaba en lo correcto al llamarlo Dame-Santa.

"A ver, cálmate Tsunayoshi. Todavía queda tiempo, faltan dos semanas", se dijo mentalmente en un intento de calmarse, aunque otra duda pronto inundó su mente. "Pero, ¿qué les regalo?"

Llevaba seis años con esa tradición y las ideas empezaban a escasear en su mente, no era tan creativo como mucho creían.

¿Suéteres? Fue su primer regalo.

¿Tazas? No habían durado mucho la última vez.

¿Juguetes personalizados? No tenía tanto tiempo.

¿Libros? Tenían dos bibliotecas llenas, sería difícil conseguir alguno nuevo que no conocieran ya.

¿Bufandas? No repetiría su regalo del año pasado.

Llevó las manos a su cabeza y ahogó un grito de frustración. Necesitaba ideas y las necesitaba rápido.

Justo en ese momento sonó su teléfono sacándolo de su dilema. Revisó el nombre en la pantalla antes de contestar, era su madre que lo llamaba para confirmar un par de cosas sobre la cena familiar que se realizaría el veinticuatro. Desde que se habían mudado a Italia, dejando a su madre sola en Japón, Nana había insistido en que al menos por navidad tenían que estar juntos, así que ella venía a la mansión y preparaba junto a las chicas aquella cena tan importante.

Tras terminar de confirmar todo, Tsuna creyó necesario pedirle algún consejo a su madre.

—Mamá, ¿me ayudarías con algo? —dijo, a lo que Nana solo murmuró un 'Claro, Tsu-kun'—. Es que estoy sin ideas para los regalos de este año para los chicos y me preguntaba si a ti se te ocurre algo.

La mujer lo pensó unos segundos y luego habló, probablemente sonriendo.

—¿Has pensado en hacer alguna artesanía? —sugirió—. Recuerdo que tenías buena mano para tejer pequeños muñecos y cosas así.

Tsuna sonrió, ¡eso era! ¡Su madre era un genio! Le agradeció y colgó el teléfono, empezando a marcar otro número. Tenía que comprar mucha lana y de distintos colores. Estaba seguro de que pasaría las próximas dos semanas entre su oficina y su habitación, pero tenía que apresurarse o no llegaría a tiempo con los regalos.

.•••.

El día llegó y Tsunayoshi sonreía feliz ignorando sus ojeras, ¡lo había logrado a tiempo!

Los guardianes empezaron a desenvolver sus regalos, algunos emocionados y otros simplemente curiosos. Poco a poco la sorpresa fue revelada, dentro de cada caja había un pequeño oso de peluche tejido a mano, que variaba en color según de quién fuese el regalo.

Aquellos que conocían la identidad del Santa de Vongola miraban sorprendidos al castaño... ¿Había tejido aquellos osos solo para ellos? Cada año se sorprendían cada vez más con las habilidades del Cielo.

Por otro lado, Tsuna se acercaba a Reborn con una pequeña caja amarilla, ignorante de todas las miradas encima suyo.

—Parece que Santa también te trajo un regalo este año, Reborn —dijo sonriendo.

Reborn le miró curioso y desenvolvió su regalo sin prisa. Sus ojos no tardaron en abrirse por la sorpresa, dentro de la caja había un peluche de un camaleón igual a su compañero, Leon, quien no tardó en saltar dentro de la caja para admirar más de cerca a su copia.

—A Santa le sobró un poco de lana así que decidió hacerte tu propio peluche. —Tsuna le guiñó un ojo y de su espalda sacó un pequeño oso de peluche anaranjado— Por supuesto que yo también recibí el mío.

Reborn sonrió y acomodó su sombrero.

—Buen trabajo este año, Dame-Santa.

Merry Christmas and Happy New Year!

Todo esto surgió porque, de hecho, yo misma estoy tejiendo un osito de peluche como auto-regalo de navidad, aunque voy un poco atrasada jaja

Chao!

Dame-Santa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora