En el fondo ya lo sabe.
La indecisión es solo una excusa para alargar el confort previo al doble salto mortal.
Si pregunta opinión, en realidad espera una respuesta exacta, y si lo echa a suertes, desea que la moneda resbale hacia el lado por el que realmente apostaría.
Así que lo sabe. En el fondo lo sabe.
Realmente se siente mejor cuando se inclina más por un lado que por el otro. Quizá porque está más lejos del precipicio y se ve por fin a salvo o porque saltar ya no parece merecer la pena.
Y lo sabe, en el fondo y sobre todas las cosas también, aunque haya peros, aunque sigan allí los ojos fijos desde lejos, aunque siga escuchando la risa confiada y eche de menos las noches infinitas.
Lo sabe.
Sin duda alguna en el fondo lo sabe.
Que tiene clara la primera letra y la última, la respuesta a la pregunta y el modo de acertar, el principio y el final, e incluso lo que va después.
Que la verdad es que ya no hay nada y que saberlo es ganar.
Pero también, que siempre espera de algún modo a ese motivo que le haga, en el fondo, dudar.