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El final de la primavera y el inicio del verano era un tiempo que gustaba de muchos. El sol permanecía cálido pero no abrasador, las hojas de los árboles se teñían de un verde delicado. En este buen clima, hasta el gato podría despatarrarse perezosamente, maullando bajito, acurrucándose entre sus patas y dormitando en sueños, transformándose en un montículo de nieve. Por no decir más, así es el gato del concubino ciego.

Éste escucha el ligero sonido de las patas del gato pisando el suelo, el leve maullido del chillido del gato, el susurro de la brisa pasando por su pelaje, sin poder evitar sonreír.

Hizo camino por las escaleras, paso a pasito hasta llegar al centro del patio. Con cuidado se sienta en su silla de ratán para disfrutar de esta tarde tranquila. Todo el tiempo está sonriendo.

Nadie sabe cuando el concubino ciego llegó al palacio, tampoco se sabe la razón de que fuera confinado al palacio frío. Ni nadie conoce la causa de su ceguera.

Dentro del palacio algunos dicen que de niño, el concubino ciego tuvo una fiebre que casi le hace perder la vida. Después, y a pesar de superar la enfermedad, sus ojos no pudieron ver más. Otros dirán que cuando el concubino llegó al palacio, sus ojos eran hermosos y llenos de vida pero quien sabe qué sucedió después de eso para que terminarán de esa manera.

En el palacio, podían discutir entre sirvientes y criadas acerca de los ojos del concubino pero ninguno llegaba a convencer al otro. Mientras pasaba el tiempo, eran muy pocos los que recordaban su nombre, y a causa de que no podía ver le apodaron el concubino ciego. Ahora, hasta las esposas imperiales le llamaban de ese modo y ya nadie se acordaba de su nombre.

Pero todas las personas en el palacio tienen conocimiento de que en el palacio frío, vive un concubino que tiene un gato blanco como la nieve. Y que el gato se llama Yu Li y que Yu Li es su tesoro más preciado.

Todo el cuerpo de Yu Li es blanco como la nieve, sin asomo de un pelo de otro color. Tocarle es sentir la cosa más suave y sensata, inclusive mucho más que el roce de la seda más cara. Por no mencionar sus ojos gatunos, redondos y penetrantes, casi como si pudieran succionar las almas de las personas.

El concubino ciego trataba al gato como lo más querido hasta el grado de arroparse con el en sus brazos para dormir. Pero Yu Li es un animal muy travieso, y a menudo escapaba del palacio frío. Una vez que se decidía ir, no se veía ni su sombra.

Si Yu Li no regresaba al anochecer, el concubino comenzaba a inquietarse, y con aire de preocupación mandaba a Xiao Bao a adentrarse en la noche para buscarlo.

Sin embargo, el palacio es enorme. Tratar de encontrar a una persona dentro de este es ya una tarea muy difícil, y aún más encontrar a un gato. A menudo, Xiao Bao se iba con el ceño fruncido y regresaba con la misma expresión.

—Amo, apenas somos capaces de alimentarnos y usted todavía tiene la paciencia para cuidar de un gato.

En esas ocasiones, el concubino ciego siempre cerraba los ojos y sonreía radiantemente, diciendo, —vale la pena tener a Yu Li aquí. ¿Qué lugar tan gélido y triste es este palacio frío? Con su compañía, no estoy tan solo.

En cuanto a la comida, el concubino, incapaz de traer algo para que comiera, guardaba lo mejor para Yu Li, prefiriendo pasar hambre.

No mucha gente en el palacio había visto al concubino ciego y lo mismo podrían decir de Xiao Bao. Pero no lo desestimemos por su pequeña estatura, ya que de hecho es un chico inteligente. Podía pensar en muchas maneras para llevar comida al palacio frío. Cuando el clima se volviera frío, se arrodillaría fuera de la casa del anciano administrador del palacio interior rogando que se le diera un calentador para el cocubino ciego, sin importar si es usado y que nadie más quisiese.

El concubino ciegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora