P R Ó L O G O

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—Cupido, déjalo ya.

El susodicho giró la cabeza para mirar a Venus, quien lo observaba con reproche.

—Madre, no puedo. ¡Simplemente no puedo!

—Claro que sí, sólo tienes que aceptar que perdiste y darme tu arco y tus flechas.

—¡No! Jamás.

—Hijo, sólo es una pequeña apuesta. ¿Tanto te importaría darme por fin tus objetos mágicos y quedarte sólo con tus poderes, que de nada sirven sin esto?

Cupido apretó la mandíbula, mirando como su madre se carcajeaba. Eso definitivamente no era verdad, él era mucho con su arco y sus flechas, pero sin ellos también hacía honor a sus estatus de dios del amor. Con su belleza inalcanzable y sus dotes de seducción, era capaz de casi todo. Pero si además tenía sus flechas... no, no podía perderlas.

—Vamos, Cupido, sabes que esas flechas en realidad me pertenecen. Fui yo quien te las obsequió, y seré yo quien las recupere de vuelta. Venga, ¿qué te cuesta aceptar que tus poderes han fallado? ¡Perdiste la apuesta, hijo!

El dios del amor apartó la mirada, observando otra vez el mundo mortal. Tenía que haber alguna manera... ¡Sus poderes nunca antes habían fallado! Y entonces, como por arte de magia, una idea brilló en su cabeza.

—Bajaré al mundo de los mortales.

—Ay, pero qué gracioso eres. No sabía que además eras el dios de los chistes malos.

—No, lo digo en serio. —Cupido se levantó, cuadrando los hombros, y fijó su mirada desafiante en la de su madre—. Bajaré al mundo de los mortales y ganaré esta apuesta.

 Bajaré al mundo de los mortales y ganaré esta apuesta

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N/A

Heeeyyy, les habla un intento de escritora que ha decidido comenzar a escribir este proyecto. La verdad es que llevaba mucho tiempo planeándolo, pero hasta ahora no había dicho, va ponlo en marcha. ¡Y pues aquí está! Espero que os guste. :)

Aclaraciones:

1. En esta historia se mezclará mitología romana con mitología griega (más adelante, aunque verdaderamente, ambas son la misma). 

2. Hay muchas versiones de la historia del origen de Cupido, pero la más famosa es la que cuenta que Cupido es el hijo de Venus (diosa de la belleza y el amor) y Marte (dios de la guerra). Cuenta la leyenda que Venus tuvo que esconder a su hijo en el bosque para huir de la ira de Júpiter (rey de los dioses y dios de los cielos). Cupido creció en dicho bosque, criado por bestias que sólo parecían ser apacibles con él; y ahí fabricó su famoso arco de madera y una par de flechas. Sin embargo, las flechas mágicas se las regalaría después Venus.

Cupido, no juegues con el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora