Todos los de Hufflepuff me miraban curiosos cuando entre por aquella puerta. Pude fijarme en que estaban en parejas, un Gryffindor con un Hufflepuff. Joan iba con Marta, Noelia con Famous, Carlos con Dave y había una chica de pelo ondulado y voluminoso. Supuse que sería Julia.
― ¡Oh! ―decía aquella mujer moviendo sus manos de una forma bastante inquietante― ¡Una Gryffindor! ¿Do-donde estaba?
Me acerque hasta ella, manteniendo una distancia.
― Estaba con Hagrid, quería hablar conmigo...
La mujer se levanto, y me sorprendí al ver que se acercaba a mi, aun con ese nerviosismo en su cuerpo. Todos estaban atentos a lo que hacía la profesora, y a como estaba reaccionando yo en aquel momento. Cerró sus ojos y sus manos se levantaron hasta mi cabeza, y sus manos acunaron mi cabeza aun temblorosas. <<Estará haciendo algún ritual satánico>>pensé, y nada más hacerlo abrió los ojos de golpe, mientras sonreía
― Dices la verdad cariño, si-siéntese con Julia. Has tenido mu-mucha suerte, aun no he explicado nada.
― Que bien... ―solté con una sonrisa falsa, dirigiéndome hacia Julia.
Julia me miraba sonriente desde su sitio e incluso me apartó un cojín morado y suave que sobraba en mi asiento. Le agradecí lo que hizo, y miré a la pequeña mesita circular que teníamos entre nosotras dos.
Había una pequeña cajita alargada de un color azul marino, con 5 pequeños hoyos dentro de la misma. Julia entendió mi asombro, y me entregó el libro que tenía entre sus manos.
― Mira ―me señalo la primera pagina― es esto lo que vamos a hacer hoy.
Cambié mi mirada, y me fije en todos los apartados de la primera página. Mientras la leía, la profesora, que se llamaba Sybill según el subtitulo de la misma.
― Bueno, alumnos y alumnas, hoy aprenderéis a hacer una introducción de cinco co-cosas que os pasaran en este maravilloso y iluminado me-mes de Sep-septiembre. Es muy fácil, so-solo tenéis que soltar cinco escupitajos en los cinco hu-huecos de la pequeña caja. Después tendréis que a-analizar el dibujo que veais c-con el del li-libro.
Nada me ponía mas nerviosa que ver ala profesora Sybill hablar y moverse. No tenía ningún tic, lo hacia básicamente por una manía o costumbre, y eso me enerva.
― Tranquila ―reía Julia amistosamente― nos pone nerviosa a todas.
― Mira que no soy muy nerviosa, pero esta mujer me puede.
― Eres Alba Reche, ¿no?
― Si ―asentí alegremente, me caía bastante bien― y tu supongo que Julia.
― Supones bien.
― Que asco me da soltar saliva en una caja que a saber quien ha escupido antes.
― Ya somos dos, menuda mierda de clase.
Al principio nos costó soltar los escupitajos dentro de los huecos. Algunos no caían en el centro, y se iban afuera de la caja, y a veces Julia soltaba escupitajos hasta fuera de la caja. Nos reímos un buen rato, era una chica supe graciosa y era Hufflepuff, es algo bastante positivo.
― ¿Que te sale? ―pregunté mirando con ella el libro.
― Pues no se, el primer hoyo me sale un corazón con una poción, se ve súper bien, pero no se a que se puede relacionar...
La profesora Sybill nos interrumpió desde la distancia, y desde su mesita de profesora nos contestó. Tanto a Julia y a mi nos sorprendió su oído tan agudo.
― Oh Julia si si, lo veo, no esta en el libro, pero... ¿Cu-cuando tienes clase de po-pociones querida?
― De-después señorita ―respondió Julia algo temerosa.
― ¡Todo es una señal! ―exclamaba Sybill levantando sus brazos mientras miraba al techo― ¡Harás una poción de amor! Dios quiera saber a quien se la darás.
Julia sonrió mientras asentía, se notaba que lo fingía, y bajó su mirada de nuevo al libro quitando lentamente aquella expresión. Me reí bajito con Julia de lo que le acababa de pasar.
― Pues eso, que voy a enamorar a dos personas.
― Enamórate a ti misma.
― No puedo ―dijo triste― ya estoy saliendo con un chico.
― ¿Quien? ―pregunté sorprendida, acercándome a ella para que Sybill no nos volviera a escuchar.
― Con Carlos, esta contigo en Gryffindor... ¿No lo sabías?
― Sinceramente, no.
― ¿Y tu? ¿Estas saliendo con alguien?
La imagen de Natalia se me vino a la cabeza, y no supe muy bien el por que. También Sybill me estaba mirando, y no me extrañaría nada que estuviese influyendo en mis pensamientos.
― No
― ¿Y te atrae alguien ahora mismo?
Tenía tan pegada la imagen de Natalia en mi cabeza que miré a Sybill de repente. Ella apartó la mirada, y así dejando a su vez la imagen de Natalia.
― Que yo sepa, aun no.
― Bueno, yo de todas formas me la guardo, y ya veremos. Bueno, ¿Ves algo tu?
Los huecos con saliva ya estaban tomando más forma de la que ya tenían hace apenas unos pocos minutos cuando lo escupí. Pude fijarme en que todas las formas se podían distinguir, y eso me facilitó bastante la labor.
― Veo una varita, y aquí en el libro―señalé a dibujo que lo decía― dice que eso es un símbolo de que voy a tener cualidades para la magia y que eso solo lo tienen unos pocos...
― Serás cabrona ―interrumpió, haciéndome sonreír
― ... también ―comenté, evitando seguir riéndome― hay un símbolo de un corazón, y dice que me enamorare, pero en el siguiente me aparece que va a ser forzado porque aparece un cupido.
― Ostias, a que voy a ser yo ―reía colocándose una mano en el pecho.
La miré con los ojos como platos, sonriente, como que todo tenía sentido ahora.
― Bueno, continuo, hay también un símbolo de un árbol sin hojas, y dice que voy a tener un conflicto con algo o alguien que no conozco y después me aparece una imagen de una pluma, que dice que voy a ser rápida, pero esto es muy raro oye.
― Demasiada carga para el primer día creo yo. Bueno, ¿Con quien quieres que te enamore?
― ¿Estas de coña? ―reí.
― Que va, te lo digo súper en serio, nuestro destino esta hecho para cumplirse... venga, suelta un nombre, y yo ya haré el resto.
Esto se estaba volviendo ya una broma. La imagen de Natalia volvía a mi cabeza poco a poco, hasta que apareció por completo e instintivamente súper quien había sido de nuevo. Golpeé la mesa, asustando a Julia, y miré fijamente a Sybill, que como no me estaba volviendo a mirar.
― ¡¿Tiene usted que ponerme la imagen de Natalia en mi cabeza necesariamente?!
Me tapé la boca, y miré en bucle a Julia y a la profesora Sybill, que sonreía nerviosa desde su silla de madera de roble.
― Lo-lo siento seño-ñorita Reche.
Respiré hondo, recapacitando sobre loque acababa de hacer, y seguida de todas las miradas de mi clase volví a mirar el libro.
― Con que Natalia, ¿La de Slytherin?
― Ni se te ocurra enamorarla ―solté seriamente― ella tiene novio.
― ¿Y si cortan? ¿Me dejarías?
Julia parecía bastante interesada en cumplir uno de sus destinos, y uno de mis destinos tenía que ver con ella. Sin saber para nada lo que iba a pasar acepté, alegrándola por completo y dando pequeños saltos de alegría me dijo:
― Soy la cupido de Cádiz, no te fallaré Alba.
― Ni Cádiz ni ostias ―exclamé sonriendo de la vergüenza― prométeme que solo si corta con Miki, y ni se te ocurra hacer que rompan.
― No te preocupes.
Tenía tan asegurado que ellos iban a durar tanto que ni me preocupe para nada de Julia. Siempre la veía tan sonriente por los pasillos y jardines de Hogwarts que para nada me acordaba de aquella clase de adivinación.
La clase terminó a los pocos minutos después, y salimos todos casi corriendo a nuestras clases. Andar desde el ultimo piso hasta el primero tardábamos aproximadamente unos cinco minutos, sin tener ningún problema con las escaleras que se movían
― ¡Ey Carlos! ―le dije mientras estábamos los escalones de dos en dos― ¿Que estas saliendo con Julia?
― Claro, ¿No te lo he dicho?
― ¿Te lo estaría preguntando si lo supiera?
― Cierto, pues si, llevo desde hace un mes con ella. Vivimos enfrente desde los siete años en nuestro barrio mágico.
― Que duréis ―solté.
― Gracias guapa ―dijo dándome un beso en la mejilla en uno de esos saltos de escalera a escalera.
Llegamos hasta la clase de encantamientos, y me choque con la que menos quería chocarme en esos momentos. Me crucé con Natalia mientras entrabamos por la puerta, pero ella ni se inmutó a pesar de que Miki se puso a gritarle a Joan cuando este solamente se colocó en el pupitre en el que el se quería sentar.
― ¡Oye! ―gritaba el― ¡Quítate de mi sitio asqueroso!
Joan se giró desde la silla, y negándose a levantarse, continuo con la pelea
― Vuelves a gritarme así, mierdoso, y te juro que te parto la cara, ¿Has entendido?
― No tienes huevos, Gryffindor.
― ¿¡Que no?! ―gritó Joan levantándose de la silla, y empujando a Miki de un golpe hasta otro pupitre.
― ¿Que cojones hacéis? ―grité yo colocándome en medio― ¡Dejaos de peleas! Estamos en clase, después hacéis lo que os de la putisima gana.
― A quien no vea sentándose ya le mandó a castigo colectivo.
Miramos todos a la puerta, y allí se encontraba una mujer joven de pelo negro y rizado, que se dirigía aun paso ligero con unos libros entre sus manos hacia la mesa. Todos corrieron a buscar a un pupitre, e inconscientemente me senté al lado de Natalia. Miki, sin embargo, que se iba a colocar allí tuvo que dar un ultimo sprint al lado de Joan.
― Hola rubita ―soltó Natalia, apoyando sus codos en la mesa, y apoyando a su vez su cabeza en una de sus manos mientras me miraba― le has quitado el sitio a mi novio.
― La próxima vez te pones al lado del...
― Que sepáis ―dijo la profesora―que donde os habéis sentado será vuestro sitio hasta que se acabe el curso.
Todo me pasaba a mi. Suspiré de la mala suerte que tenía, y apoyé mi cabeza en el pupitre, cansada. Natalia se rio brevemente, decidiendo mirar esta vez a la profesora.
― Mas suerte la próxima vez, rubita.
― No me llames rubita.
― ¿Te vale gatita?
Levanté mi mirada, frunciéndole el ceño a Natalia ante las estupideces que estaba diciendo, y abrí la boca sin saber porque había soltado ese apodo tan "cariñoso". Natalia me miraba sonriente, podía versus dientes blancos perfectos mientras levantaba sus cejas con picardía. Iba a contestarla, pero la profesora volvió a hablar.
― ¿Quienes Natalia y Alba Reche de aquí?
Tanto Natalia como yo nos miramos, cambiando nuestras expresiones, y levantando nuestra mano sin saber muy bien el porque nos estaba nombrando la profesora de hechizos.
― Bien, vénganse conmigo, quiero hablarles de una cosa.
Apoyó su mano en mi muslo, y un pequeño ataque de pánico entró en mi cuerpo. Menos mal que se levantó, y mi "gay panic" se fue. Seguimos a la profesora, que iba bastante decidida hasta la puerta, y noté como varias veces la mirada de Natalia se fijaba en mi, a veces incluso era incomodo.
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Dos brujas en Hogwarts | Albalia
Fiksi Penggemar¿Desde cuando una gryffindor se puede enamorar de una Slytherin? ¿El sombrero se confundio conmigo o es simplemente un amor prohibido?