Imposible de predecir

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Necesito advertir que esta es mi primera intentando escribir algo ¿maduro? 

No lo sé, tenia la inspiración y las ganas de hacerlo y que mejor OTP que Aokaga para empezar~ 

Ni Kuroko No Basket ni sus personajes son de mi propiedad, son obras de Tadatoshi Fujimaki

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La teoría del caos explica que el resultado de algo depende de distintas variables y que es imposible de predecir. Y para Taiga tenía sentido en ese momento, porque le fue imposible predecir que terminara de esa manera. En el salón de estadística con Aomine tomándolo por la cintura y con sus labios rojos, con la respiración errática incluso si el entrenamiento había terminado temprano.

La teoría del caos tenía demasiado sentido, tal vez si el verano pasado Kagami no se hubiera cambiado de escuela, tal vez si se hubiera quedado en otro salón no hubiera conocido a Kuroko, tal vez si hubiera tenido lápiz para el examen de geografía no hubiera dado vuelta en su silla y visto jugar a Kise en su hora libre, tal vez si no hubiera sido aceptado en el equipo de basquetball no hubiera conocido a Riko, tal vez si no hubiera pasado a la selección de la escuela, tal vez si no hubiera estado el primer torneo, tal vez si no hubieran pasado a finales, tal vez si no hubiera enfrentado uno a uno la semana siguiente Aomine, tal vez si no hubieran seguido salido con amigos, tal vez si Momoi no hubiera aceptado las prácticas en conjunto, tal vez si no hubiera olvidado su mochila, tal vez si Aomine no lo hubiera seguido, tal vez... tal vez... pero era imposible de predecir y Kagami amaba afrontar lo imposible.

El primer contacto fue brusco, Kagami había tomado su bolso y se dirigía a la salida del salón cuando vio a Daiki, aun con su uniforme de Too, antes de que pudiera hablar el moreno lo había empujado contra la pared, un pequeño quejido salió de la boca del pelirrojo antes de que la protesta fuera absorbida en los labios del de ojos azules.

Kagami no entendía qué pasaba pero en su pequeño cortocircuito respondió al contrario, solo era costumbre, siempre tratar de imponerse al moreno, era una competencia, y aun le dolía la cabeza del golpe seco, solo la costumbre y el deseo, porque en esos pequeños segundos, entre besos duros y sus manos enredadas en el cabello azul, Kagami se dio cuenta de que esto en realidad tal vez lo quería un poco demasiado.

No tenía idea que pasaba por la cabeza del peliazul pero Taiga estaba un poco encantado cuando el peliazul lo guió hacia el escritorio, pero el pelirrojo se resistió a dejar todo el control a Aomine, así que el ultimo empuje lo dio el mismo, dejando contra el escritorio a su atacante

El segundo contacto fue más medido, si, aún no había dicho ni una palabra, pero bajo acuerdo tácito, con acciones Taiga bajo el ritmo, y Aomine le siguió, más suave, estaban explorando el orden de sus cuerpos en sinfonía descoordinada de manos, labios y suspiros, Kagami tomaba medidas desde la mandíbula del moreno hasta su clavícula izquierda, sus dedos tomando el grosor de las caderas, por su parte Daiki tiraba de la camiseta de Kagami tratando de descubrir cuantos tirones debían ser antes que el pelirrojo alzara sus brazos, la respuesta eran seis, y su camiseta siguió pronto la de Taiga.

El tercer contacto fue muchos más extendido, Kagami colocó encima del escritorio al peliazul, y Daiki no perdió tiempo en ser quien llevara el control, con sus piernas alrededor del pelirrojo, y manos en su pecho simplemente observo antes de ir contra su cuello, y Kagami lo dejo, sus manos volviendo a su trabajo de acariciar el cabello del moreno. Aomine subió suavemente hasta sus labios de nuevo, suave, tranquilo, explorando el interior de Kagami y tomándolo todo, chocando suavemente cada ciertos segundos. Y se fueron los segundos, aunque si le preguntabas a Kagami posiblemente se le desearía que se le fueran los años si ello significaba estar en ese preciso momento tan improbable por el resto de ellos.

Después vino otro momento improbable, el ruido fuera de en los pasillos, el intendente.

Los siguientes momentos fueron en cámara lenta aunque tan borrosos en la mente de Kagami que no sabe cómo llegó a la salida de la escuela, lo que recordaba era a Daiki a su lado, con una sonrisa como si hubiera ganado el último campeonato de su vida.

— ¿Uno contra uno? – Fueron las primeras palabras fuera de los labios rojos del moreno

— Por supuesto, prepárate para que te gane esta vez, Ahomine

— Ni soñando, Bakagami

Kagami se rió antes de tomar de la mano al moreno con camino al parque cercano, todas las variables que pudieron suceder llevaron a ese momento, aunque los siguientes momentos a lado del moreno tal vez no eran tan imposibles de predecir. 



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Cualquier error es mio, muchas gracias por leer

¿Ha estado bien? Estoy muy nerviosa de este escrito xD 

Imposible de predecirWhere stories live. Discover now