Miré el lienzo y me rasqué la barbilla, pensativa.
-Quizás un poco más de azul quede mejor.-Murmuré para mí misma antes de buscar las pinturas bajo la mesa del taller.
Rupert había salido. Llevaba una semana fuera de casa, estaba de viaje con sus hermanos a modo de despedida de soltero para Daniel y también para Chris, por fin.
Lo echaba muchísimo de menos. Si bien pasaba casi todo el tiempo con Bonnie, que se había vuelto sin ninguna duda mi mejor amiga, cuando volvía a mi hogar (la casa de Rupert) y estaba sola, me aburría mortalmente.
Había comenzado incluso a pintar cosas abstractas, para que se den una idea.
Sonreí al ver el desorden entre los botes de pintura y busqué el azul.
Me puse de pie y recordé que debía buscar el vestido que me pondría en la boda de Dan y Bonnie (ya que a la de Chris y Louise no estábamos invitados: ni Rupert ni los gemelos, solamente sus hermanos mayores y sus padres).
Habían pasado varios meses desde que Rupert y yo vivíamos juntos.
En la empresa, yo había cambiado de puesto y ahora trabajaba con la gente y no en la oficina entre papeles, donde mamá lo hacía antes que yo. Me gustaba muchísimo más.
Darren seguía preso por violación y estafa fiscal. Al parecer, además de mentirme a mí sobre la herencia, para no pagar los impuestos correspondientes había hecho una serie de ilegalidades, y también lo habían llevado a juicio.
Yo había dejado de decir que tenía veintinueve años. Me sentía lo suficientemente orgullosa de mis ahora treinta y cuatro años como para reconocerlos.
Rupert había sido contratado por el director de la National Gallery para hacer una exposición, y le había gustado tanto que se habían vuelto amigos... Y se hablaba de él como sucesor en el puesto.
No podía estar más orgullosa.
Dejé las pinturas tras retocar el lienzo con el azul.
Necesitaba darme una ducha. Rupert volvería por la mañana temprano, cuando yo estuviera en el trabajo, y quería asegurarme de que, al regresar a casa para verlo, no me encontrara toda sudada.
Miré mis manos y sonreí al notar que estaban cubiertas por diminutas gotas de pintura multicolor.
Abrí la camisa que llevaba puesta, que era una vieja de él que me había obsequiado para pintar y, lo que era incluso más frecuente, para después de hacer el amor.
Mientras me acercaba al baño, sin embargo, oí un ruido en la cocina y recordé que había dejado encendida la pava eléctrica.
Corrí para apagarla y luego me dirigí otra vez al baño.
Abrí el agua de la bañera y dejé que la camisa cayera por mi espalda.
-Joder, incluso cuando no sabes que te miran te ves sexy desvistiéndote.
Di un respingo y volteé. Rupert estaba en la puerta del baño, con los brazos cruzados y una sonrisa cansada.
-¡Rupert!
Corrí hacia él para abrazarlo con fuerza, y me estrechó contra su cuerpo.
Nos besamos con intensidad. Lo había extrañado. Tanto, tanto, tanto.
Tomó mi rostro para alejarse de mi boca y besar mi cuello, apartando la tira de mi sujetador y besando mi hombro.
-¿Qué haces aquí? ¿No llegaban mañana?
-Vine antes. Te echaba de menos. Tanto...
Sonreí y cerré los ojos mientras él besaba mi piel una y otra vez.
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El pintor [Grintson]
Fanfic-¿Darren te trajo al trabajo hoy?-Preguntó Dan. -¿Por primera vez en toda la vida?-Respondí sarcásticamente.-No. Vine a pie. -Aún no entiendo qué haces con ese idiota. -Sabes que no es por mí. La señora Wallace... -La señora Wallace murió, Em. Y, si...