-¡Mamá!
-Mmm.-Protesté, enterrando mi rostro en la almohada.
-Mamá.-Insistió Jack subiendo a la cama.-Despierta. Papá acaba de llegar y olvidó sus llaves.
Gemí adolorida al ponerme boca arriba. Los mellizos dieron una patada cada uno, y tuve que soportar las represalias por el movimiento brusco.
-Jack, saca las llaves de mi bolso y ábrele a papá, ¿podrías, tesoro?
Asintió.
Tenía apenas seis años. Él y su melliza, Madeleine, habían nacido un año después de cuando Rupert y yo nos casamos.
El siguiente de nuestros hijos se llamaba Austin, y tenía cuatro. Era idéntico a Rupert, incluso tenía su maravillosa sonrisa ladeada.
Después seguía Emily, de dos años. Era muy parecida a mí, y la única de los cuatro que no era pelirroja.
Y estaba embarazada de nuevo. Con mellizos.
En mi defensa, cuando se tuvo un embarazo múltiple las probabilidades de tener otro son del cincuenta por ciento. Aunque no lo supe hasta que me lo dijo el doctor cuando me asombré de volver a tener mellizos.
Jack salió corriendo del cuarto y tomé aire profundamente. Un embarazo doble era difícil de llevar a cabo. Por eso debía hacer reposo el mayor tiempo posible. No es que me estuviera quejando, adoraba a mi familia pelirroja, y a mi esposo, más que a nada.
Pero en ocasiones sólo necesitaba dormir.
Como en ese momento.
-Em... Oh, miren quién despertó por fin, más cerca de la noche que de la mañana.
Hice una mueca y le saqué la lengua a Rupert, que acababa de aparecer en nuestra habitación.
-Tu esposa embarazada de setenta y seis kilos.-Respondí acariciando mi hinchada barriga.
Rupert sonrió y me besó la punta de la nariz.
-Hola, corazón. Dejé a los niños en el parque. Vine a dejar las compras y a ofrecerle a Jack venir con nosotros. ¿Te sumas?
Suspiré.
-No sé qué tan buena idea sea...
Rupert hizo un puchero.
-¿Por favor?
Sonreí. No podía contra él.
-De acuerdo. Deja que me cambie y...
Me senté, con su ayuda, y me puse de pie.
-Déjame, yo puedo.-Dije deshaciéndome de su mano.
Rupert hizo una mueca.
-No sé, Em, no te ves muy estable...
Le eché una mirada de odio.
Él sólo sonrió.
-Quiero ayudarte porq...
-¡Mierda!-Solté al sentir que algo se desgarraba de mi vientre y que mis piernas se humedecían.-Rupert...-Sollocé.-...Es hora...
Sus ojos se iluminaron.
-Enseguida llamo a la ambulancia. Tú siéntate, y recuerda las indicaciones del médico.
Asentí y tomé asiento sobre la cama.
Mi corazón latía con fuerza. Moría por conocer a mis hijos en carne y hueso.
Sonreí. Charlotte y Alexander. Lottie y Alex.
Respiré tratando de relajarme, y Rupert volvió a aparecer.
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El pintor [Grintson]
Fanfiction-¿Darren te trajo al trabajo hoy?-Preguntó Dan. -¿Por primera vez en toda la vida?-Respondí sarcásticamente.-No. Vine a pie. -Aún no entiendo qué haces con ese idiota. -Sabes que no es por mí. La señora Wallace... -La señora Wallace murió, Em. Y, si...