La ropa de año nuevo sigue tirada en el suelo, los cajones desacomodados y sigo sin encontrar partes del guardarropa. Me cuestiono a cada rato qué pasará con él, aunque ya tengo sabido por experiencia que el pensar mucho solo nos amarga y no nos deja vivir en paz. Me fui de viaje y conocí gente, él se aferra en quedarse. Le doy vueltas al asunto, a pesar de saber que no tendría por qué hacerlo. Pero ¿Qué más se puede hacer con el silencio del ambiente y el bullicio de la mente?
Más que nada, pienso en otra persona. ¿ En serio le fue tan fácil? A mí me cuesta horrores. Quizá solo sea yo. Quizá creí realidad la ilusión. Algunos nos dejamos llevar.
A la persona que llamé mi mejor amigo me dejó, me usó, y sin siquiera titubear quizá hasta me reemplazó. Es probable que nunca tuviese un lugar en su vida, así que no podríamos llamarle reemplazo. En fin.
Triste, ¿Verdad? Como nos quedamos apegados a algo que ni siquiera está a nuestro lado. Nos pegamos tanto a lo que idealizamos. Una imagen divina la verdad. Una pena que no esté, en realidad.
Imaginamos, proyectamos, construimos en nubes todo aquello que para nuestro futuro anhelamos. Ayayay, ¿Cuando aprenderemos? Que para construir necesitamos bases, sólidas y duraderas, no descartables, no con fecha de vencimiento.
Hay que ser objetivos. Hay que mirar con los ojos que tienen córnea, iris, retina; no con los que tienen buenas intenciones, sueños e ideales.
Igual lo extraño. Sé que no es el único, ni yo la única, pero fue la primera vez y por ahora, parece único.
Qué ganas de crecer, de pasar ya todo esto. En parte quiero vivirlo, en parte quiero llegar al futuro. Saber si estaré sola, si encontraré de verdad el amor o si sólo me casaré con tal de no estar sola, si seguiré con mis ideales o los cambiaré a fin de no complicarme. Qué feo es crecer cuando la incertidumbre te ensombrece cada escenario, cada panorama, cada sueño. Quiero volver a ser niño, para soñar sin límites, para que cada cosa nueva me sorprenda; donde la lógica no tenga más lugar que para saber cuándo está bien y cuándo mal, con tal de poder seguir y que siempre parezca que vas hacia adelante.
Es mucho pedir, ¿O no? Creo que esa debe ser la felicidad.
Pensa si esta bien o mal. Si te hace feliz a vos o a alguien más. No molestes con que si a otros les gusta, con que te van a mirar, con que no es tan común. Mientras no le hagas mal a nadie, mandale para adelante.
Fijate si te hace bien. En serio. No vaya a ser que quedes mal por una estupidez.
Y si te llega a pasar. No lo repitas. Por favor. No caigas en eso.
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Pensamientos de una tarde nublada
Short StorySalieron y no tenía cuaderno, en algún lado tenían que quedar anotados