Capítulo I

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Esa noche Regina estaba sumamente triste, Daniel, Graham, Robin y ahora Emma, a todos los había perdido ¿Por qué? Esa era una pregunta que aún no podía responder, su cabeza le decía que era enteramente su culpa, pero su corazón, su corazón le aseguraba que ella no era el problema.

- Yo la cague con Emma - Murmuro terminando de golpe su tercera copa. Se sirvió nuevamente de aquel licor ámbar y bebió mientras trataba de convencerse que a ella nunca nadie la podría amar.

- ¿Todo bien hermana? - Pregunto Zelena entrando al estudio de la alcaldesa - Por mucho que me divierta la idea de verte con resaca mañana, me temo querida que voy a tener que quitarte esta botella. 

Las mujeres Mills habían decidido vivir juntas en la mansión, después de todo eran familia y de alguna manera tenían que recuperar todos esos años perdidos, además la compañía que se hacían les venía bien a ambas.

- ¿Es por la salvadora? - Pregunto la mayor. 

- No - Respondió la morena con decisión - Sé que hice lo correcto con ella y con Henry, aquí en Storybrooke nunca estarán a salvo.

- Pero los podíamos haber protegido, tienen a un pueblo mágico de su lado, ninguna profecía podría con todos nosotros. - Regina miro al frente y empezó a revivir en su mente aquel día en el que un extraño pergamino llego hasta su oficina.

*Flashback*

- ¿¡Quién demonios entró a mi oficina!? - Gritó a su secretaria - ¡Nadie puede estar aquí sin que yo lo sepa! -

- Señora Alcaldesa n-nadie... entro - Respondió nerviosa la joven - Yo llegue temprano y no vi nada. 

- ¿Cómo explicas esto? - Gruño señalando el documento.

- Yo... yo... yo lo desconozco señora. - Regina paso una mano por su melena oscura y con un gesto de la misma le pidió a su secretaria que se retirara. Todo era demasiado extraño, ese tipo de pergaminos nunca antes lo había visto, con sumo cuidado lo abrió y empezó a leer.

"Llegara el día en el que la Salvadora pague por cada historia que ha cambiado, por cada persona que ha salvado y sobre todo por los que no pudo salvar, el día del juicio será cuando por fin encuentre el amor verdadero, cuando abra su corazón, en ese momento el destino hará pagar y la alejará de los que más quiere, lastimara a sus allegados y cobrara cada giro inesperado que provocó en el universo de la magia"

Regina terminó de leer sintiendo como una gota de frío sudor recorría su columna vertebral, no podía ser cierto, Emma y su familia no podían estar en peligro nuevamente.

- No lo voy a permitir - Murmuro la morena guardando el pergamino en su caja fuerte. Unos minutos más tarde Emma entró a la oficina de la alcaldesa, cargaba una bolsa en cada mano y en su rostro estaba presente la más linda de las sonrisas.

- Hola nena - Dijo dándole un beso en los labios a la morena - Traje el almuerzo. - Regina trató de sonreír pero sus labios apenas y se pudieron mover de su lugar.

- ¿Ocurre algo Regina? 

- Nada, todo bien Sheriff Swan. - Emma frunció el ceño al sentir como le mentía descaradamente pero hizo un esfuerzo para relajarse y continuar con su plan.

- De acuerdo, sé que mientes pero hablaremos de esto más tarde, ahora por favor almorcemos. - Ambas sacaron la comida y las botellas con agua mineral, colocaron todo sobre el escritorio y comenzaron a comer. El silencio invadió la habitación y después de unos minutos Emma respiro profundamente, soltó su bocadillo y miro fijamente a la morena.

- Regina tengo que decirte algo. - La alcaldesa se tensó inmediatamente, sabía lo que venía, muy dentro de ella quería que pasara, pero en esos momentos no podía ser egoísta, tenía que salvar a su amada y a su familia.

- Espera Emma, déjame hablar primero a mí - Se secó una lágrima que había escapado de sus ojos y continuo - Esto se terminó, fue un juego muy entretenido pero ya me he aburrido, te quiero lejos de mi vida, lo siento Señorita Swan pero ya no necesito de sus servicios, puedes pasar por lo que tengas en la mansión y retirarte de mi pueblo. - Emma sintió como una parte de su alma se fracturaba, nunca antes se había sentido tan dolida, humillada y usada, pero todo eso no se comparaba con el profundo dolor que sentía en su corazón.

- Regina pero yo te... 

- ¡Basta! ¿Qué no escucho lo que dije Swan? - Grito Regina - No quiero sus palabras. - Emma no pudo evitar comenzar a llorar, sin molestarse en ocultarlo dejo que sus lágrimas salieran.

- Si me voy del pueblo me iré con mis padres y mi hijo - Gruño.

- Nadie le está diciendo que lo tenga que hacer sola, por mi puede irse con todo Storybrooke si gusta. - La rubia se levantó furiosa y destrozada, salió de la alcaldía y arranco en su escarabajo amarillo hasta el loft de sus padres. Unas horas más tarde los encantadores junto con Neal se encontraban en la orilla del pueblo justo al lado de Emma y Henry.

Regina llegó justo a tiempo para ver como su familia cruzaba la línea y se olvidaban de toda su vida en aquel pueblo, no más aventuras en el bosque encantado, no más recuerdos en el pueblo, ahora solo tenían nuevas vidas, recuerdos falsos.

- Ahora están a salvo - Dijo la morena.

*Fin del Flashback*

-Ya pasó un año desde que se fueron, podríamos ir a buscarlos, ver cómo están - Propuso Zelena

-No tiene caso, ellos ni siquiera se acuerdan de nosotros.

-Mucho mejor, así ellos no corren ningún peligro ¿no crees? - Regina dejo su trago en la mesita y sonrió como no había hecho en mucho tiempo, abrazó a su hermana y con un poco de trabajo salió de su estudio.

-Prepara tus cosas y las de mi sobrina, mañana salimos de viaje - Dijo y subió a su habitación. 

Al día siguiente todo estaba en orden, Regina había pedido a George que quedara a cargo del pueblo, dejo a Ruby en la comisaría y pidió a Blue que cuidara de todos. Al medio día ya se encontraba en camino junto con su hermana y su sobrina, sabía dónde se encontraba su familia, un poco de magia le había ayudado a descubrirlo, Los Ángeles, California era su destino.

Sacrificio (SwanQueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora