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Se le era difícil de tragar aquella escena, era muy difícil de tragársela y actuar como si nada.

Vio como su pareja estaba en brazos de otra mujer en su choza teniendo relaciones íntimas y para lo que más le dolía eran las miradas de pena de su mejor amiga que había intentado no dejarla entrar, no dijo ni una sola palabra y fue en dirección al bosque ignorando lo que su fiel amiga le decía para que está volviese pero ¿por qué? Intentó no romper en llantos, había soportado cualquier calamidad para que su pareja de la noche a la mañana estuviese— con la que se suponía que estaba muerta— con Kyokyo. Ir al bosque la tranquilizaría y haría que su estado de ánimo estuviera en paz en unos momentos para encarar a lo que era el infiel de Inuyasha.

Era casi de noche y veía el sol esconderse mientras el viento frío de la noche hacía aparición, su mente estaba en líos y no era más ya que había abandonado a su familia y su época por un patán e imbecil como Inuyasha. Su corazón le había advertido hace un año atrás que su pareja le estaba siendo infiel pero es que no quería admitirlo, lo único que la hacía feliz por esos momentos era la compañía de sus amigos y la de Shippo y la dulce y tierna Rin.

Era doloroso.

Muy doloroso.

—Sacerdotisa—

Una voz fría y seductora le llamó la atención, la conocía a la perfección pues era el medio hermano de su estupida pareja y claro ya estaba pensando en abandonarlo, no giro en dirección de donde provenía la voz pues conocía aquel hombre albino y sabía que iba a matar a su hermano si se enteraba.

Habían ya pasado dos años desde que Naraku fue derrotado y tres desde que Sesshomaru y ella comenzaron a llevarse muy bien dando a una relación de amistad muy buena, el Inu sabía muy bien cuando esta estaba de un estado muy deprimente y a causa de quien lo había provocado. El Inu soltó un gruñido al verse ignorado y con brusquedad jaló el brazo de aquella humana que había dejado ser la única que viera su verdadero lado, lo único que vio fue a una humana rota.

Una humana que quería con todo su ser y estaba completamente rota.

Trato de reaccionar rápido de la joven sacerdotisa se hizo a un lado para sollozar en silencio, el ambiente era tenso y se notaba el instinto asesino del joven yokai.

—Ese estupido híbrido— hablo por segunda vez— ¿Que hizo ahora?

Lo que no se espero de la azabache fue una sonrisa adolorida y sin su típica dulzura y calidez, eso lo hizo enojar aún más.

Aome soltó un suspiro y limpio sus lágrimas con desespero mientras se levantaba en el suelo dejando ver su esbelta y hermosa figura que le daba aquel traje de sacerdotisa, su largo y suave cabello azabache se movía al son del viento y sus lágrimas caían sin permiso alguno de sus hermosos ojos cafés pero aún así eran secados por la joven muchacha.

—Lord Sesshomaru— sonríe con dulzura terminando de haber limpiado sus lágrimas— Que alegría verlo ¿viene a por Rin?

—Sacerdotisa— la voz de su amigo se hizo más cruda— ¿Que ocurrió?

—Lo mismo de siempre mi Lord— puso sus manos detrás de su espalda apretándolas para evitar llorar aún más— No tiene de qué preocuparse por mi, por una simple campesina y sacerdotisa.

—suspiro— Sabes que no te veo así y deja esas formalidades, Aome.

—Pero si usted comenzó— un puchero se hizo presente— Sesshomaru, Inuyasha me... fue infiel.

—¿Ah?

Esa no se lo creía, sabía que su estupido medio hermano era de todo pero ¿hacerle eso a un alma dulce e inocente como el de aquella sacerdotisa? Era algo estupido, imbecil y cruel; veía la mirada de su amada amiga y vio que decía la verdad, su furia fue aumentando y no era para más.

Le había tomado cariño.

Un cariño que nadie podía vencer.

Su madre Irasue, Lady del Oeste también le agradaba a la joven sacerdotisa y siempre intentaba matar al hijo de su difunto esposo que tuvo con una simple humana por hacer llorar a su adorada niña, pues si, su madre veía a Aome como una hija aunque no se lo tragaba de todo.

Vio el como la joven comienza a caminar con rumbo a la aldea que protege desde que la anciana Kaede murió, se volvió en una digna sacerdotisa que infunde temor y respeto por todos y en especial a los de su especie.

Intentó seguirla con discreción pero la azabache lo detuvo en seco.

—Mi Lord, Yo me encargaré del joven Inuyasha— su voz era dura y fría, detonaba ira— Como su pareja, debo enseñarle a respetarme y si no lo hace morirá en mis manos.

—Sacerdotisa, no ensucies tus manos por cosas tan insignificantes como ese híbrido asqueroso— era cierto, no permitiría que su amiga se ensuciara sus manos de sangre— deja que lo yo haga.

—Usted encárguese de cuidar y proteger a la joven Rin y al señorito de Shippo— sonríe con tranquilidad— Después de todo el joven Inuyasha sabe que mi debilidad son ellos dos y no permitiría que le hiciese daño, se lo ruego oh mi Lord..

—Hmp...

—Lo tomaré como un si, por favor no me detenga.

Esta iba a ser un día en el cual nadie iba a olvidar.

Un día en el que el amor entre dos fíeles amigos nacerá.

Un amor irrompible.

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⏰ Última actualización: Feb 04, 2023 ⏰

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