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Otras Navidades más, llenas de recuerdos, otros recuerdos más,que te persiguen,que te persiguen toda la vida,odio las Navidades, las detesto, las odio con todo mi ímpetu, porque me recuerdan a aquellos tiempos cuando era enana en los que era feliz, que reunirse en familia era lo mejor, en la mesa, cada cual contaba sus acnédotas, las cosas más salientables de su día a día. Ahora tan sólo soy una adolescente más, con problemas,en su vida, añoro esos tiempos,cuando era pequeña, siento que no pertenezco a ningún sitio, y qué estoy perdida,en la inmensidad de la infinitud.
Estaba pensando en aquella tarde ,con aquel chico, un tanto raro un tanto especial, en todo lo que habían vivido aunque fuese corto, aunque para él,sólo hubiese sido una más. Ahora perdida en los recuerdos,estoy en mi habitación que está encima del salón inmenso como toda mi casa.
Algunas personas, a las que consideraba mis amigos y amigas, dirían que es una mansión ,que no es una simple casa.
-Candela,date prisa,tenemos que ir a casa de tu padre.- me dice desde el salón.
Hago caso omiso y sigo pensando,cabilando y poco a poco me voy quedando dormida.
-Candela que bajes ,ya que es tarde. ¿Qué estás haciendo?.me reprocha mi madre.
Yo,sigo sin hacerle caso y pongo los ojos en blanco, y me rio ante ese gesto, porque sé, que si me estuviese viendo me gritaría.
- Candela, ¿Todavía estás así?
Me réplica de malas maneras.
Suelto un bufido por lo bajo de mala leche y preparo las cosas aún con más parsimonia. Esto se va ha poner interesante , pienso.
No me estaba dando de cuenta de que me estaba riendo hasta que de pronto, me cae una bofetada.
-¿ De qué te estás riendo?- dice el pesado de mi tío que venía detrás de mi madre.
- De nada - respondo, un tanto cortada.
-Lo único que das y qué sabes hacer es nada, tan sólo eres un estorbo para esta familia.
Siempre me decía lo mismo, era algo diario,casi cotidiano,como siempre me fui, me fui para el coche y puse los auriculares conectados al móvil a todo volumen, para no escuchar las réplicas de mi madre, aún así la escuchaba ,porque ella, lo que hacía y lo que se le daba estupendamente era chillar, ella lo hacía increíblemente perfecto. Lamenté por un instante que el móvil no tuviese más volumen.
- Candela, ¿Me estás escuchando? Me preguntó con su habitual retintín, volví a poner los ojos en blanco y le dije un:
- Si mamá. Lo que decías es lo penosa que ha sido tu vida al tenerme. También lo que estabas haciendo era destrozar mis sueños e ilusiones como siempre haces, porque el trabajo de mis sueños y el lugar donde quiero trabajar es una real mierda, ¿No?. -repliqué.
Cuando mi madre me iba a responder con su habitual sarcasmo, y sus palabras tóxicas, simplemente bajé del coche porque si no lo hacía iba a estañar ,como una granada y no quería hacer daño,no físico ,si no psicológico, no quería herirla como ella siempre me lo hacía a mi, me marché a casa de mi padre, entre a toda prisa y timbré. Tenía los ojos encharcados en lágrimas,y un nudo en la garganta, me dolía el alma. No entendía como mi madre podía ser así,con lo que ella me importaba a mi, con lo que significaba para mí, no entendía ,nada solo quería que se dignara a escucharme antes de tener una opinión sobre mi, pero según ella, lo único que decía eran tonterías y ella pues solo se dignaba a escucharme.
- Buenas tardes, Candela. ¿Qué tal? - me dijo como siempre mi madre de buenas formas.
-Ah, hola,no te había visto.- respondí,medio enfadada medio triste.
-¿Qué ha pasado esta vez?- me pregunta intentando ocultar su repentino enfado, yo no había hecho nada, y ya me gritaba. Fui hacia la puerta del salón de mala leche. Mi padre no se dignaba a escucharme y lo que hacía era gritarme. Es que no lo  entiendo, puse los ojos en blanco y di un portazo, me dirigí ,entonces hasta mi habitación,cargada de rabia, es que no entendía nada, no entendía como podían ser así.

Sobreviviendo  🔫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora