—¡FIESTA ÉSTE SÁBADO EN MI CASA, ESTÁN TODOS INVITADOS PERO ESTÁN AÚN MÁS INVITADOS SI LLEVAN ALCOHOL! —Kate estaba gritando como loca a la salida del colegio, por fin era viernes. Y a ella se le había ocurrido ayer que quería hacer una fiesta.
¿Por qué?
Porque se le daba la gana, quería pasarla bien. Estaba aburrida y sus padres nunca están en casa. Por lo que podía hacerla si quería.
Sus palabras, no las mías.
—Presiento que esto va a terminar mal —Alana tenía la preocupación tatuada en todo el rostro, pero aún así estaba entregando los panfletos que Kate había impreso la noche anterior.
—Bah, dejen de quejarse. La pasarán bien.
—Yo no me quejo, solo que sepas que no ayudaré a limpiar tu casa después de esto —la casa de Kate era enorme, razón por la que era buena para hacer fiestas en ella.
—Ya me encargué de eso, me he portado súper el último mes, estas tres primeras semanas en el instituto han sido tranquilas y mis padres están felices. Si yo no estorbo, ellos me dan el dinero que necesito. Ya contraté a alguien que haga la limpieza después —no sabía cómo Kate era tan suelta al hablar de su disfuncional familia. Sus padres nunca estaban en casa, con suerte estaban en el país. Querían a Kate y se aseguraban que tuviera todo para sobrevivir, excepto que no los tenía a ellos. Yo soy una niña de mamá y papá, no sé que haré cuando me toque ir a la universidad y sobrevivir por mi cuenta—. Podrías invitar a ese papucho con el que trabajas y que últimamente se ha vuelto más cercano —Mi sonrisa creció. La última vez que Allan había asistido a una fiesta de Kate terminamos enrollándonos. Quien sabe si podríamos repetirlo.
El sábado llegó y me tuve que levantar temprano por mi turno de la mañana en la cafetería. Era el único día en el que no veía a Allan en el trabajo, ya que era su día de ir a la universidad. Pensaba enviarle un mensaje invitándolo a la fiesta, pero decidí que quería verle por lo que estaba planeando ir a su universidad y darle una sorpresa. El chico y yo no estábamos saliendo ni mucho menos, pero había química, y yo era demasiado aventada y desvergonzada como para que me diera pena tomarme el atrevimiento de ir aparecerme en su universidad. Me estaba quitando el delantal y disponiéndome a averiguar que bus tenía que tomar para ir a la universidad estatal cuando la campana de la cafetería sonó y Allan entró por la puerta, no sabía que buenas acciones había hecho pero el Señor estaba siendo muy bueno conmigo últimamente. No sabía que estaba haciendo Allan acá, pero me había ahorrado un viaje.
—Allan, hola —le sonreí y avancé hasta él cuando vi que me sonrió de vuelta —. ¿Qué haces acá?
—Vengo por mi cheque del mes, es el día de pago. Lo habría recogido el lunes pero me urge el dinero, ya sabes, la vida adulta —hizo una mueca de disgusto que me hizo reír.
Yo ni siquiera me había percatado que ya estábamos a finales de enero, lo que significaba que también recibiría mi cheque. Estaba tan perdida estos últimos días.
—Chicos —Patricia apareció con dos cheques en mano, nos los entregó, se despidió y se fue. Últimamente estaba más ocupada con el local, me hacía feliz saber que su negocio estaba creciendo.
—Así que... —me balanceé sobre mis pies y decidí soltarlo de una vez —Kate está dando una fiesta y me preguntaba si querías venir. Ahora vas a fiestas universitarias por lo que no creo que te parezca la gran cosa pero me gustaría que fueras —me mordí el labio al darme cuenta que estaba hablando de más.
—Uhm, tengo que regresar a la universidad a tomar unas cuantas clases más, solo vine de volada por el cheque. Me encantaría ir junto a ti pero no creo que pueda Ash —traté de que mi decepción no se hiciera tan evidente.
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El amor y sus efectos secundarios
Teen FictionAshley, que cursa su último año de secundaria, pasea feliz por la vida y parece tener todo bajo su control. Hasta que un par de ojos azules regresan a darle vuelta a su mundo, a mostrarle un lado de ella misma que no conocía, y no está segura si le...