Capitulo 13

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La tarde ha llegado, Dániel y Rajá ya se fueron a casa de Makoto, yo me quede a resolver algunos asuntos. La escuela estaba casi vacía, ya el color del sol se había tornado naranja, solo me pare en la puerta un rato, debería de...

— Hola.

— ¡Aaaaah! ¡Me lleva! Marco, — Después de gritar como nena voltee haca Marco, el cual me regalaba una cálida sonrisa, poco después se acomodó su largo pelo, negó. — no me espantes de esa manera, eres una sombra ¿Sabes?

— Lo siento, y que, ¿Empiezas a agarrar camino o qué?

— Oh, sí, yo voy a la estación, ¿Tú?

— Me iba a ir caminando, pero sí me invitas el pasaje. — claro, tú me invitas y yo pago, típico de ti.

— Claro, ven. — como sea, no le puedo negar nada a alguien que es tan amable conmigo.

Ambos, abordamos el metro que nos dejaría justo en la estación que está en frente de la mansión de Makoto. En el tren Marco parecía estar muy sereno, tranquilo... desearía ser más como él, y no estarme quejando de todo. Llegamos a la casa de Makoto, cada vez que visitaba esta mansión me sentía como un verdadero rey. Makoto se mudó a este país cuando tenía quince; ahora él está a punto de cumplir los dieciocho, al igual que Marco.

Ambos entramos a la mansión, sus guardias y perros ya nos conocen, así que entrar no fue problema. Los sirvientes de Makoto nos recibieron, tomaron nuestros suéteres de la escuela y nuestras mochilas, y nos invitaron a pasar a la sala de Makoto, un lugar enorme que tiene el porte de mi casa, como sea. Dániel y Rajá ya se encontraban ahí, ambos saludamos cortes mente, Dániel dando una sonrisa discreta, y Rajá con una sonrisa burlona; ¿Qué, tengo algo pegado en mi cara?

— A ver cuando me presentas a tu hermana Dániel. — olvídenlo, está molestando a Dániel.

— Si tú me presentas a la tuya.

— Tú solo escoge, están las gemelas, y las de universidad.

— ¿Sabes qué? Mejor pasó, con gemelas no me meto.

Esos dos siempre están debatiendo, oh, Makoto hace su aparición, este, indico silencio... claro, él siempre se cree el jefe. Makoto serró las grandes puertas de la sala, dejándonos solo a nosotros cinco en la habitación. Makoto, empezó a trazar figuras en el aire, pequeñas luces comenzaron a surgir... siempre me gusta cómo se ven los hechizos legendarios. En ese momento, la realidad se distorsionó, y nos transportamos a otra dimensión. Vaya, parece que ha estado mejorando sus hechizos.

Makoto nos transportó a lo que parecía ser otra dimensión, parecíamos estar dentro del espacio, el fondo era oscuro y lleno de estrellas; nos encontrábamos en un piso de cristal. Por el cielo, flotaban estructuras de diamante pulido, así como de esencia legendaria que divagaba por ahí.

— Bienvenidos a la dimensión legendaria, — Makoto dio la bienvenida a esta dimensión; por si se lo preguntan, cada uno de nosotros tenemos nuestra propia dimensión, o al menos un fragmento de ella — esta, se encuentra vacía desde que los seres elementales desaparecieron. En ocasiones la visito; ayer, entré a esta misma hora, pero había un hombre ahí parado, justo donde les señalo... — Makoto señaló a donde Rajá, el cual estaba tan inquieto que se la pasaba de un lado para otro.

— ¡El diablo! — Rajá se regresó a donde todo el grupo; Makoto siguió con su explicación.

— Claramente, desconcertado, me le acerqué, pero antes de llegar a él, me hablo. Aquel hombre, se la pasaba expresando la belleza de esta dimensión; luego de una serie de preguntas, le pregunte su nombre, su nombre, era Athenas...

¿Dónde lo he escuchado antes?

— Él me comento lo de los maestros, pero me advirtió que no me concentrara en eso ahora, porque, en esta ciudad, hay un mal mayor...

— ¿Qué clase de mal? — Dániel preguntó desconcertado.

— La energía del líder del punto B del universo, más exactamente, una especie de hijo o hija directa del líder del punto B del universo.

— ¡Eso no es imposible! — Marco interrumpió algo exaltado — ¡Esteban destruyo al líder del punto B del universo y a toda su dimensión, dominando la técnica eliaptica!

— Yo también le dije eso, pero él me mostró la esencia, la cual se concentraba en toda la ciudad. Debemos de estar atentos, cualquier cosa podría pasar...

En ese momento, todo se volvió a distorsionar, y volvimos a la sala de Makoto.

— Mantengan sus localiza dores elementales; de esta manera, cuando activen las armaduras todos se darán cuenta, para que todos podamos apoyarnos, estemos al pendiente, ¿Entendido?

Todos respondieron que sí a lo que Makoto dijo; claramente yo reproche ante esto, porque claramente es técnicamente imposible esto, casi muero destruyendo esa dimensión. Poco tiempo después, todos comenzaron a retirarse, pero yo me quede un poco más.

— Makoto, quiero preguntarte algo.

— Dime. — es claro que Makoto se ve confundido, yo no suelo preguntarle nada.

— ¿Bueno, conoces a alguien llamado la sombra?

— No como tal, pero creo haber leído sobre él.

Makoto toco el librero, y todos los libros se iluminaron de forma ascendente. Pocos segundos después, de hasta arriba cayó un libro, Makoto lo comenzó a ojear. Tardó unos segundos, pero al final, con el dedo, tocó una de las páginas.

— Aquí está... veamos... las sombras... era más como una sociedad, conformada por seres capases de dominar casi cualquier técnica, menos las elementales, pero se extinguieron gracias a que el líder del punto B del universo los considero una amenaza. ¿Por qué la pregunta?

— Por nada, solo curiosidad.

— ¿Dónde escuchaste ese nombre? — he aquí una razón por la cual nunca le debes de preguntar algo a Makoto, él siempre te cuestionará el porqué de la pregunta.

— Una visión... — creo que es la respuesta más boba que he planteado — bueno, ya me voy.

— Esteban, ten cuidado, eres el único ser puro de todo el universo, si el hijo del punto B del universo es real, tú serás su primen blanco.

Solo le agradecí su advertencia, y salí de la mansión. Noté que ya era de noche, debo de llegar a mi casa, y el próximo tren pasa en una hora, mejor me voy caminando.    

    

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