Sesión 2: Poly

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—¿Alguna vez le ha preguntado a sus pacientes cómo se han cagado la vida al punto de ir saltando de psiquiatra en psiquiatra o medicamento y medicamento como quien salta de charco en charco cuando llueve?

Poly contempla sus disparejas uñas con atención exagerada. Para no mirarlo a los ojos, piensa Poly que piensa el doctor Niffele y ríe discretamente ante su suposición.

Sin embargo Niffeler sabe que la muchacha está completamente drogada; por primera vez en su consulta, por milésima vez en su vida.

—No de forma tan explícita, Poly. ¿A qué viene tu pregunta?

—Curiosidad —responde automáticamente la joven.

Por primera vez en quince minutos la muchacha vira los ojos a los del psiquiatra. Hay un destello tintineante en sus iris, fugaz pero verídico, que lo hace anotar la palabra y encuadrarla como clave. El doctor deduce que la curiosidad es el principal motivo de los cabos sueltos mentales de la muchacha.

—¿Y qué está esperando para preguntármelo? —cuestiona Poly con una desvergüenza característica de sí, adivina el médico.

—Eh, ¿pero quién dirige las sesiones aquí? ¿Tú o yo? —responde el doctor con soltura, y ante el atisbo de una media sonrisa añade—: No hace falta que me trates de usted. Trátame informalmente, Poly.

—¿Puedo llamarle por su nombre, entonces? —pregunta arqueando las cejas.

El psiquiatra suspira su paciencia corrompida y dice:

—Puedes llamarme Marcus.

—De acuerdo, Marcus. ¿Me lo vas a preguntar o no me lo vas a preguntar? Estoy abriéndote una puerta a la que fui y la que soy.

El analista detiene su mirada en los grandes ojos de la muchacha, un poco caídos y teñidos de rojo, mas no por el llanto sino por su felicidad sintética.

—Vale. Te plantearé la pregunta pero quiero una respuesta corta, certera y de tres pilares: ¿cómo te has arruinado la vida, Poly?

—Se necesitan sólo tres elementos: cocaína, soledad y el auto de dos tipos desconocidos.

Con las tres últimas palabras al psiquiatra le da un vuelco al corazón; adjuntas a las dos previas, la combinación resulta psicológicamente letal.

—¿Te gustaría hablar de ello?

—Mmmm —Poly titubea mientras juguetea inocentemente con su cabello, reseco y revuelto, equitativo a su psiquis, afirma mentalmente el doctor—, no lo sé. Realmente es cosa pasada, ¿usted qué dice? ¿Vale la pena, doctor?

—Todo lo que valga la pena para ti vale la pena para mí, Poly. Aún más luego de tu respuesta.

—Vale. Pero me tendrá un rato largo aquí hablando, eh. No se vaya a arrepentir después.

—Mi mayor objetivo es rescatarte, Poly. Mi trabajo es escucharte y otorgarte herramientas, aquellas que tú no puedes concebir por ser precisamente tú: el límite entre el borde y la caída únicamente lo marcas vos. La única persona que te detiene de salvarte eres tú; y la única que puede salvarte, a la vez, sos vos.

—¿Por qué querría salvarme? —replica Poly disparando una carcajada, y diversos espectros en la mente del psiquiatra—. ¿Ha visto Trainspotting? La película de culto independiente. La primera, no la secuela, que es una mierda en comparación a la original.

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⏰ Last updated: Jan 03, 2019 ⏰

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