“Muy bien chicos, creo que podemos terminar por hoy, les parece?” Seungcheol le sugirió a los miembros una vez que se fijó la hora. Ya eran las 10 p.m y estaban desde la mañana.
Mientras se estiraban y bostezaban, uno a uno comenzaron a salir de la sala de prácticas. Hablaban de poco y nada con énfasis en la cena igualmente. Antes de salir, el líder fue interceptado por Minghao.
“Hyung, podría quedarme un rato más? Prometo dejar todo en orden antes de irme.”
Aunque parecía cansado Minghao lo miró con mucha determinación; todavía había algunas cosas de la coreografía que quería pulir ya que no se sentía del todo seguro.
“Esta bien, pero en una hora deberías estar en casa.” Le contestó el líder.
“Yo me quedo con él, así repasamos juntos.” Una voz a sus espaldas se hizo escuchar. Minghao sintió sus músculos tensarse ante aquella voz pero pronto se relajó, no debía.
“Oh, claro Junnie, recuerden dejar todo en orden y volver a horario. En cualquier caso nos llaman.”
Seungcheol los miró con firmeza asegurándose que su mensaje fuese comprendido a la perfección. Ambos chinos asintieron con una sonrisa y fueron directamente a conectar la música.
Entre charlas y pasos ambos quedaron más cansados de los que ya estaban, aunque satisfechos. Sus respiraciones un poco entre cortadas, sus cuerpos tirados en el piso; uno al lado del otro. Minghao no se sentía incómodo, no, no era eso. Estaba ansioso. Jun era impredecible. El mayor le alcanzó una toalla para que pueda secarse el sudor y se acomodó en forma de indio, mirándolo directamente.
“Pasa algo?” Le preguntó Minghao ya sin poder controlar su ansiedad. La mirada de Jun decía demasiadas cosas y era profunda como el mar.
“No, nada en particular. Solo me gusta estar así de vez en cuando.” Levantó los hombros como si tuviera poca importancia. Minghao no estaba satisfecho. Se incorporó para poder mirarlo mejor.
“Así, cómo?” Minghao levantó una ceja en doble señal. Por un lado, se desentendió de la situación y por el otro, lo estaba obligando a darle una respuesta. Una respuesta que esperaba hace un tiempo ya. Jun sólo río y se acercó un poco más.
“Así”
Jun lo besó con ansias y cansancio de aparentar. Sus manos sostenían la cara de Minghao con miedo que el beso pudiera terminar antes de tiempo, antes de lograr saciar sus ganas de él. Minghao dejó que él tomara las riendas esta vez, demasiado cansado para pelear por la supremacía y a la vez sediento. Sus manos tomaron con un poco más de presión las del otro dándole a entender que era hora de seguir, que todo estaba bien y que él tenía igual o más ganas de estar en ese momento compartiendo sus besos que Jun mismo.
Siguieron un poco más, sin desconectarse, ahora con Minghao sentado a horcajadas de Jun, revolviendo su pelo cada vez con más ansias. Era adictivo. Jun lo abrazaba por la espalda baja dejándolo atrapado en una prisión de fuego de la cual no quería salir bajo ningún concepto. Se separaron un poco en busca de un pequeño respiro ante tanta agitación, pegando sus frentes.
“Se está acercando la hora, tenemos que volver” Jun trataba de auto convencerse que iba a ser posible parar. Como si estuviera contestandose a sí mismo, se dispuso a atacar su cuello Minghao, sin dejar marcas pero con ferocidad.
El menor no podía resistirse por más que quisiera. No tenía la fuerza de voluntad necesaria para decirle que no, o que parara. Dejó escapar algún que otro sonido de satisfacción mientras el mayor jugaba con él y sus sentidos.
Cuando un celular comenzó a sonar fue momento de dejar de soñar. Ambos se sobresaltaron como si alguien los hubiese descubierto. Aunque casi.
“Es Seungcheol, ya pasó más de una hora” Dijo rápidamente Jun antes de atender. “Hyung. Sí, sí, perdón. Ya estamos en camino. Adiós” Minghao todavía encima suyo se rehusaba a moverse. Más inconsciente que consciente. “Debemos irnos, Hao.”
Acarició su espalda una vez, dándole a entender que debía levantarse esta vez sin jugar. Ambos acomodaron todo rápidamente y se dirigieron a los dormitorios en silencio. Sus encuentros eran cada vez más frecuentes y apasionados. Minghao no entendía cómo Jun podía mantener la cabeza fría en aquellos momentos, cuando él simplemente estaba revolucionado al cien por ciento. Mientras caminaban, miraba al mayor de tanto en tanto, preguntándose si en algún momento Jun se dejaría llevar por completo. Y él como buen amigo, lo esperaría.
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Segundo Junhao, lloremos. Jamás creí tener tanta actividad hasta que me encontré con estos seres de luz. Benditas sean las personas que me inspiraron s escribir sobre ellos.
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Friends with benefits - Junhao
RomanceMinghao siempre iba a ser un amigo con una paciencia infinita.