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Volvió a la habitación con su abuelo, se quedó mirándole en silencio mientras pensaba en qué decirle cuando despertara. Finalmente despertó y le contó que Yuzu fue quien avisó y cuido de él. También que el día anterior se precipitó en sacar conclusiones, que no hacían nada raro, tan solo era una pequeña pelea de hermanas.Y que lo de la asamblea fue por querer ayudarla, pues había visto que su prometido la intentó forzar, solo se preocupaba por ella como buena hermana mayor. Tras la charla y como se hizo tarde, fue a la casa a descansar.

Temprano al día siguiente volvió y Yuzu ya estaba en la sala de espera.

- ¡Ey, estoy aquí! ¡Buenos días, Mei!

- Voy subiendo a su habitación.

- Ah claro.

Una vez en la habitación.

- Esta mañana he estado pensando en algo.. Me gustaría hablar contigo sobre..

- ¿Es sobre tu expulsión del instituto?

- S.. sí, es justamente eso.

- Primero, tengo que expresarte mi gratitud. Ayer debí de ser una enorme carga para ti.

- No. No tienes que agradecerme nada.. cualquiera lo habría hecho. Además... abuelo, eres de mi familia.. jamás podría dejarte ahí tirado.

- ...

- No podría estar más de acuerdo. Así que decidí cancelar tu expulsión.

- ¿Eh?

- Mei me ha contado lo que pasó realmente.. como director y abuelo mi propio orgullo pudo más que yo. La estancia en este hospital me ha dado la oportunidad de pensar en ello.

- Ahora, Mei... debes hacer lo que quieras hacer, sin preocuparte por mí.

- Abuelo..

- ¿De acuerdo?

- Sí..

¿Realmente decía en serio aquello? Se quedó dudando un rato. Como el abuelo necesitaba descansar y ellas dos tenían que ir a clase, las dos hermanas salieron del hospital.

- Gracias.. por hablar con el abuelo y eso.

- De nada..

- ¡Así que volvamos a casa, Mei! ¡El abuelo dijo que ahora podías hacer lo que quisieras! Mamá se siente muy sola sin ti, ¿sabes?

- Incluso con mi padre ausente, sigue siendo mi casa también. Volvería aunque no me lo hubieras pedido.

Fueron a la academia juntas. Y tras finalizar las clases fueron a casa del abuelo a recoger las cosas de Mei, que volvía a su casa.

- Siento los problemas que ocasioné.

- ¡Mei-chan! ¡Bienvenida a casa!

- ...

Todo ese cariño no dejaba de sorprenderla. Para su nueva familia parecía lo más normal, pero en la educación que ella recibió, cualquier tipo de afecto era debilidad y no podía permitírselo.

Pasaron algunos días y como venía siendo habitual, oyó dos chicas corriendo, la perseguidora gritaba - ¡Yuzu Aihara, detente!- Pero Yuzu no se detenía. Vió a la primera pasar por delante y como se la caía algo al suelo. Fue a recogerlo, era un osito llavero, y llamó a la dueña. - ¡Espera! - Al oír su voz, esta se giró para verla y se chocó. Por lo que las dos hermanas fueron a la enfermería.

- ¡Aaah, qué venda tan enorme! ¡No mola nada!

- Es mejor que ir por ahí enseñando un moratón.

¿El sueño que le salvó la vida? [Citrus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora