Comenzó a correr desesperado por preservar lo único que lo mantenía cuerdo, el latido de su corazón.
Sus pasos eran rápidos pero torpes y su respiración agitada, el sudor, las lágrimas y la mucosidad se combinaban en su rostro dando un aspecto desagradable.-Cariño~- Se escuchó una voz distante pero que se acercaba más a medida que ponía un pie frente al otro.
Los pasillos eran largos y confusos, llegaba un punto en que todos eran completamente iguales, sus piernas se cansaban y el aire le faltaba cada vez más, pero el miedo era razón más que suficiente para seguir corriendo.-¿A dónde vas?, Aún no hemos cenado-
Se volvió a escuchar, oír como cada sílaba estaba cada vez más cercana a su posición era un martirio, cada letra era un escalofrío que le recorría de la cabeza a los pies. El se limitaba a mantener la razón dentro de sí, giraba hacia la derecha, hacia la izquierda con la esperanza de encontrar una salida.-¿Acaso no tienes hambre mi cielo?-
Otra vez esa voz tan perturbadoramente tranquila, se tropezaba con sus propios pies, sus pasos eran cada vez más lentos y sus ojos perdían la percepción de las dimensiones, paró a tomar un respiro, decisión que tenía muy presente que le podría costar la vida.
Cinco segundos y volvió a seguir huyendo, gusto que le duraría poco al parar en seco por el cercano sonido de un bala siendo disparada- ahí estás -
Aquél disparo le había dejado un pitido en los oídos que solo volvía la situación más aterradora
- no te vayas, si no tienes hambre solo dilo-
Intentaba huir, pero esa voz tan calmada se lo impedía, la mano izquierda del contrario comenzó a rozar su mentón mientras que la derecha sostenía el arma que le había arrebatado la oportunidad de volver a su libertad.-En ese caso puedes ir a dormir directamente-
Como si lo controlara, se hincó de forma desesperanzadora, con las lágrimas aún saliendo de sus ojerosos ojos pero la mirada petrificada en el rostro del agresor. Gritos de temor, odio, decepción, Dolor e impotencia reventaban dentro de él, sin embargo, por fuera tomó un respiro, pestañeó lentamente y por primera vez en mucho tiempo se sintió relajado.- Buenas noches - Un zumbido recorrió el centro de su frente para al fin decir adiós a todo el tormento que le hizo sentir la persona que alguna vez amó.