Si Te Enamoras Mueres (Frededdy) [Fnafhs]

Capítulo 14

[Recuerdo de hace 10 años]

Mangle, una semidiosa del amor, estaba a punto de coronarse como diosa, sólo le faltaba vencer a un contrincante más.

Estaba ansiosa, era una experta en fingir emociones, su táctica se basaba en fingir que iba perdiendo para que los otros/as se confiaran y la tuvieran pena, sintiéndose superiores a un semidiós, confiándose tanto que al final caían rendidos. El propio ego los mataba, típico en los mortales.

Ella se creía superior a cualquier mortal, quería ya despojarse de su parte humana y convertirse en una deidad, sentía que los humanos eran débiles.

De repente una barca llegó a la isla, Mangle apareció mágicamente en frente de su nuevo contrincante.

—¡Por fin!—Gritó entusiasmada.

Pero al fijarse bien pudo ver que aquel chico estaba casi muerto, estaba desnutrido y sediento, a su lado había un equipo de pesca, era un simple pescador perdido. Ella sin saber por qué, lo ayudó, no le costaba nada, quería marcharse de la isla ya.

Cuando el mortal abrió los ojos pudo ver a la semidiosa frente a él.

—¿Eres un ángel?—Susurró débil.—Estoy muerto, ¿verdad?

Tras darle de comer y contarle todo sobre la isla, él aceptó el trato, después de todo ella le había salvado la vida, no le importaba morir por ayudarla, su corazón era demasiado puro, sin embargo ella pensó "qué idiota".

Empezaron a convivir, él derretía su frío corazón poco a poco, hasta que llegó un punto en el que la peliblanca al ver el marcador que sólo las deidades del amor pueden ver, se dio cuenta de que iba perdiendo, estaba a casi nada de estar totalmente enamorada de él, sin embargo él la quería, quizás no tanto como la semidiosa, pero estaba por encima de la media.

Llegó un punto en el que no le importaba morir con tal de salvarlo una vez más, con tal de dejar de resistirse y abrirle el corazón.

Pasaron unos días, le había entregado su virginidad, ella había conseguido enamorar a decenas de personas sin acostarse con ellos, pero no lo hizo para enamorarlo, sólo quería entregarse totalmente a él, lo amaba.

Lo amaba.

Al día siguiente el temblor de la isla despertó al mortal, encontrándose la cama vacía, Mangle no estaba.

Se fue corriendo hasta encontrarla, estaba en frente de la barca en la que él llegó, estaba llorando mirándola.

—¿Mangle? ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

—Has ganado. Pero no lloro por eso, lloro porque estoy feliz, no me arrepiento de nada.—Se dio la vuelta mirándolo a los ojos y sonrió aún cuando estaba llorando.

—Eso quiere decir que tú...

—Sí.—Se acercó lentamente a él.—Este último año ha sido el mejor de mis cien años de vida, te amo.—Esas dos últimas palabras resonaron dentro de su cabeza, era la primera vez que lo decía.

Sin darle tiempo a responder su cuerpo se elevó, desprendiendo una luz brillante.

—¡Mangle! ¡No!