Hoy No Hay Descanso.

37 5 3
                                    

Mi nombre es Jonathan sin distintivo alguno o como suelen decirme Johnny, llevo ya varios años en esta corporación,  sin más comienzo esta historia.
Esta tarde nos dirigimos a la base ubicada al norte de nuevo León, (omitiré municipios por seguridad) después de dar un servicio en la capital de este estado, somos Policía Estatal para aclarar, nos dirigíamos a descansar después de un día largo, circulando  por la carretera a Laredo de pronto visualizamos 2 camionetas con vidrios polarizados salir de una brecha a 2 kilómetros delante de nosotros  las cuales al ver nuestras unidades (2) comienzan a acelerar y rápidamente comienzan a alejarse, nuestro conductor y el comandante quienes van dentro de la unidad sospechan de esas camionetas y aceleran la unidad tratando de darles alcance.
Yo soy  uno más en la caja junto con dos compañeros más conformamos la tropa, uno de ellos Ricardo (rikis) originario de San Luis y Lucio (lobo) Originario de Toluca, y yo del distrito federal, así es este trabajo conoces a gente de un lugar que tal vez nunca visitaras, con tradiciones que tal vez nunca conocerás, pero ahí estábamos los tres en la batea de aquella patrulla que iba aumentando la velocidad de 80km por hora a 100, 105, 110, dentro de la unidad el comandante dando indicaciones y el conductor que Solo se limita a escuchar.
Y así de pronto se inició una persecución, no es sorpresa en este estado y menos en este país, sólo pasaba por mi mente donde ibamos a parar esta vez, o cual sería el desenlace de este evento, mientras lobo ocupaba la posición de torre (el va parado en la plancha de la batea, viendo al frente, Rikis y yo sentados en la plancha), lobo nos gritaba tantas cosas pero por la velocidad el aire no permitía escuchar muy bien solo comprendía algunas palabras, el gritaba “ya mero, ya mero “, y si que ya mero, estábamos cerca de las camionetas que podía sentir que ya casi terminaba esta persecución Y de pronto se escucho aquel sonido que no quería oír, que sabía que ocurriría pero no quería.
Sonó un disparo, muy cerca, que mi instinto me hizo intentar bajar la cabeza, mis sentido se aceleraron y como por arte de magia escuchaba lo que decía el lobo, lo escuchaba y entendía, y así como sonó un estruendo lo siguieron otros tantos, algunos seguidos y otros no tanto, pero el lobo no hacía nada por repeler la agresión, solo  gritaba que aún no era tiempo, que estuviéramos atentos, y al no poder hacer mucho solo me limite a ver y escuchar, los disparos habían parado pero la persecución no, imagino que para este punto llevaríamos 4 minutos máximo desde que había iniciado pero parecía como una hora.
Ahora recuerdo que Ricardo no decía nada, me preocupaba ya que el siempre pedía un evento de relevancia, entiendo su silencio tal vez lo invadieron las emociones pero necesitábamos estár unidos y con los sentidos bien despiertos por lo cual le palpe el hombro y le grite, “todo bien” el solo acento con la cabeza, eso era señal que había despertado de su viaje astral, me imagino que es normal que en situaciones como esta tu mente te distraiga y no puedas poner atención aun que sea algo muy importante.
La unidad de apoyo que hiba con nosotros comenzó a disminuir su velocidad y a la velocidad que hibamos nosotros ellos se estaban quedando muy atrás, comenzamos a patear el piso de la batea para que escuchara el conductor pero era inútil no se oía, y creo que ni cuenta se habían dado de que ya hibamos solos, de pronto se escucho un derrape muy largo obviamente no éramos nosotros, me asome por encima de la cabina y una camioneta de las que perseguíamos había perdido el control, giraba por el asfalto parecía que no se detendría ya que giraba muy rápido, tuvimos que detenernos, mientras la segunda camioneta o mejor dicho la primera, la que hiba a delante se escapaba, nos paramos frente a la camioneta y descendimos de nuestra unidad, había cuatro personas dentro no sabia si vivas o muertas, se veían heridas muy heridas, y también había armas una por persona de alto poder, pero eso no era todo también vestían tipo militar algo que es tan común entre esos grupos, pero no era lo impresionante, lo impresionante fue ver a las personas, cuando me percate que el que conducía no tenia ni 18 años siendo el más grande que se veía, imaginen los otros 3, desgraciadamente o afortunadamente no murieron, se realizó la detención correspondiente, y fue sin usar la fuerza de nosotros.
Pero aquel día ver a esos niños por que no es otra cosa más que eso, fue algo duro y difícil de creer, el descanso tuvo que esperar aquel día.
La patrulla de apoyo que se había quedado atrás igual sufrió una falla mecánica, nos alcanzó casi inmediatamente del accidente.
Johnny…

No hay descanso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora